El Partido Popular ya no ve con los mismos ojos a Fidesz, el partido húngaro de Viktor Orban sobre el que se cierne la amenaza de la expulsión del Partido Popular Europeo (PPE). La formación de Pablo Casado asume como inevitable la salida de este polémico socio de la familia 'popular' cuando haya una votación a principios de 2021, según fuentes de Génova consultas por Vozpópuli.
En el fondo, la expulsión del partido de Orban no incomoda en la sede nacional del PP. Fidesz ha estrechado lazos con Vox en los últimos meses y Casado tiene ahora otra oportunidad para desmarcarse de la formación de Santiago Abascal.
El vicepresidente del Grupo Popular en la Eurocámara, el español Esteban González Pons, encuadró el pasado jueves a Fidesz dentro de la "extrema derecha" y anticipó que la formación de Orban abandonará el PPE "si no da un giro de 180 grados" de aquí a febrero, que es cuando se prevé que sea la asamblea política de los 'populares' europeos en la que se decidirá la permanencia o expulsión del partido húngaro.
Fidesz lleva casi dos años suspendido como miembro del PPE, concretamente desde marzo de 2019, pero la pandemia del coronavirus ha mantenido sin fecha la citada asamblea en la que se debatirá su expulsión definitiva. En ese cónclave se exige presencialidad, pues el voto es secreto, y las actuales restricciones sanitarias impiden este tipo de eventos multitudinarios.
En los últimos años, Casado se ha cuidado de no enemistarse con Orban. En septiembre de 2018, cuando todavía Vox no había entrado en las instituciones y él acababa de suceder a Mariano Rajoy, los eurodiputados españoles del PP se abstuvieron en el pleno del Parlamento Europeo en el que se decidió activar el proceso sancionador contra el Gobierno húngaro por amenazar el estado de Derecho.
El PPE dio en aquella ocasión libertad de voto a sus eurodiputados a instancias de su líder en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, quien votó a favor de la activación del artículo 7 del Tratado de la UE contra el país centroeuropeo por los casos de corrupción, las trabas a la independencia del poder judicial, las restricciones al derecho de asilo de los refugiados o la puesta en riesgo de la libertad de expresión e información.
El texto necesitaba sumar dos tercios de los votos emitidos y un mínimo de 376 apoyos -mayoría absoluta- para salir adelante y superó con creces el listón. Hubo 448 votos a favor, 197 en contra y 48 abstenciones, pero entre los abrumadores 'síes' no estuvieron los representantes del PP de Casado.
El voto sobre la suspensión
En marzo de 2019 se celebró la asamblea política del PPE en la que se decidió la suspensión de Fidesz como miembro de la familia política conservadora europea tras los ataques de Budapest al entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Esa votación la promovieron doce miembros del PPE de nueve países distintos, entre los que no estaba el PP de Casado. Pero en el momento de la votación, los representantes españoles se unieron a la mayoría. La decisión de suspender a Fidesz se tomó por 190 votos a favor y tres en contra.
El partido de Orban "cada vez más apoya su peso sobre el pie que tiene en la extrema derecha", según González Pons
Los eurodiputados españoles del PP hubieran votado lo mismo esta semana si el grupo del PPE en la Eurocámara hubiese sometido a votación la expulsión del jefe de la delegación de Fidesz, Tamas Deutsch, quien se despachó contra Weber con unas duras acusaciones en las que le equiparaba con la Gestapo nazi.
El partido de Orban había advertido que la salida de Deutsch implicaría que todos los eurodiputados de Fidesz abandonasen los escaños del PPE. Un escenario que hubiera dejado expedito el camino para la expulsión de este partido húngaro en la asamblea de los 'populares' europeos de febrero. Pero, al final, la sangre no llegó al río.
Deustch se salvó en el último instante de la guillotina con una carta en la que pidió perdón a Weber. En todo caso, el grupo del PPE publicó un comunicado en el que criticó al jefe de la delegación húngara y pidió a la familia política conservadora que tome una decisión sobre Fidesz "de forma inmediata cuando las condiciones sanitarias lo permitan".
"Mucho hartazgo"
Las fuentes consultadas por Vozpópuli subrayan que desde hace tiempo hay "mucho hartazgo" con el partido de Orban y que el PP de Casado prefiere soltar amarras con una formación que se encuentra "en el límite entre la extrema derecha y la democracia cristiana", en palabras de González Pons, y con los mismos tics euroescépticos que Vox.
"Digamos que tiene un pie en la extrema derecha y otro pie en la democracia cristiana. Cierto que cada vez más apoya su peso sobre el pie que tiene en la extrema derecha", apostilló el eurodiputado 'popular', quien defendió que expulsar a Fidesz tiene "la gran ventaja" de que el PPE se libraría de un incómodo socio que, por ejemplo, pone trabas al reparto de los fondos europeos por la pandemia.
Eso sí, existe una "desventaja" y es que Fidesz se iría al grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) en el que ya están Vox y los conservadores polacos de Ley y Justicia. Por eso, González Pons advirtió de las consecuencias de colocar a dos gobiernos -el de Polonia e Hungría- "en el grupo de la extrema derecha" y de esta forma "fortalecer" a la familia política de Vox cuando a los 'populares' no les "interesa" hacerlo.
El voto de febrero en la asamblea política del PPE será secreto, por lo que la incógnita del sentido final de la votación se mantendría hasta el final. Pero en lo que a los 'populares' españoles concierne, no soltarán lágrimas si el partido de Orban es finalmente expulsado.