El conseller de Educación, Josep González Cambray, y ocho de sus predecesores han defendido el valor cohesionador y de garantía de aprendizaje del sistema lingüístico de la escuela catalana y aseguran que la consellería "tiene el deber y la obligación de estar junto al profesorado en el ejercicio de su labor docente".
González Cambray y sus antecesores han hecho público este jueves un manifiesto conjunto tras la polémica suscitada por la sentencia del Tribunal Supremo, que el 24 de noviembre rechazó el recurso de la Generalitat contra la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que ordenaba garantizar que el castellano sea la lengua vehicular, como mínimo, en el 25 % de las materias, lo que ya han solicitado familias como la de una escuela de Canet de Mar (Barcelona).
El conseller actual y los anteriores afirman que el sistema lingüístico de la escuela catalana nació de "un amplio consenso político y social", está "soportado en un marco jurídico plenamente vigente" y se fundamenta "en un trato de equidad para todo el alumnado, la búsqueda de un equilibrio formativo entre escuela y realidad social y la voluntad integradora".
Cohesión social
"Se trata de un eje estructural para una cohesión que ha contribuido a configurarnos como un solo pueblo que acoge a ciudadanos y ciudadanas provenientes de muchas culturas y que hablan muchas lenguas, y que quiere preservar su propia cultura y su propia identidad como a garantes de esa cohesión social y de país", según los titulares de la educación catalana.
Asimismo, se han remitido a los estudios publicados y a las diversas pruebas evaluadoras de las competencias básicas, que "reafirman que el modelo lingüístico de la escuela catalana permite la consecución de las competencias escritas y orales de las lenguas oficiales del país al finalizar la etapa obligatoria". Firman el manifiesto el actual conseller de Educación, junto a Joan Guitart, Carme Laura Gil, Marta Cid, Joan Manuel del Pozo, Ernest Maragall, Irene Rigau, Meritxell Ruiz y Josep Bargalló.