En las pasadas elecciones, Ciudadanos presentó candidaturas en 45 municipios madrileños y obtuvo representación en todos ellos, salvo en San Martín de Valdeiglesias. En total, la formación naranja se hizo con 137 concejales. Pero de todos ellos, tan sólo cinco -un 3,6%- fueron elegidos a través de primarias oficiales, tal y como se entienden en los estatutos del partido.
Para el resto de candidaturas no se organizaron votaciones siguiendo los criterios que marca el reglamento interno de C's, dado que éste, en sus disposiciones generales, no obliga a convocar comicios internos en aquellas circunscripciones electorales con menos de 150 afiliados. Por eso, en Madrid ciudad sí que se celebraron primarias, ya que su agrupación cuenta con más de 1.000 militantes.
Las cinco personas que pueden presumir de primarias pertenecen a la lista que concurrió al Ayuntamiento de Madrid, donde C's logró siete ediles. Los dos últimos -número seis y siete- fueron designados 'a dedo' porque el partido sólo exige establecer primarias para los cinco primeras posiciones. "Será responsabilidad del Comité Ejecutivo completar la lista en los puestos del sexto en adelante", dice el texto en su artículo 1.
Incluso sobre las primarias de Madrid ciudad existen dudas: un sector denunció trato de favor por parte de la dirección
Pero incluso sobre estas votaciones existen sospechas de irregularidad. De hecho, el sector crítico habló de "pucherazo" y denunció en su día trato de favor por parte de la Junta Directiva, a quien se le reprocha no haber permanecido neutral en el proceso y promover la candidatura oficialista de Begoña Villacís.
Sin embargo, la dirección, integrada por Miguel Gutiérrez y César Zafra, reaccionó con mano de hierro y no dudó en expulsar del partido a las voces disidentes. Asimismo, el sistema de votación fue telemático, sin ninguna auditoría externa vigilante, por lo que el Comité de Garantías no puede certificar que no se cometieran manipulaciones.
Primarias de "andar por casa"
Allí donde no se celebraron primarias oficiales existen casos en los que sí hubo votaciones. "De andar por casa y chapuceras, meros apaños y soluciones de compromiso", describe un antiguo militante. Las fórmulas son diversas: en muchos municipios se realizaron consultas a mano alzada; se presentaron listas de consenso con el visto bueno posterior de César Zafra, coordinador de C's Madrid; o se constituyeron asambleas para elegir candidatos pero sin cumplir con lo fijado en el reglamento. "Estos procesos también son primarias. Siempre hemos dejado libertad a los afiliados, basándonos en la filosofía que promueve el partido", defiende Zafra en declaraciones a Vozpópuli, quien considera igual de democráticos estos modelos que los utilizados para la capital o la Comunidad.
Las voces críticas piden mejorar el reglamento interno y aprender de los errores cometidos
En varias localidades únicamente concurría una candidatura, por lo que la elección se realizó de manera consensuada y por acuerdo de sus integrantes, como ocurrió en Torres de Alameda o Fuenlabrada. En Móstoles, los líos internos, con cruce de acusaciones incluido, impidieron sacar adelante una lista. Y también hubo polémica en Getafe, donde la dirección montó una gestora tras detectar seguidores de Falange en la agrupación. Al final, se cancelaron las primarias y la junta diseñó a su gusto una candidatura integrada por personas que no tenían demasiada relación con la ciudad.
"La dirección ha aupado a los oficialistas y a sus personas de confianza", señala un simpatizante, a quien no le sorprende que se den casos como el de Algete, donde Alejandro Gutiérrez Vivas, hermano de Miguel Gutiérrez -miembro de la Junta Directiva-, fuera el cabeza de lista. "No podemos dar lecciones de democracia interna a otros partidos", lamenta.
Mejorar el reglamento
Junto con la de Andalucía, la agrupación de Madrid es una de las más importantes de España. Y su electorado puede ser clave de cara a las generales. En este sentido, y con la vista puesta en las próximas elecciones legislativas, la corriente crítica ha pedido mejorar el reglamento y aprender de los errores cometidos en el pasado. Para ello proponen un decálogo que plantea distintas medidas: no exigir avales, que haya listas abiertas, disponibilidad del censo, que el voto sea presencial y no telemático o que la dirección no exprese de forma pública sus preferencias porque podría viciar el proceso, entre otros puntos.