El Ayuntamiento de Calvià ha aprobado este jueves tres normas para combatir los mayores problemas que dañan la imagen turística del municipio: el "balconing", los abusos en las rutas etílicas o "pub crawling" y el consumo de alcohol en grupo en la calle, aunque para evitar esto último aún no habrá multas. Los cambios, aprobados por unanimidad en el último pleno de la legislatura, afectan a tres ordenanzas municipales distintas y entrarán en vigor el próximo 9 de junio.
Entre lo acordado figuran varios cambios en la Ordenanza Municipal de Policía y Buen Gobierno orientados sobre todo a que no haya multitudes alcoholizadas por la vía pública y a evitar el llamado "balconing", que se considerará falta grave y podrá ser multado con cantidades que van desde los 750 a 1.500 euros. La ley prohíbe expresamente consumir alcohol en grupo generando ruidos y molestias, "en especial" entre las 22:00 y las 08:00 horas, y también la venta y distribución de bebidas alcohólicas desde la medianoche a las 08:00 de la mañana.
La decisión de prohibir "el consumo, suministro y distribución generalizada" de alcohol en espacios públicos se ha adoptado tras la proliferación de imágenes de turistas borrachos a cualquier hora del día en Punta Ballena y Magaluf, pero uno de los responsables del cambio normativo, el jefe de área de Comercio y Actividades del Ayuntamiento, Joan Feliu, puntualiza que por ahora no habrá multas. "Erradicar es complejo y ahora se trata básicamente de dar información y concienciación", explica sobre la norma que prohíbe las aglomeraciones en plena calle para beber, a la que por el momento se aplicará una moratoria cuya duración "dependerá de los resultados".
La nueva ordenanza prohíbe específicamente ir desnudo o sin camiseta por la calle salvo en primera línea
La "prohibición" de emborracharse queda en advertencia
De manera que la "prohibición" de emborracharse como hasta ahora hacen con impunidad los turistas, quedará por el momento en advertencia, y el Ayuntamiento lo complementará "con una campaña de información con los turoperadores, en los hoteles y a los guías y comercios", explica Feliu, que añade que habrá que esperar a lo que decida el próximo gobierno tras las elecciones del domingo. Sobre el "balconing", Feliu precisa que, propiamente dicho, consiste en lanzarse del balcón a la piscina y que en Calvià no ha habido ningún caso en los dos últimos años. "Lo que más ocurre aquí es gente que pasa de un balcón a otro en estado de ebriedad y se cae", explica.
Para evitarlo, el Ayuntamiento hace responsables a quienes lo practiquen o inciten a hacerlo, porque ponen en peligro su seguridad o la de terceros, "sin que pueda extenderse dicha responsabilidad" al establecimiento donde ocurra el hecho. El consistorio también ha modificado la ordenanza que aprobó el año pasado para regular las excursiones etílicas de bar en bar, de manera que endurece los requisitos a las empresas que ofrecen "pub crawling".
Para evitar abusos, cada empresa podrá organizar solo una excursión diaria (las había que hacían hasta tres turnos), al publicitarlo no se podrá incitar al consumo de alcohol ni a practicar "juegos sexuales" (como el ya popular "mamading") y además el máximo de participantes se reduce de 50 a 20. Para acabar con los desmadres que generaba esta práctica, ahora tampoco puede haber más de un grupo de "pub crawling" a la vez en un mismo establecimiento.
Otras novedades de buen gobierno respecto a la norma que se aprobó en 1991 son que la nueva ordenanza prohíbe específicamente ir desnudo o sin camiseta por la calle salvo en primera línea, "defecar, orinar o escupir" en parques y jardines y tirar "colillas, chicles, peladuras, papeles, plásticos, latas, envases, botellas o similares". Defecar en la calle será una infracción grave, que puede acarrear una multa de 750 a 1.500 euros.
Se añaden también normas de conducta que impiden el vandalismo y los destrozos en la calle y obligan a los organizadores de actos públicos culturales, lúdicos, festivos y deportivos a velar por evitar que se produzcan. Por último, el ayuntamiento también ha modificado la norma que regula la publicidad dinámica (el denominado "ticketing") reduciendo la presencia de las personas que reparten publicidad a un agente por cada 100 metros cuadrados de local, con 10 licencias como máximo para las discotecas, cuatro para los cafés concierto y dos para bares y restaurantes.
La filosofía del triple cambio normativo es optar por una relación sana entre turistas y vecinos. En palabras del responsable municipal, "el objetivo es conseguir que pueda convivir el desarrollo económico en unas condiciones razonables con los ciudadanos que viven en este entorno".