El recinto multiusos Roig Arena es uno de los principales hitos urbanísticos que la ciudad de Valencia tiene en marcha para su transformación. La instalación avanza a buen ritmo y ayer la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, pudo hacer un seguimiento de las obras junto al director general del Roig Arena, Víctor Sendra; al director general de Marina de Empresas, Héctor Hernández; a la socia de ERRE Arquitectura, Amparo Roig; al director técnico del Roig Arena, Víctor Ferré; y al director general del Valencia Basket, Enric Carbonell.
La inversión del empresario valenciano Juan Roig en este Arena se acerca a los 280 millones de euros en una superficie de 47.000 metros cuadrados que tendrá un aforo en modo baloncesto de 15.600 localidades y en modo concierto cercano a las 20.000 localidades. El verano que viene estará finalizado si no hay imprevistos.
Cambios de movilidad
Más allá del propio recinto, este multiusos va a dinamizar el barrio de Na Rovella (en el distrito de Quatre Carreres) donde se está construyendo. La zona sur de la ciudad va a cambiar con esta apuesta del presidente de Mercadona, desde la hostelería y el ocio, pasando por los grandes eventos y afectando al cambio también de la movilidad.
Catalá explicaba ayer que “estamos ante un gran proyecto que va a situar Valencia en el epicentro internacional del ámbito deportivo y cultural. Va a ser un recinto de referencia internacional y permitirá a todos los valencianos y a quienes nos visiten disfrutar de lo mejor que puede ofrecer esta tierra: deporte, cultura, eventos corporativos y música”.
La transformación de esta zona de Valencia va a generar un entorno más amable, cómodo y funcional para los vecinos y la línea L12 de Metro pasará por la avenida Hermanos Maristas sumando una oferta más de transporte público.
La instalación que ha impulsado Juan Roig competirá con el Palau Sant Jordi de Barcelona y el WiZink Center de Madrid por albergar conciertos y todo tipo de eventos, aunque más bien complementará una oferta cultural y de ocio que difícilmente puede llegar a otras zonas del país.
El final del viejo cauce
Este es uno de los polos de crecimiento de Valencia. El Plan de Actuación Integral del barrio del Grao –en la zona este dentro del distrito de Poblados Marítimos–, es otro. Ayer, la comisión de Urbanismo dio luz verde al cambio de gestión que deja de ser municipal y pasa ser impulsada por los propietarios del suelo que van a invertir 120 millones de euros en esta zona de la capital del Turia.
El área comprende el tramo final del antiguo cauce del río Turia donde pasaba parte del trazado del circuito urbano de Fórmula 1.
La edificabilidad total del sector es de 380.000 metros cuadrados y se incrementará en 2.550 el número de viviendas en la ciudad, en un proyecto que fue ideado bajo el último Gobierno municipal de Rita Barberá.
El proyecto también contempla un delta verde de 160.000 metros cuadrados que, junto futuro Parque de Desembocadura, completarán los 12 kilómetros de zonas verdes de este pulmón que atraviesa la ciudad de oeste a este.
Vivienda pública
El otro PAI destacado de la ciudad está en la zona norte, en el distrito de Benimaclet, donde se planea construir 1.345 viviendas con un 30% que serán destinadas a la protección pública. Las zonas verdes, con 30.000 metros cuadrados, y los equipamientos deportivos, también tendrán una gran presencia en este desarrollo urbanístico.
Valencia no tiene mucho suelo disponible y estos tres polos de crecimiento son los más importantes junto al de los usos en la Marina portuaria que ahora se encuentra pendiente de que las tres Administraciones (estatal, autonómica y local) definan una sociedad para gestionar ese desarrollo y mantenimiento de los negocios y empresas de la zona.
Soterramiento ferroviario
La otra gran operación urbanística pendiente en la capital del Turia es la que se debe desarrollar en el subsuelo, ya que el trazado ferroviario sigue dejando hoy en día una cicatriz que divide barrios y evita el desarrollo de grandes áreas verdes, en este caso, en la zona suroeste.
El Ministerio de Transportes, capitaneado ahora por Óscar Puente, ha definido los proyectos pero no ha puesto fecha para el inicio de la nueva Estación Central, el túnel pasante y el desdoblamiento del eje ferroviario Valencia-Castellón, lo que ha motivado que la Generalitat y el Ayuntamiento hayan pedido que Puente acabe con esta incertidumbre.
La realidad es que esta inversión, sólo en el Canal de Acceso, supera los 250 millones de euros que se financian entre el Estado y las instituciones valencianas (que aportan cada una el 50% del coste). Esta es la única obra que hay en marcha pero no hay fecha para las siguientes infraestructuras que completan el trazado subterráneo y los trenes se verán obligados a volver a la superficie en el entorno del cruce de la calle San Vicente y la Avenida Giorgeta (muy cerca del centro de la ciudad).
Acabar esta obra faraónica con la nueva estación y el túnel pasante es clave para Valencia y en los últimos años –cinco desde la firma del acuerdo para la ejecución de las obras– no se ha avanzado nada.
Lim y el consejo asesor
La otra gran mancha en el desarrollo urbanístico de Valencia llega de la mano de Peter Lim que sigue paralizando la finalización del nuevo estadio del Valencia CF en una zona de desarrollo como es la avenida de las Cortes Valencianas en la zona noroeste de la ciudad.
Para estos y otros asuntos se ha reunido por primera vez (ayer) el Consejo Asesor de Urbanismo que se ha constituido para asesorar al Ayuntamiento encabezado por María José Catalá en asuntos como los accesos a la ciudad, las grandes actuaciones urbanísticas para la conexión definitiva de la ciudad con el mar y proyectos como la Plaza del Ayuntamiento.
Este nuevo órgano, aprobado por la Junta de Gobierno, tiene el objetivo de asesorar al Ayuntamiento en cuestiones de ordenación urbanística y territorial, diseño urbano y arquitectónico y ejecución de las diferentes actuaciones en espacios públicos que, por su especial importancia, se planteen.