Nadie lo diría a tenor de la importancia de la plaza en juego. La realidad, sin embargo, certifica que la práctica totalidad de los partidos políticos con opciones de entrar en el hemiciclo municipal de Valencia la próxima legislatura tienen serias dudas acerca de quién será el o la cabeza de cartel.
Por orden de representación actual, es Compromís la formación que lidera el Ayuntamiento y su alcalde, Joan Ribó, es quien ha sembrado de dudas la posibilidad de presentarse a la reelección. La coalición nacionalista vive pendiente de esta decisión que se despejará, previsiblemente, el próximo día 20 en la celebración de la asamblea de Compromís donde el alcalde ha anunciado que expresará su voluntad.
A sus casi 75 años de edad Ribó ha tenido durante la legislatura algunos problemas de salud que estarían detrás de la decisión de replantearse su continuidad. Si Ribó sigue será una situación cómoda para Compromís porque de no ser así se abriría una lucha entre los tres partidos que conforman la coalición para buscar un remplazo.
El PP parece en estos momentos el que menos dudas tiene al respecto de la candidatura. La que ya fuera candidata en 2019, María José Catalá, está cumpliendo su primera legislatura en el Consistorio valenciano y es más que probable que repita como cabeza de lista. La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del partido y su decisión de no intervenir en las grandes candidaturas locales –a diferencia de su antecesor en el cargo– le ha allanado el camino.
Cuestionamiento superado
En algún momento surgieron voces internas sobre la posibilidad de que Toni Cantó o el propio Esteban González Pons, ahora hombre fuerte de Feijóo, pudieran encabezar la lista –hasta Francisco Camps se postuló para ello–. A medida que ha avanzado la legislatura y, sobre todo, cuando el actual presidente autonómico del PPCV, Carlos Mazón, la ha situado a su lado como número dos del partido, esas dudas se han ido disipando hasta el punto de que si no fuera ella la candidata sería una sorpresa mayúscula.
En tercer lugar de representación en el hemiciclo encontramos al PSPV con Sandra Gómez a la cabeza. La que fuera candidata en 2019 ha ido despegándose paulatinamente de su socio de Gobierno, Compromís, en un intento de hacer crecer su figura en la ciudad. Siempre ha estado cuestionada porque los resultados no han sido buenos, pero a nivel local demostró su fortaleza al salir elegida por el 100% de los votos emitidos en el congreso socialista de la ciudad.
La sombra de la ministra gandiense, Diana Morant, planea sobre ella en forma de competidora para encabezar la candidatura municipal. La tentación de Pedro Sánchez de colocar a Morant en un puesto de relevancia dentro de la Comunidad Valenciana siempre ha existido, de hecho, fuentes del partido también especulan con que podría ser la sustituta de Ximo Puig en la próxima legislatura si éste repitiera como presidente autonómico y decidiera no agotar su mandato.
Evitar una crisis
Todo apunta, pese al incómodo ruido de fondo interno, que Sandra Gómez será la candidata en virtud del apoyo local que tiene de las bases y porque Ximo Puig no quiere arriesgarse a una crisis en la capital de Turia a las puertas de su intento por ser reelegido por segunda vez.
Una situación más embrollada presenta Ciudadanos. Su líder en el Ayuntamiento, Fernando Giner, no ha acabado de despegar como sí apuntaba al inicio de la anterior legislatura y ese estancamiento, junto al desmoronamiento de la marca, hace muy difícil vaticinar si será de nuevo alcaldable.
Las conversaciones entre PP y Ciudadanos para ver de qué forma pueden hacer un 'ticket' electoral en algunas circunscripciones no parece que vaya a cristalizar. En cualquier caso, Giner mantiene una buena sintonía con Catalá. A nivel interno en Cs es de los fieles a Inés Arrimadas y eso puede ayudarle a continuar finalmente.
En cuanto a Vox, José Gosálbez, actual portavoz, tiene difícil continuar. El presidente nacional de la formación, Santiago Abascal, tiene pensado situar a referentes del partido en circunscripciones locales potentes. Vox está en retroceso y resguardarse en las grandes urbes es una decisión tomada, ya que en las últimas elecciones ha funcionado muy bien en ciudades como Valencia y quiere afianzar los respaldos para tener opciones de ser socio de gobierno.
La verticalidad en el partido de Abascal hace impredecible quién será el candidato pero el reloj corre en contra y si quieren 'fabricar' un candidato/a no debe ir más allá de noviembre en la toma de decisión para dar tiempo a que el elegido tenga un mínimo recorrido en la ciudad antes de la campaña electoral.