Bárcenas estuvo en las sentinas de la tesorería del PP durante más de quince años, hasta que en 2009 Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal le retiraron la confianza. Correa aprovechó su proximidad al partido para amasar una auténtica fortuna entre los años 2000 y 2008 y Álvarez Cascos fue primero secretario general en Génova, 13, después vicepresidente del Gobierno y más tarde titular de Fomento durante la época en la que tanto Bárcenas como Correa, camparon por sus respetos. Es un trío que trabajó en las cocinas del partido y que ahora inspira temor porque se le considera capaz de extender la mancha de la trama Gürtel más allá del perímetro que la investigación judicial ha dibujado en torno a personajes de la picaresca como “El Bigotes” o “El albondiguilla”.
Se trata de un trío que trabajó en las cocinas del partido y que ahora inspira temor por su capacidad para extender la mancha de la trama Gürtel más allá de lo conocido
La respuesta improvisada que el PP dio a finales de la semana pasada a la amenaza de Bárcenas de tirar de la manta si se le dejaba sin blindaje político frente a la investigación abierta por la Audiencia Nacional, consistió en salvar las figuras de Javier Arenas y de Ángel Acebes de toda sospecha. Los dos convivieron desde la vicesecretaría y la secretaria general largo tiempo con Bárcenas como tesorero, al igual que pasó con Cascos entre 1989 y 1999. Sin embargo, para este último Mariano Rajoy no tuvo ni siquiera una mención en la intermunicipal de Almería, un gesto que fuentes del PP relacionan con la existencia de abundante documentación que le relaciona con la trama Gürtel.
Consciente de que la lupa puede terminar colocándose sobre su gestión en el partido y sus enredos en el Gobierno, pues numerosas fuentes fijan el inicio del pago de los sobresueldos en su etapa como secretario general, Cascos se asomó ayer a los medios para advertir de que conserva “soporte documental” de las retribuciones que él percibió durante el tiempo que estuvo al frente de la maquinaria de Génova. En el PP se conoce también de sobra que fue uno de los dirigentes que más intimó con Bárcenas e incluso hay quien describe con pelos y señales reuniones, a las que también se sumó Francisco Correa cuando Cascos era responsable de Fomento, en las que se abordaron operaciones que se enmarcan dentro de la trama Gürtel. Vozpópuli intentó contactar ayer sin fortuna con Cascos tanto en su móvil como en el de su despacho del Foro Asturias para contrastar estas versiones.
El temor a que Cascos, si se siente cercado, intente extender la sombra de la trama de Correa más allá de lo que hasta ahora se conoce de la investigación judicial, ha llevado a la cúpula del PP a ganar tiempo para tomarle la temperatura. De esta estrategia deriva el anuncio hecho ayer por María Dolores de Cospedal de abrir una investigación interna sobre las cuentas del partido, que conducirá la actual tesorera, y de acudir con posterioridad a una auditora externa “independiente”. Es evidente que el equipo de confianza de Mariano Rajoy ha decidido dosificar sus decisiones ante un escándalo que puede derivar “en un auténtico serial” y en “una tortura mediática”, aseguran fuentes del PP, ante la complejidad de gestionar futuras filtraciones que pueden nacer del sentimiento de soledad del trio mencionado y también de la batalla interna que siguen librando dentro de la organización aquellos sectores que vieron perdida la batalla contra el actual presidente del Gobierno en 2008.
Una cosa es el pago de gratificaciones a ex dirigentes del partido y otra el cobro de sobresueldos por quienes fueron conectados por la red Gürtel, se afirma en las filas del PP
“Una cosa es que el alboroto acabe ahogándose en el pago de determinadas gratificaciones a ex dirigentes y parlamentarios del partido, costumbre que existe en el PP desde los tiempos de Manuel Fraga, y otra bien distinta que termine detonando con el cobro de generosos sobresueldos por parte de quienes fueron conectados por la red Gürtel para facilitar, mediante simples llamadas telefónicas, contratos millonarios en las tres administraciones”, aseguran quienes conocen bien por dentro la maquinaria de Génova y están muy al tanto de la onda expansiva a la que puede abocar la explosión de la bomba que la indagación de la Audiencia Nacional ha instalado en el corazón de Génova.