Según fuentes de la Guardia Civil, los servicios sociales de Algarinejo avisaron a primera hora del pasado 26 de abril de que un anciano del pueblo, que además recibe ayuda domiciliaria, no le abría la puerta a su cuidadora. Se activó en consecuencia la alarma porque el hombre no parecía estar en su casa, según se podía ver desde fuera. Había hecho la cama y dejado la medicación en la mesilla de noche.
La Guardia Civil se puso en contacto con unos familiares para que les dejaran abrir la puerta de su domicilio por la fuerza. Una vez autorizados, los agentes forzaron la puerta y se confirmaron las sospechas: allí no había nadie. En el patio sí encontraron el bastón que utilizaba para andar y la cuidadora -que había ido a visitarle dos días antes- les dijo que era muy raro que se hubiera ido sin él.
Al asomarse a la alambrada que separa del domicilio de un barranco, uno de los guardias civiles escuchó una voz muy tenue al fondo, y poco después otra que decía: «¡Aquí!». Rápidamente, descendieron hasta el lugar y encontraron al anciano consciente, aunque algo desorientado, magullado, con hipotermia y con heridas en los pies y las manos. Les dijo a sus rescatadores que llevaba dos días allí gritando pidiendo ayuda.
El anciano había caído desde su domicilio por una ladera de unos 40 metros de altura, según ha explicado la Guardia Civil, que ha detallado que los rescatadores tuvieron que dar un rodeo de unos 300 metros por un camino en pendiente lleno de maleza y zarzas para poder llegar hasta él.
La Guardia Civil de Algarinejo y algunos vecinos de la localidad subieron al anciano con una camilla hasta la ambulancia. Los servicios médicos, tras reconocer al nonagenario, decidieron que fuera trasladado hasta el hospital del Parque Tecnológico de la Salud (PTS) de Granada, donde se recupera.