España

Aumento de contagios de coronavirus: "Hay muchos factores para estar asustado"

El genetista Salvador Macip pide un "plan de ataque claro que implique a los científicos" y cree que "no se puede buscar un solo culpable" de los rebrotes 

"Las cosas no van bien. Que detectemos mucho no implica que no haya transmisión. Cada día tenemos más". Esto advertía este jueves el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Las cifras de contagios están de nuevo disparadas. ¿Estamos a tiempo de frenar una nueva ola masiva? ¿Cómo hemos vuelto a llegar a este punto?

"La desescalada fue demasiado rápida. Se salió del confinamiento sin tener a punto las armas necesarias para controlar los rebrotes. Se hizo con la idea de salvar la temporada turística y, al final, ni una cosa ni otra", dice el investigador Salvador Macip

Vamos de cara a una segunda ola, que es casi inevitable porque estamos ya en ella. Lo que queda por ver es cómo de alto será el pico. Yo espero y confío en que no sea tan alto como el primero y conseguiremos frenarlo. Pero hay países que han visto un segundo pico más alto que el primero. Lo importante es no relajarse y no confiarse y tomárselo en serio. 

En ese contexto, este genetista percibe una conjunción de factores que han desembocado en una situación que le preocupa. "Hay muchos factores para estar asustado de lo que va a pasar en otoño". Cuesta ser optimista con la preparación que hay", reflexiona. 

"Nos acercamos a una zona más problemática. El verano era bueno por la temperatura alta. Ahora vamos de cara a lo peor, a la temporada donde las temperaturas no van a ayudar, la gente vuelve al trabajo, con el transporte público a tope y con los niños en los colegios, el punto oscuro donde no sabemos qué va a pasar", añade. 

Para Macip, el Ejecutivo erró en la estrategia de comunicación, que con el concepto de "nueva normalidad" acabó creando "una falsa sensación de seguridad a algunas personas". En este sentido, señala también la falta de cumplimiento de las recomendaciones de seguridad por parte de la ciudadanía. "Hemos visto bastantes ejemplos de comportamientos insolidarios", dice. 

Además, recuerda, "el simple hecho de que el verano en el Mediterráneo se vive en la calle, de fiesta y relajándose, ha hecho que haya mucha más movilidad y contacto social que en cualquier otra época del año". "Esto en el norte de Europa quizás no se ve tanto", concluye. 

"Volvemos a ir tarde"

¿Ha cambiado algo respecto a marzo? "Pues creo que hemos fallado otra vez en ir tarde. Fuimos tarde al principio y estamos volviendo a ir tarde ahora", critica. Como ejemplo pone el incierto inicio del curso escolar que debería empezar en dos semanas sin que aún se hayan reunido el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas. 

"Ese va a ser uno de los mayores problemas de otoño. No tenemos ningún dato que nos garantice que no vaya a ser un problema", añade. "Y si se abre sin las medidas adecuadas, puede que se tenga que cerrar en un mes", remata.  

"No es un virus nuevo y sabemos cómo va y qué hay que hacer para frenarlo mientras no haya una vacuna. En este sentido, critica "la tónica que ha habido desde el principio de ir tirando e ir viendo cómo solucionarlo". "Esto es un error muy grande cuando se trata de una pandemia en la que hemos visto que lo que funciona es estar preparado y actuar rápido. Y esto creo que aún no se ha aprendido", remata. 

Un ejemplo es que el curso escolar va a comenzar en dos semanas y aún no se han reunido el ministerio y las comunidades autónomas para trazar una estrategia. Y ese va a ser uno de los mayores problemas que vamos a tener en otoño, qué hacer con los colegios. Es una incertidumbre, no tenemos ningún dato que nos garantice que no va a ser un problema. Sabemos que los niños no enferman, pero que se infectan. No sabemos si lo transmiten mucho o poco. Si supiésemos que los niños no son muy contagiosos, abriríamos los colegios sin problemas. Pero no sabemos si vamos a crear focos de infección. 

Creo que ha sido una combinación de errores por parte de todo el mundo. 

Creo que ha sido una combinación de errores por parte de todo el mundo. 

No se puede buscar un solo culpable. 

La desescalada fue demasiado rápida. No estábamos a punto para hacerla. Se hizo con la idea de salvar la temporada turística y, al final, ni una cosa ni otra. 

Se salió del confinamiento sin tener a punto las armas necesarias para controlar los rebrotes. Ni había capacidad para hacer suficientes test, ni capacidad de rastreo ni capacidad legal de hacer confinamientos. 

bien que nos dirigíamos a una fase peligrosa o crítica. Se confió demasiado en el concepto de la nueva normalidad, que era un poco confuso, porque la palabra normalidad implica que las cosas se pueden hacer más o menos como antes. Y esto dio una falsa sensación de seguridad a algunas personas. 

se comunicó bien que nos dirigíamos a una fase peligrosa o crítica. Se confió demasiado en el concepto de la nueva normalidad, que era un poco confuso, porque la palabra normalidad implica que las cosas se pueden hacer más o menos como antes. Y esto dio una falsa sensación de seguridad a algunas personas. 

Ha habido un cierto rebrote esperable, tras el confinamiento severo, que 

Ha habido un poco de irresponsbilidad por parte de algunos sectores de la población. Hay que repartir un poco la culpa, no sólo entre la gente joven, sino también entre personas que simplemente no han seguido las recomendaciones de las distancias o el uso de mascarilla. Hemos visto bastantes ejemplos de comportamientos solidarios. 

También el verano. El simple hecho de que el verano en el Mediterráneo se vive en la calle, de fiesta y relajándose, ha hecho que haya mucha más movilidad y contacto social que en cualquier otra época del año. Esto en el norte de Europa quizás no se ve tanto.

También el turismo interno y externo que hace que se mueva más gente o el tema de los temporeros, con personas en situación laboral y social muy precaria, que se convierte en un problema de salud. 

Esto ha hecho que España sea un país especial, en el que los errores cometidos por el Gobierno y por la población se han sumado y han dado esta situación un poco extrema que tenemos ahora. 

¿Qué ha cambiado respecto a marzo? ¿Qué hemos aprendido? Pues creo que hemos fallado otra vez en ir tarde. Fuimos tarde al principio y estamos volviendo a ir tarde ahora. Un ejemplo es que el curso escolar va a comenzar en dos semanas y aún no se han reunido el ministerio y las comunidades autónomas para trazar una estrategia. Y ese va a ser uno de los mayores problemas que vamos a tener en otoño, qué hacer con los colegios. Es una incertidumbre, no tenemos ningún dato que nos garantice que no va a ser un problema. Sabemos que los niños no enferman, pero que se infectan. No sabemos si lo transmiten mucho o poco. Si supiésemos que los niños no son muy contagiosos, abriríamos los colegios sin problemas. Pero no sabemos si vamos a crear focos de infección. 

Y eso puede provocar colapsos rápidos. Si se abre sin las medidas adecuadas, puede que se tenga que cerrar en un mes. 

La tónica que ha habido desde el principio en ir tirando e ir viendo cómo solucionarlo. Esto es un error muy grande cuando se trata de una pandemia en la que hemos visto que lo que funciona es estar preparado y actuar rápido. Y esto creo que aún no se ha aprendido. 

Creo que sí que hemos conseguido tener capacidad de hacer más test -se puede discutir si son suficientes- y el rastreo parece que en algunos sitios se está haciendo mejor. Esto en la primera ola era impensable. 

Los rastreadores son gente que tiene que saber lo que hace y entrenarlos es un trabajo laborioso que requiere invertir tiempo y dinero. No hay otra manera, la única manera de encontrar a los asintomáticos es hacer los rastreos. Hay países que lo han entendido y lo están haciendo bien, pero en España creo que ha habido otra vez un fallo de previsión por parte del Gobierno. 

Ahora ya sabemos cómo funciona. No es un virus nuevo y sabemos cómo va y qué hay que hacer para frenarlo mientras no haya una vacuna.  

En Inglaterra lo están haciendo. Si hay que hacer más PCR, pon a trabajar a los estudiantes que saben hacerlas y a los científicos que no pueden ir a los laboratorios por estar cerrados. Lo mismo con los rastreadores con las Fuerzas de Seguridad o las Fuerzas Armadas. Hay que hacer una coordinación para poner todos los recursos que tenemos en las cosas importantes. 

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