El expresidente de la Generalitat y eurodiputado Carles Puigdemont quiere mantener a sus fieles en la Mesa de Diálogo entre el Ejecutivo catalán y el Gobierno. ERC, sin embargo, insiste a Junts per Catalunya para que sean únicamente miembros del Govern quienes asisten al próximo encuentro. Sobre todo, tras la negativa de Pedro Sánchez de aceptar a Oriol Junqueras como parte de la delegación catalana.
Como informó Vozpópuli, Carles Puigdemont no se fía de ERC ni de Sánchez e intenta desde hace tiempo boicotear la Mesa de Diálogo entre gobiernos. Pero mientras no se agote el crédito de este instrumento de diálogo tampoco está dispuesto a perder influencia y, según explican fuentes conocedoras de las conversaciones, quiere que Josep Rius, ex jefe de Gabiente de Torra y del propio Puigdemont y que ya participó en estas reuniones bilaterales, u otro de sus adláteres estén presentes.
El ala más moderada de JxCat respeta que esta propuesta que abandera ERC forma parte del compromiso adquirido con sus socios para reeditar gobierno en Cataluña, aunque tampoco muestra demasiado entusiasmo para que pueda surgir de ella algún resultado. Y esta indefinición irrita a ERC, que se ve a las puertas de la cita -el próximo viernes 17 de septiembre- con dos frentes abiertos: por un lado, Sánchez se resiste a responder si asistirá a la cumbre. Por el otro, JxCat no tiene prisa para informar a los de Pere Aragonès y así esclarecer la composición de la delegación catalana.
La portavoz de ERC, Marta Vilalta, afirmaba este miércoles que "el ruido ambiental no ayuda". Y es que el pasado mes de julio, la presidenta del Parlament y líder de JxCat, Laura Borràs, definió la Mesa como un "simulacro" y Jordi Puigneró, vicepresidente del Govern, instaba a no renunciar a la vía unilateral como fórmula para tener más fuerza negociadora en esta próxima cumbre bilateral.
No es la primera vez que Vilalta hace declaraciones públicas para intentar reconducir a sus socios independentistas a la vía del diálogo. En su momento, cuando JxCat cuestionó el margen de dos años que se le daba a la Mesa, la 'republicana' respondió que este tipo de aseveraciones "nos debilita porque demuestran complejos".
Temor a los bandazos de Sánchez
Desde JxCat sospechan que este plazo solo sirve a ERC y a Moncloa para ganar tiempo, y no descartan que el presidente del Gobierno convoque elecciones generales antes de que se produzca una votación en Cataluña fruto de los acuerdos de la Mesa de diálogo entre ejecutivos.
De hecho, también es un temor que circula entre corrientes de ERC que Sánchez les deje tirados a último momento. Como informó Vozpópuli, el estratega de ERC y autor intelectual del deshielo institucional, Carles Mundó, advirtió a los partidos independentistas que debían "gestionar los tiempos" porque sino Sánchez pasaría de la agenda catalana una vez tuviera amarrados los Presupuestos Generales del Estado.
Presión con la Diada
Desde Moncloa también saben que el calendario catalán no es casual. El hecho de que la reunión entre gobiernos sea poco después de la Diada es una forma de presionar a Sánchez para que se siente a negociar y cumpla con los requisitos de los nacionalistas. Aunque todo apunta a que la manifestación de esta Diada contará con mucha menos afluencia, sigue siendo una fecha señalada para el movimiento independentista.
En este sentido, el Gobierno insta a la Generalitat a centrarse en la gestión y la llegada de los fondos europeos. Como el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, que reapareció para pedir al bloque de investidura que se mantuviera alineado para aprobar los Presupuestos, los socialistas trabajan con ERC en Madrid y no quieren que Puigdemont sea una injerencia. Tampoco en la Mesa de diálogo.