Barcelona se detenía a cada campanada. Gente en los balcones. Gente en la puerta de los negocios. Gente a media calle. Todos en silencio. "Un minuto, por los caídos". Algunos tardaban un poco más en comprender, quizás por cuestiones del idioma. Pero al final se detenían y una vez terminado el minuto: los aplausos.
"Deberíamos cerrar e ir a la plaza. Aunque sea ponernos a la puerta, a modo de protesta. Esto no está bien", decía la cajera a una de sus compañeras de la panadería. Desde su lugar de trabajo, se veía a la gente pasar rumbo a la Plaza Cataluña, donde aguardaba un cordón de la Policía Urbana y los Mossos d'Esquadra. Gente con banderas de diferentes nacionalidades. Gente con rosas.
A unos cuantos metros, donde tuvo lugar este jueves el atentado que dejó a 13 muertos y decenas de heridos, las rosas reposaban junto a velas e imágenes conmemorativas. Los aplausos se repetían; los cantos también: "Viva la tolerancia cero contra el odio y el miedo".
Al encuentro han asistido locales y turistas, sin importar raza o credo. "Yo he nacido aquí. Mis padres son de origen paquistaní. Soy musulmán. Soy creyente. Y hoy es un día de rezo", decía Essan vestido de blanco y con cartel en mano. "Hoy todos estamos de luto, porque han atentado en un sitio que es público donde hay culturas diferentes y vive gente diferente. Esta gente no tiene nada que ver con lo que somos, con nuestra religión", insistía el hombre en medio de la multitud que a las 12.30h se encontraba frente al Liceu.
"Esto es terrorismo contra los humanos. El motivo de estar aquí es ese el pésame a todas las familias, que son de nacionalidades diferentes. Queremos apoyar a las víctimas y a todos los ciudadanos. Y recordar que sufrimos igual que ellos. Somos víctimas también", añadía antes de seguir a la marea de gente que atravesaba Las Ramblas.
"La vida tiene que seguir"
Para otros, el modo de protestar era abrir sus negocios. "La vida tiene que seguir. Tenemos que demostrar que no tenemos miedo. Tenemos que demostrar a esta gente que no nos van a quitar nada", explicaba Paco Vela, uno de los trabajadores del quiosco que se ubica a escasos metros de donde sucedió el atropello.