En uno de sus peores debates de los últimos tiempos –fue noqueada por toda la oposición, empezando alguien tan cándido como el socialista Jaime Lissavetsky, aunque luego se repuso-, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella Serrano, armó ayer un discurso pedestre y lleno de perlas del que salió peor de lo que entró. Tenía lugar el Debate Sobre el Estado de la Ciudad, y la regidora, hecha un manojo, repasó las medidas de ajuste adoptadas y por adoptar, la economía de la ciudad, las perspectivas, los servicios, el urbanismo, las propuestas al Gobierno Central, la seguridad, los vecinos, el tráfico, los impuestos, el Samur y lo que hiciera falta. Y el discurso terminó con Madrid2020.
Primero atacó a los detractores del objetivo olímpico. “Frente a quienes creen que el proyecto no aporta beneficios visibles y a corto plazo”, empezó, “quiero recordar que las candidaturas de Madrid 2012 y 2016 tuvieron un enorme impacto en la promoción internacional de Madrid”. Ahí Botella obvió el impacto económico: solo la Caja Mágica, incluida en la sociedad Madrid Espacios y Congresos, costó casi 300 millones de euros a cargo del erario municipal. La promoción de 2020 ronda los 15 millones; la de 2016, casi 17 millones… Madrid, cuya deuda de más de 6.000 millones de euros es la más elevada de España, vende que tiene ya construido el 80% de su infraestructura. Y eso tiene, o tuvo, un coste.
Botella no se quedó ahí. “Hemos alcanzado audiencias a las que no hubiéramos llegado sin una gran inversión publicitaria”. Efectivamente, el Consistorio gastó 122 millones de euros en publicidad institucional entre 2005 y 2007, la misma cantidad que dedicaron en ese periodo Sevilla, Barcelona, Valencia, Málaga y Zaragoza juntas.
El Consistorio gastó 122 millones de euros en publicidad institucional entre 2005 y 2007, lo mismo que Sevilla, Barcelona, Valencia, Málaga y Zaragoza juntas
La alcaldesa comunicó la connivencia del Gobierno Central con la ciudad aspirante. “Hoy puedo anunciar que contamos más que nunca con el aval del Gobierno de la Nación, que va a declarar nuestra candidatura como evento de especial interés, con las medidas tributarias que ello conlleva y que van a favorecer las aportaciones privadas a nuestra promoción de aquí a septiembre de 2013” –cuando se dirimirá en Buenos Aires la ciudad ganadora-.
Se notó el pesado legado de Ruiz-Gallardón en la administración de la mujer de José María Aznar, que tuvo otras lindezas memorables: dudosas palabras sobre la austeridad “que iniciamos en 2008”, una poco clara reforma “que permita a los ayuntamientos compensar de forma más justa el coste de los servicios municipales generados por la ocupación y explotación del espacio público”; e incluso una disposición de 200 viviendas municipales para familias desahuciadas.
El portavoz de IU, Ángel Pérez, celebró la última propuesta, aunque la desmontó de inmediato: “En Madrid se producen 500 desahucios al mes”. Y cargó, aunque con finura: “El suyo es un Gobierno que no puede gobernar porque no tiene recursos. Más me gustaría a mí hacer oposición porque ustedes hicieran algo. Podemos venir a hablar de un par de medidas sueltas o de intenciones, pero todo lo demás es política de recortes”. Tras confundir Asturias con Andalucía, Botella se refirió a la segunda región para responderle. “Me gustaría que el Gobierno tripartito… de dos partidos de Andalucía tuviera éxito, ojalá tuviera formulas que pudiéramos copiar”.
Hasta Jaime Lissavetsky se puso bravucón, algo raro en él: “Se le nota que no se prepara sus intervenciones, le reto a un debate sin papeles cómo, dónde y cuándo quiera”.