La Universidad pública se aprieta el cinturón y dependerá menos de las ayudas de las comunidades autónomas y un poco más de lo que abonen los alumnos a la hora de pagar las tasas, masters y matrículas de los repetidores. El ministro de Educación ha puesto sobre la mesa una nueva horquilla que cada autonomía podrá modular, dándoles así un margen de maniobra. Actualmente, los alumnos universitarios pagan el 15 por ciento de lo que cuesta la matrícula, a partir del viernes, las Comunidades podrán cambiar ese 15 por ciento por un 25 por ciento, esto es, la cuarta parte de la misma. Así, los actuales 1.000 euros de media por curso, se convertirán en unos 1.660 en aquellas autonomías que vayan al máximo permitido. La misma variación sufrirán los master habilitantes, aquellos imprescindibles para ejercer la profesión, mientras que por los voluntarios, el estudiante deberá costear el 40 por ciento del mismo.
Además, los malos estudiantes universitarios que lleguen a cuarta convocatoria sin aprobar la asignatura se quedan sin ningún tipo de ayuda pública. Tampoco las recibirán los extranjeros no comunitarios que quieran venir a estudiar a España. Las directivas comunitarias obligan a acoger a los estudiantes de la Unión Europea en las mismas condiciones que los españoles, pero no así al resto. Para el Ministerio éste puede servir de elemento disuasorio de modo que sólo vengan a España estudiantes realmente interesados en cursar sus estudios aquí y no por otras cuestiones extra educativas, quizá las mismas que explican que nuestro país, sin ninguna universidad entre las 150 mejores del mundo es, sin embargo, el destino más solicitado por los estudiantes de la beca Erasmus, esto sí, comunitarios.
José Ignacio Wert ha reunido la Conferencia General de Política Universitaria con la que pactar el penúltimo paquete de ajustes que haga posible el recorte de 3.000 millones de euros que hoy aprobará el Consejo de Ministros. Pero a esas cifras no se llega solo subiendo las tasas. Habrá también una reorganización del mapa universitario que impida que los grupos de estudiantes sean menores de 50 alumnos, puesto que encarce aún más la plaza universitaria. Fuentes de Educación destacaron que "en algunas carreras encontramos que hay más profesores que estudiantes". En la primaria y secundaria se ha optado por aumentar un 20 por ciento la ratio alumno-clase y en el caso de la enseñanza universitaria lo que se hará es poner un mínimo de 50 alumnos por aula.
Las nuevas medidas serán de aplicación para los nuevos estudiantes que accedan a la Universidad, no así a los que ya estén cursando sus estudios. En España hay 29 universidades privadas y 50 públicas, que acogen a un millón y medio de estudiantes. Sin embargo, hay un 30 por ciento de universitarios que abandonan los estudios.