La reciente DANA que azotó la Comunidad Valenciana y otras regiones de España puso de relieve la crucial importancia de los embalses en situaciones de emergencia hídrica. De hecho, se trata de un debate que está en plena polémica. Lejos de ser meras infraestructuras vinculadas a un pasado oscuro, como algunos sectores de la izquierda asocian, los embalses han demostrado ser una herramienta esencial para mitigar catástrofes y proteger vidas.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, criticó recientemente lo que considera una “fobia” del Gobierno hacia estas infraestructuras, que, según él, parecen evocar la figura de Francisco Franco y su época. Moreno subrayó que los embalses y presas son herramientas fundamentales en términos de seguridad y planificación hídrica. Pero esta “fobia” podría estar obstaculizando el desarrollo de proyectos que, como se ha de mostrado en varias ocasiones, han sido capaces de evitar catástrofes mayores en diferentes regiones de España.
A continuación, se analizan seis casos de embalses que han jugado un papel crucial en la seguridad y bienestar de distintas comunidades españolas, ayudando a salvar vidas y a evitar inundaciones devastadoras.
Embalse de Forata, el escudo de la Comunidad Valenciana
Durante la última DANA, el embalse de Forata, ubicado entre Cofrentes y Buñol, demostró su valía este 30 de octubre, cuando tuvieron lugar las riadas. A medida que las lluvias torrenciales aumentaban el caudal de ríos y barrancos, Forata pasó de acumular 5,47 hectómetros cúbicos en la mañana a 30,74 hectómetros cúbicos en apenas unas horas, absorbiendo así miles de millones de litros de agua.
Este embalse, construido durante el franquismo, logró regular el caudal y evitar desbordamientos en zonas habitadas. Las maniobras de desagüe controlado realizadas por los técnicos evitaron una catástrofe de proporciones inimaginables. Las redes sociales, sin embargo, reflejaron el pánico de los habitantes, quienes siguieron cada actualización con temor.
Embalse de Alcolea en Huelva, un proyecto incompleto que ya ha demostrado su utilidad
Aunque la construcción del embalse de Alcolea, en Huelva, está detenida, este embalse ya ha mostrado su potencial en situaciones de emergencia. Su capacidad para almacenar agua y regular el caudal del río Odiel ha sido decisiva para mitigar desbordamientos en épocas de intensas lluvias.
Juanma Moreno señaló la paralización de este proyecto como un ejemplo de la falta de apoyo del Gobierno hacia estas infraestructuras. De haberse completado, Alcolea podría ofrecer aún mayor protección a la población cercana y servir de almacenamiento para el riego agrícola. Sin embargo, su funcionamiento parcial ha mostrado el impacto positivo que un embalse completo podría tener en la seguridad de la región.
Embalse de Alcántara en Cáceres: protección para el Tajo y sus afluentes
El embalse de Alcántara, una de las mayores infraestructuras de almacenamiento de agua en España, es clave para el control de las avenidas del río Tajo y sus afluentes. Con una capacidad que supera los 3.000 hectómetros cúbicos, Alcántara ha sido una barrera efectiva en temporadas de lluvia intensa, especialmente en una región propensa a inundaciones estacionales.
Este embalse no solo garantiza el suministro de agua potable a localidades cercanas, sino que reduce considerablemente el riesgo de desbordamientos, mitigando potenciales pérdidas humanas y materiales. Su construcción y operación han evitado situaciones de crisis en numerosas ocasiones.
Este embalse está por encima del 93% de capacidad y la cuenca del Tajo tiene más agua que el año pasado en las mismas fechas y en la media de los últimos 10 años. Además, en 2021 se reformó la ley para poner un caudal máximo mensual de desembalsado en embalses hidroeléctricos y los ríos tienen un caudal mínimo legal, con lo que no se podrían tomar acciones que lo redujesen por debajo de ese límite.
Embalse de Yesa en Aragón: salvaguarda para Navarra y el río Aragón
El embalse de Yesa, situado en la frontera entre Navarra y Aragón, es otro caso de infraestructura esencial para la seguridad hídrica de la región. Con una capacidad de 1.525 hectómetros cúbicos, Yesa se construyó con el propósito de almacenar agua para riego, pero ha demostrado ser un salvavidas durante situaciones de precipitaciones extremas.
En 2013, Yesa evitó una tragedia mayor cuando absorbió el exceso de agua del río Aragón, que había alcanzado niveles peligrosos debido a lluvias torrenciales. La capacidad del embalse para retener y gestionar grandes volúmenes de agua ayudó a proteger las poblaciones río abajo, evitando desbordamientos que habrían afectado a miles de personas. A pesar de las polémicas sobre su ampliación, Yesa sigue siendo un pilar en la seguridad y el manejo del agua en el norte de España.
En este sentido y por la reciente DANA, Jorge Azcón, el presidente de Aragón, ha exigido al Gobierno acelerar las conocidas obras pendientes del Pacto del Agua, dado que, como el embalse de Yesa, "pueden evitar catástrofes". "Ha llegado el momento de que sepamos de la importancia de limpiar nuestros ríos, de que acabemos las estructuras hidráulicas que permiten que nuestros ríos no se desborden, y de que nuestros servicios de emergencias cuenten con los medios y con el apoyo para cuando vengan mal dadas", ha expresado.
Embalse de Guadalén en Jaén: control de avenidas y soporte para la agricultura
En el sur de España, el embalse de Guadalén, en la provincia de Jaén, es otra infraestructura vital. Aunque su capacidad no es tan grande como otros embalses, sus 168 hectómetros cúbicos han sido suficientes para controlar las avenidas del río Guadalén, un afluente del Guadalquivir. Durante episodios de lluvias intensas, Guadalén ha permitido evitar desbordamientos en zonas agrícolas y poblaciones cercanas, salvaguardando a sus habitantes y limitando los daños en cultivos.
Este embalse también sirve como fuente de riego, permitiendo que la agricultura de la región prospere incluso en años de sequía. Sin él, la economía local sufriría, y las lluvias intensas podrían generar inundaciones devastadoras. De hecho, en junio de este mismo año el PP registró una iniciativa en el Congreso de los Diputados para pedir explicaciones sobre el desembalse que se había llevado a cabo en el pantano de Guadalén. De este modo, el embalse se había recuperado con las lluvias, pero el Gobierno estaba procediendo a un desembalse masivo de agua hacia el río, de un hectómetro cúbico diario, con la intención de dejarlo a un 20 por ciento de su capacidad.
La respuesta de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) fue que se iban a realizar "unas obras de reparación de una compuerta en el fondo del pantano". Hay que tener en cuenta que se trata de unas obras ya planeadas en el año 2017 que fue cuando se detectó en una inspección que existe esa deficiencia por lo que su reparación se podría haber hecho en años anteriores con menos agua embalsada. Hace siete años que el Gobierno de Sánchez sabe que tiene que hacer estas reparaciones, “hemos tenido el embalse prácticamente vacío, y ahora que tenemos agua la tiran para ejecutar las obras”.
Embalse de la Baells en Barcelona: escudo contra inundaciones en el Llobregat
La Baells pertenece al sistema Ter-Llobregat, que abastece de agua a Barcelona y su área metropolitana, y las comarcas de Girona. Este pantano inaugurado en 1976, se extiende por los municipios de Cercs y Vilada, en la comarca del Berguedà, y es con sus 109,43 hm³ de capacidad, el tercer mayor embalse de las cuencas internas de Cataluña, por detrás de Susqueda (233 hm³) y Sau (165 hm³). Sus usos se destinan al abastecimiento de agua en el área metropolitana, la regulación de avenidas de agua para reducir el riesgo de desbordamientos, la producción de energía hidroeléctrica, el riego y las actividades recreativas, como el remo, la vela y la navegación a motor. Durante la histórica inundación de 1982, este embalse fue decisivo para contener la crecida del río, evitando una catástrofe en la región.
Hoy en día, la Baells sigue siendo fundamental en la gestión hídrica de Cataluña, y su presencia permite regular el caudal del Llobregat en épocas de intensas lluvias. Sin esta infraestructura, las localidades cercanas y la propia ciudad de Barcelona serían más vulnerables a inundaciones y a la escasez de agua potable. La Baells es un claro ejemplo de cómo un embalse no solo puede proteger, sino también garantizar la calidad de vida en grandes áreas urbanas.
El debate político y la falta de planificación hídrica en España
Los casos de Forata, Alcolea, Alcántara, Yesa, Guadalén y la Baells reflejan la importancia de los embalses en la gestión hídrica y la prevención de catástrofes. Sin embargo, el debate sobre la construcción de nuevas infraestructuras y el mantenimiento de las actuales sigue enredado en disputas políticas. Juanma Moreno señala la “fobia” del Gobierno hacia estos proyectos, y expertos en ingeniería advierten de que el país no puede seguir aplazando la toma de decisiones en materia de planificación hídrica.
José Trigueros, presidente de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, subraya que "la falta de planificación y la ausencia de personal técnico especializado agravan los efectos de fenómenos como la DANA". Según él, con un enfoque más proactivo y la construcción de nuevas infraestructuras, "muchas de las consecuencias de estos eventos climáticos podrían mitigarse".
Los embalses no solo funcionan como barreras de protección frente a fenómenos extremos, sino que son también clave para la sostenibilidad del agua en un país como España, donde la escasez hídrica y el cambio climático son desafíos urgentes. "Almacenamiento de agua para el riego agrícola, producción de energía hidroeléctrica y el suministro de agua potable son solo algunas de sus funciones esenciales", explica Trigueros.
Es importante que el país reconozca el valor de estas infraestructuras y que se superen las reticencias políticas para avanzar en una planificación hídrica que proteja a las futuras generaciones. La DANA que azotó recientemente a la Comunidad Valenciana es una lección clara de que los embalses pueden salvar vidas y evitar desastres; su rol en la seguridad y sostenibilidad de España es fundamental y merece ser reconocido y respaldado.