Andalucía

La reapertura de la mina de Aználcollar entierra el mayor desastre ambiental en Andalucía

La reconstrucción de la mina comenzará en 2025 tras ocho de años de dilaciones y escollos administrativos

Aznalcóllar “vuelve a latir”, nos cuenta exultante el alcalde de la localidad sevillana, Juan José Fernández en el stand de Minas Los Frailes, del Salón Internacional de la Minería, el Mining and Minerals Hall (MMH). Hace 26 años, la quiebra de una balsa provocó un dantesco vertido de lodos contaminantes que llegaron a las puertas del Parque de Doñana

La tragedia de la empresa Bolidén contaminó el río Guadiamar con seis millones de metros cúbicos que se expandieron en unas 6.000 hectáreas. El considerado como mayor accidente contaminante de la historia de Europa Occidental sepultó también la pervivencia económica de Aznalcóllar (6.081 habitantes), localidad que siempre vivió de la mina. 

Pero la espera termina para un pueblo que, nos dicen desde su Ayuntamiento, no ha dejado de perder población en el último cuarto de siglo. El consejero de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, Jorge Paradela, habla de un proceso “inminente” consultado por la reapertura de la mina. Tras numerosos escollos en el camino, se espera que toda la tramitación ambiental permita que Minera Los Frailes comience la actividad en 2025. 

El proceso de admisión de trámites de audiencia, algo así como las alegaciones al proyecto concluirá esta semana. Tras meses de dilaciones, el proyecto contará con la autorización ambiental unificada (AAU) y la Consejería deberá aprobar el proyecto, algo que se espera suceda antes de fin de año. Sobre el terreno, que la mina vuelva estar operativa supone un cambio drástico para la provincia de Sevilla. 

“En nuestro pueblo tenemos que fletar autobuses para que nuestros jóvenes trabajen en la fresa en Huelva, la gente o se va o asume trabajos menos cualificados”, relata Fernández, el alcalde lleva ochos empujando por que la mina vuelve a operar y deje atrás el tufo a pesadilla de hace un cuarto de siglo, “vamos a tener una minería del primer mundo que ha pasado todos los trámites de sostenibilidad gracias a mejores tecnologías”. 

La oportunidad de futuro que siempre ha estado ahí

Desde la empresa Los Frailes prefieren mostrarse más cautos, la nueva mina será distinta. Los lodos quedarán en el interior de la mina, en su construcción se empleará a cerca de 2.000 personas. El paisaje también cambiará. La balsa donde se acumularon los lodos vertidos avoca aún a la región con la pesadilla del desastre de Bolidén. La acumulación de lodos líquidos será gestionada con sistemas de depuración que harán posible que, poco a poco, desaparezca la balsa.  

Algo que no cambia en el norte de Sevilla, a pesar de la tecnología, es la extracción de cobre, plomo, zinc, plata y oro, los materiales de siempre. La faja pirítica ibérica que conecta a Huelva, Sevilla y Extremadura, en algunos materiales, la actividad andaluza llega a representar el 90% del PIB minero nacional, con explotaciones como Cobre las Cruces, Matsa o Riotinto. 

Según cifras de la Junta de Andalucía, la minería genera en la comunidad 7.500 empleos directos, pero la industria paralela y de servicios al sector multiplica por 5 esta cantidad. No obstante, hay necesidad de buscar una mayor especialización y asegurar que la cadena de valor se integre en el territorio, dejar de ejercer una actividad extracción-exportación para asumir la manufactura y explotación de los minerales. 

La Junta de Andalucía, a través de Paradela, ha anunciado un nuevo paquete de ayudas por 40 millones de euros para "innovación industrial". Desde la Junta entienden que el nuevo Reglamento de Materias Primas Fundamentales es un tren al que hay que subir, ya que la región, con su tradición minera, calcula que tiene 22 de esas materias primas que Bruselas demanda en condiciones de extracción.

“Ese es el futuro que buscamos, desde el diseño a la extracción, la transformación, pero también en la gestión de una segunda vida de ese material”, dice Jesús Ignacio Crespo, responsable de Materias Primas de Comisiones Obreras, que destaca “los puntos en común que van unificándose” entre la actividad minera regulada y las exigencias medioambientales, que tradicionalmente se opone a esta actividad. 

Un síntoma de esta confluencia en el sector es el fortalecimiento de la cominería como un mercado emergente, se trata del uso de materiales que tradicionalmente se han desechado en la cadena de extracción, pero que ahora se desarrollan en busca de funciones que puedan prolongar el uso de los materiales y alimentar el concepto de economía circular. 

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