El magistrado-presidente de la Audiencia de Alicante ha condenado a siete años de prisión a una mujer que descuartizó el cadáver de un hombre tras encubrir su asesinato, que había cometido otro varón para el que trabajaba y que murió días antes de comenzar la vista. En esa condena, con la que la acusada se mostró conforme, se incluye la detención ilegal de la víctima y una estafa, ya que le extrajeron de su cuenta bancaria 800 euros.
El magistrado, perteneciente a la sección séptima de la Audiencia de Alicante, con sede en Elche, en aplicación del acuerdo de conformidad entre las partes, considera a la acusada culpable de los delitos de detención ilegal, encubrimiento y estafa.
De este modo, el magistrado le impone cuatro años de prisión por la detención ilegal de la víctima en contra de su voluntad; dos por estafa y un año más por encubrimiento de asesinato. El presunto autor material del crimen falleció unos días antes del juicio, por lo que se decretó la extinción de su responsabilidad penal.
El jurado popular que debía pronunciarse sobre estos hechos quedó disuelto después de que las partes llegaran a un acuerdo. La ahora condenada reconoció los hechos y aceptó los delitos y las penas solicitadas para ella por la Fiscalía y la acusación particular. Esta última parte retiró la acusación respecto de un tercer acusado en la causa.
Ocurrió en 2016
Los hechos se remontan al 26 de agosto de 2016, cuando el hombre para el que la condenada trabajaba en tareas domésticas -considerado autor material del crimen y fallecido recientemente- discutió con un vecino por unas plazas de garaje en un inmueble de la ciudad de Torrevieja.
Durante la pelea, este acusado agredió a la víctima, de 62 años, con un objeto contundente y la inmovilizó. La ahora condenada colaboró en ese momento con él para entrar en las cuentas bancarias del agredido a través de su móvil y transferir 800 euros a su favor.
Días después, el principal acusado mató a la víctima de manera indeterminada, según los hechos considerados probados en la sentencia, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Pintaron las paredes para ocultar los rastros
Tras el crimen, tanto él como su empleada de hogar descuartizaron el cadáver y tiraron las distintas partes a diferentes contenedores de la zona. Después, limpiaron la casa y pintaron las paredes para ocultar los rastros de sangre.
Los restos de la víctima fueron apareciendo gradualmente en la planta de tratamiento de residuos sólidos de Urbaser de Elche entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre de ese año, en distintas bolsas. Los hijos del asesinado, que tenía 62 años en el momento de los hechos, denunciaron la desaparición del padre el 24 de noviembre de 2016.