Felipe VI va a presidir este lunes en el Palacio Real de Madrid la tradicional recepción al cuerpo diplomático acreditado en España, en el que la principal ausencia va a ser la de la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, a la que el Gobierno del país magrebí llamó a consultas el pasado 18 de mayo.
La embajadora marroquí regresó a Rabat debido a la crisis diplomática provocada por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser ingresado en secreto en un hospital de Logroño con el visto bueno del Ejecutivo y de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
Benyaich había advertido que en las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias, "y se tienen que asumir", en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. La embajadora realizó las declaraciones antes de ser convocada por la ministra de Asuntos Exteriores para entregarle una nota de protesta por la avalancha migratoria que estaba sufriendo Ceuta en aquel momento. Ese mismo día, Marruecos retiraba a la embajadora.
Caso Ghali
La acogida del líder del Polisario por razones humanitarias para que recibiera tratamiento contra la covid-19 a espaldas de Marruecos desencadenó la peor crisis desde la de Perejil en 2002, si bien tras semanas de críticas Rabat terminaría admitiendo que en realidad su malestar venía motivado por la negativa del Gobierno a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental, como hizo Estados Unidos en diciembre pasado con Donald Trump aún en la Casa Blanca.
De poco parece haber servido la salida del Gobierno de la ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya, a la que Marruecos consideraba la principal responsable de lo ocurrido y que actualmente figura como imputada en el proceso en curso en un tribunal de Zaragoza por la forma en que se llevó a cabo la acogida de Ghali.
Desde su llegada al Palacio de Santa Cruz el nuevo ministro, José Manuel Albares, intentó tender puentes para superar la crisis con el país vecino, a quien se refirió como "gran amigo" durante su toma de posesión el 12 de julio y con quien expresó su deseo de reforzar la relación.
Discreción de Albares
Como ya hiciera su antecesora, en estos meses tanto Albares como su departamento se han escudado en la necesidad de discreción en diplomacia para no desvelar los contactos y las gestiones que se están haciendo para superar esta crisis con un vecino que es clave a la hora de frenar la inmigración irregular pero también para combatir el terrorismo, entre otras cosas.
El ministro habló finalmente por teléfono con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, a finales de septiembre y aunque ambos se emplazaron a un próximo encuentro en persona, este aún no se ha producido pese a que ambos coincidieron el viernes en París con motivo de una conferencia sobre Libia. La lógica diplomática lleva a pensar que ambos ministros deberían reunirse antes de que pueda celebrarse la postergada cumbre bilateral.
Todas las señales que llegan desde Marruecos son buenasJosé Manuel Albares, sobre las relaciones con Marruecos
Mientras esto ocurre, Albares ha dado a entender que la situación parece estar encauzada --"estamos en el buen camino", dijo el pasado 25 de octubre-- y ha resaltado que "todas las señales que llegan desde Marruecos son buenas".
Estados Unidos y México, ausentes
A la ausencia de Benyaich en la recepción, a quien el Gobierno marroquí no ha puesto aún fecha para su regreso a la capital española, se une la de los embajadores de otros países relevantes. Es el caso de Estados Unidos y México, cuyos gobiernos ya han nombrado a sus nuevos representantes diplomáticos en España, pero no han entregado aún sus cartas credenciales al rey, por lo que no pueden estar presentes en la recepción de este lunes.
El acto con los embajadores y representantes de organismos internacionales se va a celebrar en el Salón del Trono a las 11.30 horas, con la presencia de la reina Letizia, del jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y, como el pasado año, va a estar marcado por las restricciones sanitarias. Se espera que haya unos 130 invitados, entre embajadores y encargados de negocios, aunque en el Salón del Trono solo va a haber unas 40 personas, entre ellos, los miembros del Ejecutivo y los embajadores de los países con los que España tiene una relación más estrecha.