No están muy finos en FAES, o así lo parece, a juzgar por la pifia de uno de sus representantes, Guillermo Hirschfeld, coordinador de Programas para Iberoamérica, al acudir como ponente a una mesa sobre las próximas elecciones en Venezuela. El coloquio se celebró el martes 7 de febrero, en la sede de Casa de América.
El evento en sí, que forma parte del programa Tribuna Americana, parecía un coloquio común y corriente, de no ser por el marcado acento pro-chavista que tenía, a juzgar por el nutrido auditorio simpatizante con el Gobierno del presidente Hugo Chávez y la total ausencia de un ponente venezolano entre los convocados.
En la mesa, compartieron junto a Hirschfeld el editor de la revista Letras Libres Ramón González Férriz, tan atrapado como Hirschfeld en lo que parecía un circo romano, y el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Marcos Roitman, quien además de dar rienda suelta a un discurso agresivo y lleno de insultos contra Hirschfeld -a quien llamó "idiota social" sin que el moderador, Ricardo Añino, interviniese para matizar las agresiones entre uno y otro- no tuvo empacho alguno en calentar a un público que iba a más.
Los asistentes no sólo se limitaron a dar vítores a un vociferante Roitman o a censurar con voces de anti-democrático a Hirschfeld por su evidente desacuerdo con el catedrático, sino que al final del acto impedían a aquellos que no pudieron exponer sus inquietudes -las preguntas a viva voz estaban prohibidas- pudieran exponer su punto de vista contrario a algunos de los ponentes.
Resulta curioso, entonces, que FAES haya decidido entrar al trapo de semejante encerrona. Y si bien es cierto, Hirschfeld dominaba las cifras y el tema, lo que no pudo controlar fue el sustrato político de un auditorio que le era adverso y que lo colocó en una incómoda situación.
FAES necesita tiempo para reajustarse. Desde que Mariano Rajoy comenzó a fichar buena parte del equipo para su gobierno, comenzando por Jaime García Legaz como Secretario de Estado de Comercio, o a la actual ministra Ana Mato, hasta la partida de Pilar Marcos, responsable de la editorial de FAES, que dejó la fundación para integrarse en el equipo formado por Ana Botella, la plantilla de la Fundación parece tocada por sus ausencias y necesita todavía ajustarse a los cambios.