La sequía, esa piedra en el zapato de Pere Aragonés. Los estragos de la escasez hídrica en Cataluña hacían prever un desgaste paulatino del Govern hasta celebrarse las elecciones en febrero de 2025. Una realidad que estaba poniendo en un aprieto al conseller de Acció Climàtica, David Mascort en cada sesión plenaria del Parlament antes de su disolución. Con el adelanto del 12-M, ERC se ahorraba tener que afrontar una gestión tediosa que pasaba, seguro, con endurecer las medidas por la sequía en verano. Finalmente eso no va a suceder, a un mes de los comicios.
A pesar de que Cataluña atraviesa una grave situación por la falta de agua, que no han paliado las lluvias primaverales de Semana Santa, el Govern ha descartado nuevas medidas, si bien mantiene la emergencia en el sistema Ter-Llobregat. Cataluña no entrará en fase 2. El Ejecutivo autonómico ha argumentado tras la reunión de la Comisión Interdepartamental de Sequía (CIS) de este jueves que no será necesario endurecer las medidas para garantizar el abastecimiento.
"Nos mantenemos en la fase 1 de emergencia en la mayor parte del territorio y de cara al verano no hará falta añadir nuevas restricciones, pero esto no quita que seamos conscientes que estamos en una fase complicada, las reservas siguen siendo muy bajas", expresó la portavoz Patricia Plaja este jueves. Una alerta real dada la situación de los embalses, que solo han subido dos puntos respecto a los últimos meses y se encuentran en el 17,8%. En plena gravedad, los republicanos no mueven ficha, y lo descartan en plena campaña electoral a pesar de asumir la grave situación que atraviesa el territorio y en medio de las presiones de la Unió de Pagesos, el sindicato mayoritario del campo, para que cumplan con los acuerdos de la sequía.
Si bien Aragonés pretende 'correr un tupido velo' hasta la conformación de un nuevo Ejecutivo después de las elecciones catalanes y ahorrarse el mal trago, el mismo Govern se afana en no perder ni una gota de agua. A través del órgano gubernamental que gestiona el Ciclo del Agua, la Agencia Catalana del Agua (ACA) está optimizando la forma de retener los recursos. Este mismo jueves, la Agencia (duramente criticada por su gestión) sacaba una licitación para mejorar los programas de seguimiento y control del estado cualitativo de las aguas subterráneas, una de las áreas de reservas 'extra' para no depender solo de las cuencas internas por la lluvia, que es a lo que está abocada Cataluña actualmente.
Esta licitación tiene un valor de 700.000 euros y se aplica a un servicio de mantenimiento de los puntos de piezómetros del ACA, la estructura compuesta por 500 puntos de control en todo el territorio para informar de los niveles de agua subterránea de los principales acuíferos. El objetivo principal, reza la justificación del contrato, es "reparar los desperfectos o problemas de estos puntos de control" que dificulten o impidan su medida, o su representatividad. "Por otra parte, puede incluir problemas estructurales del mismo sondeo, debido a alguna rotura interna, obstrucción por objetos que hayan caído o colmataciones", que puede incluir la intervención de cámaras para detectar daños y reparaciones superficiales y restituciones de elementos deteriorados.
Además de esto, el ACA también busca asistencia técnica para la revisión de las reservas naturales de agua de la cuenca fluvial de Cataluña, a modo de consultoría por la "naturaleza de carácter intelectual" de esta labor que dará soporte a la Agencia. Las labores requieren de un "equipo independiente y transversal" de recopilación de la información existente, visitas de campo y elaboración de nueva información como fichas para esas reservas de las que no se disponga ficha o revisión de las existentes. Como argumenta la licitación, también lanzada en abril, este concurso es necesario para dar con expertos ambientales e hidrogeológicos necesarios para complementar la información requerida desde el Ministerio de Transición Ecológica.