Cada cuatro años por estas fechas, la diplomacia española espera que el presidente de turno de Estados Unidos elija a su embajador en Madrid. Joe Biden se ha decidido por la abogada Julissa Reynoso, hasta ahora jefa de Gabinete de la primera dama en la Casa Blanca, de ahí que este anuncio haya sido muy bien acogido tanto en el Palacio de la Moncloa como en el Ministerio de Asuntos Exteriores, según fuentes diplomáticas consultadas por Vozpópuli.
Con el sistema presidencialista que impera en la primera potencia mundial, un país como España lo primero que mira de un nuevo embajador de EEUU es su grado de interlocución con el inquilino de la Casa Blanca. A mayor sintonía y amistad, mayor tranquilidad para Madrid.
En las últimas décadas, los embajadores elegidos para desempeñar su cargo en España han sido generosos donantes de los partidos republicano o demócrata que estaban bien conectados con el Despacho Oval. Unos más que otros. El más cercano a un presidente fue James Costos con Barack Obama. El productor de cine y televisión vinculado a HBO -influyó para que una parte de 'Juego de Tronos' se grabase en España- y actual presidente ejecutivo de Secuoya Studios, se empeñó en que Obama viniese a Madrid en 2016 tras quince años sin ninguna visita oficial.
Ahora la relación entre la Casa Blanca y Moncloa dista mucho de aquello. Biden sigue sin levantar el teléfono para hablar con Sánchez desde que ganó las elecciones en noviembre, ni se prevé un encuentro al más alto nivel en el corto plazo. El fiasco diplomático del 'paseillo' en la última cumbre de la OTAN y la última gira del jefe del Ejecutivo por EEUU, en la que no pisó Washington, son dos ejemplos de lo alejadas que están las agendas de los dos presidentes.
La llegada de Reynoso a Madrid debería corregir este desequilibrio y romper el hielo entre ambos mandatarios, opinan las citadas fuentes. La jefa de Gabinete de Jill Biden será la primer mujer embajadora en España en la historia de las relaciones bilaterales si es confirmada por el Senado en el último trimestre de este año.
A su condición de latina -nació en República Dominicana- se une su currículum diplomático -fue embajadora en Uruguay con Obama y subsecretaria adjunta en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental- y ha desempeñado el cargo de copresidenta del Consejo de Política de Género en la Casa Blanca. Un perfil muy valorado en este Gobierno que hace bandera de la política feminista y que se aleja mucho de sus últimos predecesores que venían del mundo empresarial.
El hecho de que haya seguido de cerca los asuntos latinoamericanos en el Departamento de Estado es síntoma, según las citadas fuentes, de que Biden quiere que vigile la política española hacia los gobiernos bolivarianos en un momento de fuertes tensiones en países como Cuba, Nicaragua o Venezuela. A este eje se acaba de unir Perú con la llegada a la presidencia de Pedro Castillo y antes de ello fueron Argentina y Bolivia.
La coalición de Biden contra Cuba
Washington y Madrid han tenido varios desencuentros en la región en los últimos años. Por ejemplo, el nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, irritó a la Administración Trump cuando trabajaba en la Moncloa a las órdenes de Sánchez ante su negativa a secundar varias iniciativas sobre la Venezuela de Nicolás Maduro.
España tampoco se ha sumado ahora al bloque de 21 países europeos y latinoamericanos que ha impulsado la Administración Biden para condenar los “arrestos y detenciones masivas” de manifestantes cubanos durante las protestas del pasado 11 de julio a favor de la democracia y exigir el respeto de los derechos humanos en la isla caribeña, si bien en la declaración conjunta de cancilleres no figuraban aliados de peso como Reino Unido, Francia, Alemania, Japón o Canadá.
El comunicado sobre Cuba fue firmado finalmente por Austria, Brasil, Colombia, Corea del Sur, Croacia, República Checa, Chipre, Ecuador, Estados Unidos, Estonia, Grecia, Guatemala, Honduras, Israel, Letonia, Lituania, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte, Polonia y Ucrania.
"La relevancia diplomática de España no pasa por hacer seguidismo a EEUU en la región, sino mantener una política próxima y respetuosa con ellos en la que se expongan las divergencias allí donde surjan", subraya un exministro español tras el paso dado por Biden.
En la mente de empresarios veteranos españoles con negocio en Estados Unidos persiste todavía el desplante que el entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero hizo hacia la primera potencia mundial, al no levantarse al paso de la bandera estadounidense durante el desfile del Día de la Hispanidad, en octubre de 2003. "Esa ofensa nunca nos lo va a perdonar Estados Unidos, sea quien sea el Presidente", comentaba en junio uno de estos empresarios a Vozpópuli.
Para las compañías españolas mantener una buena relación diplomática con EEUU en estos momentos es esencial, ante las enormes posibilidades de negocio que se abren con los billones de dólares que el Gobierno de Biden tiene previsto destinar a la recuperación de la economía, año y medio después de la explosión de la pandemia, y ante el desgaste empresarial sufrido por el impacto del coronavirus en la economía.
La política de los Gobiernos de Zapatero y Sánchez con Venezuela, la tasa digital, la composición del Gobierno español actual con socios de izquierda radical, o la tensa relación con Marruecos han enfriado la relación con Washington, según las fuentes empresariales consultadas.
Sin embargo, también expertos en política y comercio internacional sostienen que se abre un nuevo periodo en las relaciones entre ambos países, con la Administración Biden, y que el nuevo presidente de EEUU está dando "señales positivas" hacia un mayor multilateralismo.
Las bases de Morón y Rota
En un informe sobre las relaciones bilaterales entre los dos países publicado por el Real Instituto Elcano a mediados del pasado año, antes de que Biden fuera elegido presidente de EEUU, este 'think tank' señalaba que las bases militares de Rota y Morón "seguirán siendo el principal elemento de continuidad de la relación y del atlantismo español".
Pese a ello, fuentes cercanas a la industria de Defensa española advierten que el "eje de los intereses geopolíticos de Estados Unidos se está moviendo hacia África, la relación entre España, Marruecos y Estados Unidos es de gran calado, y ahí podría ir perdiendo importancia las bases de Rota y Morón".
En este sentido, Madrid y Washington han optado por prorrogar un año el convenio bilateral de Defensa, que tiene que ser renovado y en el que se regula el uso de las citadas bases. Así que será uno de los expedientes que Reynoso se encontrará sobre la mesa cuando llegue a Madrid si el Senado da luz verde a su nombramiento firmado por Biden.