Pedro Sánchez ha anunciado este miércoles, en el Congreso de los Diputados, que el Gobierno reconocerá el Estado de Palestina el próximo 28 de mayo, en el próximo Consejo de Ministros. Una decisión alineada con Irlanda y Noruega, y que ha tenido la inmediata respuesta por parte de Israel, que ha llamado a consultas a su embajadora en España y citado a la embajadora de nuestro país en Tel Aviv, Ana Salomon, para una “reprimenda”, en la que le pondrán un vídeo sobre los secuestros de Hamás del pasado 7 de octubre.
Medios internacionales se hacen eco del anuncio de Sánchez. Y el Gobierno de Benjamin Netanyahu asevera que “tendrá graves consecuencias”. Pero, por el momento, ¿qué significa la decisión tomada por España y bajo qué circunstancias específicas se circunscribe?
Estas son algunas de las preguntas que surgen en torno al reconocimiento por parte de España del Estado palestino.
¿Qué supone el reconocimiento de Palestina?
A efectos prácticos, la decisión tiene poca envergadura, ya que no existe un consenso internacional sobre la creación de dos Estados. Estados Unidos, principal aliado de Israel, no reconoce a Palestina. Tampoco lo hacen muchos países europeos, encabezados por Alemania, Italia, Reino Unido y Francia. Y sin un consenso básico internacional, la composición de un Estado es difícilmente aplicable.
El anuncio de Sánchez, eso sí, está cargado de simbolismo y valor político. Y obligará a la diplomacia española a recalibrar sus relaciones con algunos de sus aliados tradicionales: roto el diálogo con Israel, España estará en una posición distinta a Estados Unidos y a algunas de las principales potencias europeas, entre otros.
A principios de este mes de mayo, 143 de los 193 miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas apoyaron que Palestina se convirtiera en miembro de pleno derecho de la ONU.
¿Qué fronteras tendría Palestina?
La exministra de Derechos Sociales y líder de Podemos Ione Belarra ha insistido que se trata de un “anuncio simbólico” pero que “no sirve” para frenar la ofensiva militar de Israel sobre la Franja de Gaza. Así, ha exigido a Sánchez que delimite qué fronteras de Palestina “se van a reconocer”.
Aunque Pedro Sánchez no ha brindado detalles sobre este extremo, la diplomacia española asume el discurso de Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, asegurando que “no nos lo vamos a inventar, está definido por la ONU”.
Cabe recordar que la Asamblea General de las Naciones Unidas anunció en 1947 un plan para el reparto del territorio con unas fronteras definidas. En 1967, en el transcurso de la Guerra de los Seis Días y en respuesta a la concentración de militares de países árabes en la frontera de Israel, el país hebreo aumentó su territorio.
¿Cuál sería la autoridad palestina con la que dialogaría la comunidad internacional?
No hay dudas -y esto lo reconocen fuentes del Gobierno de España- de que Palestina carece de una estructura política fuerte. Y que Hamás venía ocupando las principales posiciones de poder en los territorios considerados palestinos.
De nuevo cabe remitirse a las valoraciones de Josep Borrell, con las que se alinea el Ejecutivo de Pedro Sánchez: “Podemos poner 'peros' o cuestionar su eficacia, pero hay un Gobierno palestino”, aseveró el alto representante de la UE, en referencia a la Autoridad Palestina.
¿Se enviarán medios para ayudar a la construcción de un Estado palestino?
Medios económicos para la constitución de un Estado, apoyo diplomático para la creación de unas estructuras válidas o, incluso, presencia militar para vigilar el respeto hacia las nuevas fronteras, como ya hace un contingente de la ONU -con participación española- en la divisoria entre Líbano e Israel.
Son sólo algunos de los medios materiales y humanos que requeriría la creación de un nuevo Estado. Y que, hoy por hoy, aún no han detallado los principales dirigentes o instituciones que apoyan la creación de Palestina.
Pero, como dijo el propio Borrell, la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez se enmarca dentro del simbolismo y en el plano político: “Se reconoce más que un Estado, la voluntad de que ese Estado exista”.
¿De qué fuerza militar dispondrá Palestina?
En un escenario conflictivo como lo es Oriente Medio, y atendiendo a la grave crisis que lo sacude en los últimos meses, cabe preguntarse de qué fuerza militar dispondría Palestina para hacer respetar sus fronteras y soberanía.
Apenas existe ninguna otra fuerza palestina que la de Hamás, grupo terrorista que cuenta con infraestructuras, medios, combatientes y colaboradores. Israel insiste en que mantendrá su ofensiva sobre la Franja de Gaza hasta acabar con todos ellos.
Los analistas internacionales coinciden en las dificultades de constituir una fuerza arraigada en Palestina que no esté afectada por el alcance de Hamás.
NormaDin
A un avispero acude Sánchez. Él no decepciona nunca a lo peorcito de cada rincón. Ya veremos cómo se salda el lance. Si, por lo menos, activara la inquina de Israel y ahí le devolvieran la pelota a Sánchez, desvelando lo que hubiera (oculto) en su teléfono y que él prefiere que no se divulgue, porque oportunidad de hacerlo él mismo la ha tenido. No es precisamente la lista de la compra en el supermercado. Debe ser la primera vez que un importante capítulo de las relaciones internacionales de un país democrático no aparece elaborado, reflejado, formalizado en el seno de comités, órganos colegiados, instituciones más o menos complejas.
manbersan
Evidentemente esta es una medida aprobada por tres países donde gobiernan países "socialdemócratas" con líderes bastantes radicalizados. En el caso de Noruega, país que conozco bien, está más bien en juego el honor de seguir intentado imponer una prolongación inexistente de los "fracasados acuerdos de Oslo" de hace ya treinta años (1994) en el que tanto empeño, esfuerzos, energía y dinero pusieron. En el caso de Sánchez es obvia la presión de Sumar, Podemos, Esquerra y Bildu, amén de la tradicional postura antiisraelí de gran parte de la izquierda española en la cual nos adoctrinaban siendo muy jóvenes. En fin, otra deriva "populista" que traerá consigo nefastas consecuencias en política exterior, además de ser un desprecio del pueblo de Israel y de su legítima lucha de supervivencia.