A veces la vida nos pone tesituras inimaginables tan solo unos meses antes. Esto es lo que le pasó a Pepe, a sus 60 años, este hombre se vio de la noche a la mañana durmiendo en la calle. Un día empezó a darse cuenta que sus llamadas no tenían respuesta, que su teléfono no sonaba y que no le quedaba ninguna puerta a la que llamar. "Le puede pasar a cualquiera, a mi me ha pasado", dice Pepe que de repente se encontró sin casa viviendo en la calle. Cuando llegó la noche se le ocurrió irse a la puerta de una iglesia y allí durmió.
Esta pesadilla para Pepe era sólo el principio. Para un hombre con una vida normal y con trabajo hasta entonces, no fue fácil adaptarse a la calle ”me da vergüenza pedir", asegura Pepe. Pese a vivir en la calle, seguía repartiendo su currículum, presentándose a ofertas de trabajo y buscando una salida que no llegaba.La edad, es un handicap que ha pesado mucho a la hora de encontrar empleo, aseguraba Pepe consciente de que sus 60 años no le han ayudado. "He ido a vacantes de trabajo donde cumplía todos los requisitos, he dejado el currículum y me han dado las gracias"… Pero nunca le han llamado.
Uno de los momentos más desagradables que vivió Pepe durante su periplo como sin techo, fue cuando acudió a un hotel de la localidad, para pedir usar el microondas para calentar un blister de comida precocinada que le habían dado y se lo negaron. Aunque también recuerda Pepe que un día mientras dormía junto a una iglesia muerta de frío alguien le puso sobre la mano un billete de cinco euros.
Pero todo no iba a ser malo, y la casualidad y la suerte, llevaron a Pepe a encontrarse con María, de la asociación 'El Vuelo de las Libélula'. Allí atendieron su caso y en apenas unos días consiguieron recaudar dinero suficiente para que pasara unos días en un hotel. Fueron varios días de lluvia en marzo, que Pepe veía a través de la ventana de su habitación.
La solidaridad de los vecinos de Benalmádena
Pepe no encuentra las palabras para dar las gracias, todas se le quedan pequeñas ante un gesto tan grande. Decenas de desconocidos llevan dos meses pagando el alojamiento en Benalmádena de este hombre de 60 años para que no duerma en la calle. "En la vida me lo hubiera imaginado".
Los vecinos de Benalmádena han mostrado su enorme solidaridad donando cerca de 800 euros para pagarle a Pepe un alojamiento la mitad del mes de marzo y ahora en abril han vuelto a hacerlo. Pepe ha pasado todo este mes en un apartamento turístico costeado por personas que ni siquiera conoce.
"Es difícil mantener la dignidad en la calle cuando ni siquiera te puedes lavar", dice Pepe, que ahora tiene su propio microondas y una casa con una cama donde pasar cada una de sus noches. Sin embargo, dentro de su cabeza siguen estando todas esas puertas de iglesia, bancos y portales donde durmió a la intemperie, donde pasó frío y hambre y se despertaba cada mañana sin un baño
Por eso, Pepe colabora ahora con la asociación de 'El Vuelo de las Libélulas' para devolverle la dignidad a todas esas personas que, como él, un día no encontraron una mano amiga que les ayudase a salir de un banco al raso.