Los abogados de los dos CDR (Comités de Defensa de la República) que declararon durante horas ante la Guardia Civil y luego en el Juzgado han presentado sendos escritos de queja ante el Colegio de Abogados de Madrid. Según informan a Vozpópuli fuentes jurídicas, protestan de forma oficial de que la Guardia Civil les impidió acceder a sus ahora clientes y por ello tuvieron que declarar asistidos por abogados de oficio.
Fuentes de la defensa de los detenidos confirman la presentación de estos escritos y afirman que con ello se abre una vía para pedir la nulidad de las declaraciones prestadas por los arrestados Jordi Ros Solá y Ferran Jolís Guardiola. Son los dos únicos que ingresaron en prisión sin haber sido asistidos por los abogados de su confianza.
Estas quejas se presentaron ante el departamento de Defensa de la Abogacía del Colegio de Abogados. El procedimiento habitual es que responda emitiendo un informe con el que da o quita la razón a la reclamación. Fuentes jurídicas consultadas a este respecto, opinan que la queja de estos dos abogados tiene pocas opciones de prosperar. Añaden, además, que la vía más adecuada sería haber acudido a través de los Servicios Jurídicos presentando un escrito de amparo.
Hablarán con los encarcelados
El primer paso ha sido la presentación de estos escritos, lo siguiente será hablar con los dos CDR -ya encarcelados en Soto del Real (Madrid)- para que les aclaren qué pasó entre su arresto y la puesta a disposición judicial. A partir de ahí, estudiarán si adoptan nuevas acciones con el espíritu de lograr la nulidad de las declaraciones.
Al momento de escribir esta información, las fuentes consultadas indican que no habían hablado todavía con los acusados, en prisión por integrar presuntamente un grupo terrorista. “Es de primero de Derecho que no se declara ante la Guardia Civil y menos cuando una causa está secreta”, dicen estas fuentes. Ros y Jolís admitieron la compra de materiales para la fabricación de explosivos. No obstante, quisieron dejar claro que su objetivo era realizar sabotajes, pero no atentados para causar víctimas, según fuentes de la investigación.
Desde la Guardia Civil indican a este periódico que los siete detenidos no estuvieron incomunicados en ningún momento durante su estancia en la Comandancia de Tres Cantos a donde fueron trasladados tras ser arrestados en distintas localidades de Cataluña el lunes 23 de septiembre. “Siempre tuvieron acceso a sus abogados”, sostienen desde el Instituto Armado.
Quisieron mantener a los abogados de oficio
Fuentes de la Audiencia Nacional confirman este extremo y van más allá: hasta en dos ocasiones la autoridad judicial preguntó a los detenidos si querían mantener los abogados de oficio y las dos veces dijeron que sí. La primera fue el miércoles por la noche, después de que las familias de estos dos detenidos solicitaran un habeas corpus -procedimiento que exige pasar de forma inmediata ante el juez-. La segunda fue a la mañana siguiente, ya en su testimonio ante el juez Manuel García-Castellón, que horas después les envió a prisión como al resto.
Las fuentes jurídicas consultadas precisan que los letrados de Ros y Jolís presentaron su escrito de queja ante el Colegio de Abogados de Madrid el miércoles 25 de septiembre. Los dos escritos coinciden. Explican que los familiares de los detenidos acudieron a ellos horas después de los arrestos para contratar sus servicios. Actos seguido, ellos se pusieron en contacto con la Guardia Civil para comunicar su condición de abogados. Realizaron varias llamadas tanto al cuartel del Barcelona como la Comandancia de Madrid en Tres Cantos.
El martes, poco después de la hora de comer, la Guardia Civil le llamó a ambos letrados y les informó de que sus clientes estaban declarando con abogados de oficio. Ros habló ante los agentes desde las 14.30 horas hasta las 21. Jolís hizo lo propio desde las 23 horas de ese martes hasta las 6 de la madrugada del miércoles.
Apenas tres días después de ingresar en la cárcel, la agencia Europa Press informó de que tanto Jolís como Ros habían prescindido de sus abogados de oficio y se habían sumado a la defensa conjunta con los mismos abogados del resto.