La nueva etapa de Ione Belarra al mando de Podemos arranca de la misma manera en la que concluyó la de Pablo Iglesias. Fuentes del partido morado explican que Belarra está preparando los nombramientos del nuevo Consejo Ciudadano de Podemos, es decir, la ejecutiva de la formación, y que de momento no figuran miembros de las corrientes críticas que le disputaron el liderazgo en el último congreso. Por lo menos, no se integrará nadie del grupo de Fernando Barredo, que es quien más se ha enfrentado a Belarra.
Hasta Vistalegre II, el Consejo Ciudadano de Podemos tenía un aspecto más transversal, puesto que estaba formado por las varias familias internas y con proporcionalidad. Después de enero de 2019, cuando Errejón se sumó a Más Madrid de la exalcaldesa Manuela Carmena y se abrió el cisma interno, Iglesias afianzó una ejecutiva solo de fieles. Los pocos críticos o no alineados que quedaban fueron progresivamente apartados, hasta rematar la operación en el último congreso virtual del año pasado, cuando se cambió también el código ético.
"Construir un nuevo Podemos"
Belarra prometió antes de ser nombrada secretaria general “construir un nuevo Podemos”, que sea “más colectivo” y que “represente una España que es mucho más que Madrid”. Una de sus prioridades es reactivar los círculos y recuperar músculo a nivel de militancia. Podemos es un partido debilitado y que afronta una dinámica muy peligrosa de desaparición territorial. Por ello, fuentes del partido morado mantienen que una de las primeras acciones de la secretaria general será dar una gira por el territorio nacional para aclarar la situación de las alianzas y de los dirigentes locales.
Sin embargo, a nivel nacional, Belarra ha decidido seguir el modelo de partido cerrado de Iglesias, y prepara una dirección sin miembros de las pocas corrientes críticas que quedan. “Ni siquiera el PCUS de Stalin”, comentan con cierta ironía en la formación morada, donde a nadie se le escapa que a nivel de liderazgo Belarra tiene todavía que demostrar mucho.
Todos los miembros de la futura dirección, según se está perfilando en estas horas, pertenecen a la lista de Belarra del pasado congreso del 12 y 13 de junio. La nueva secretaria superó a sus contrincantes con casi el 89% de votos, pero marcó el récord negativo de participación: algo más de 50.000 votos (de un total de 138.000 afiliados “activos”).
Un partido sin cuadros
Las otras dos corrientes, lideradas por Fernando Barredo y Esteban Tettamanti, cosecharon respectivamente un 2,2% y un 1,9%. Se trata de números casi simbólicos, pero que Belarra podía reconocer incluyendo a algún crítico en su ejecutiva. “Aunque fuera de cara a la opinión pública”, comentan algunos en el partido morado. Para otros miembros, la decisión de Belarra de diseñar una directiva formada únicamente por personas de confianza revela la escasez de cuadros del partido. “No hay nadie más que no sea de la lista de Belarra”, zanjan. "No entra nadie", comentan desde las filas de las corrientes críticas.
La decisión que se conoció el pasado lunes de que Lilith Verstrynge pasará a ocupar el cargo de Organización sorprendió en la formación. Verstrynge ha sido relacionada con Pablo Iglesias después de que él la eligiera para su equipo en la vicepresidencia. Pero ahora ha entrado a formar parte del círculo más estrecho de Irene Montero e Ione Belarra. Su nombramiento desmiente los rumores que apuntaban a otras candidatas, como Idoia Villanueva y hasta Isa Serra, para la difícil tarea de secretaria de Organización.
No obstante, todo apunta a que Belarra ofrecerá a sus afines otras secretarias relevantes en el partido. También aparecen en el listado de las elegidas otras dirigentes como Noelia Vera y Sofía Castañón, todas representantes del núcleo de amistades de Montero y Belarra. En este sentido, la “nueva etapa” de la lideresa de Podemos se parece y mucho a la última fase del pablismo.