El presidente de la Generalitat lo tiene casi todo pensado a la hora de intentar llevar el choque con el Estado al límite, como este martes se comprobará en el Congreso durante las intervenciones de los representantes del frente soberanista. Después del verano, una vez pasada la Diada que CiU aspira a convertir en “histórica”, la intención de Artur Mas es firmar el decreto de convocatoria del referéndum el mismo día en que el Parlament apruebe su ley de Consultas. El objetivo, admiten fuentes nacionalistas, es claro: restar margen temporal al Gobierno para que recurra la norma al Constitucional y, también, estrechar al máximo el calendario del que dispondrá el alto Tribunal para impedir que el referéndum se celebre.
En el momento en que Artur Mas decidió poner fecha y preguntas al referéndum soberanista para no romper con Esquerra y permitir que le apoyara los Presupuestos de 2014, la línea de diálogo que venía manteniendo hasta las Navidades con Mariano Rajoy quedó interrumpida. En Moncloa se tomó buena nota de ello: el presidente de la Generalitat era alguien en quien no se podía confiar, puesto que había optado por tomar, sin previo aviso, “decisiones unilaterales”.
Mas busca colocar al Constitucional en apuros dejándole sin tiempo para tumbar la ley de Consultas que aprobará el Parlament
Desde entonces, Mas ha utilizado a varios enviados especiales para trasladar a La Moncloa que quiere hablar, que necesita un gesto que le saque del callejón de difícil salida en el que se ha metido, un resorte al que amarrarse para reencauzar su plan soberanista sin que la calle y su propio electorado le desborden. El Gobierno se ha dejado querer y ha recibido durante los últimos meses mensajes en esta dirección por parte de Josep Antoni Duran i Lleida y también de la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, y de su consejero de Presidencia, Francesc Homs. “Estamos dispuestos a hablar”, le han dicho a Soraya Sáenz de Santamaría, a la ministra de Fomento, Ana Pastor, y también a otros miembros del equipo económico. Con estos mimbres, ambas partes consideran la búsqueda de un ‘hombre bueno’, alguien que pueda poner en común las coincidencias y limar los desacuerdos. Y para ello se han dado hasta el verano.
Recuperar el diálogo desde bases firmes de confianza no va a ser nada fácil, admiten fuentes del Gobierno y de la Generalitat, sobre todo porque todavía no se sabe bien a quien le corresponde levantar primero el teléfono. Rajoy se siente traicionado por Mas y éste preso de la trampa que él mismo se ha fabricado en connivencia de Oriol Junqueras (ERC) y de la Asamblea Nacional Catalana que agrupa a toda la tropa independentista. Por si fuera poco, ambas partes consideran el debate de hoy en el Congreso como un mero trámite. CiU, los republicanos e Iniciativa saben que se va a rechazar por una amplia mayoría su petición de que se cedan a Cataluña las competencias para convocar el referéndum y, para más inri, Artur Mas verá el espectáculo desde la barrera, sin pisar Madrid. Mariano Rajoy acentuará la ilegalidad de la consulta tal y como la plantea la Generalitat, mientras que Alfredo Pérez Rubalcaba aprovechará la ocasión para exhibir una aparente unidad con el PSC.
“El debate será una mera formalidad más dentro de nuestra hoja de ruta hacia la independencia”, señalan fuentes de Esquerra, “Lo importante es preparar a la calle para una movilización a favor del referéndum que será histórica en la próxima Diada”, insisten.
El ministro de Hacienda avanza que hoy no habrá guiños a Cataluña relacionados con la financiación autonómica
La voz de ERC se hará oír a través de su secretaria general, Marta Rovira. La de CiU, a través del presidente de su grupo parlamentario, Jordi Turull. Por Iniciativa intervendrá su coordinador nacional, Joan Herrera. Son tres espadas de muy segundo nivel que favorecerán al Gobierno y a los dos grandes partidos fijar su puesta a punto sobre el conflicto catalán explorando al mismo tiempo los márgenes que quedan para un pacto in extremis que pueda evitar después del verano el gran choque de trenes entre el Estado y Cataluña.
Solo si hubiera acuerdo sobre el desencuentro, Mas no cumpliría su hoja de ruta y evitaría al Gobierno y al Constitucional tener que actuar a contrarreloj para impedir una ilegalidad flagrante, la misma que este martes expondrá con todo lujo de detalles Rajoy ante el pleno del Congreso. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, avanzó ayer algo importante sobre el debate de hoy: no habrá guiños a Cataluña relacionados con su financiación.