El exmilitante del PP de Melilla que fue expulsado al conocerse que es el presunto líder de una célula yihadista desarticulada este miércoles en Melilla y Marruecos dudaba de si bombardear la ciudad autónoma "o dejarla", según se desprende de un audio recogido de su teléfono móvil incautado en los registros de su domicilio.
"A veces miro Melilla y digo: ¿La bombardeo o la dejo?", dice el audio interceptado durante el registro practicado el domicilio de H.M., español y de origen marroquí, de 39 años, residente en Melilla y que fue detenido en Marruecos junto a otros cuatro integrantes de la célula, según han informado fuentes de la investigación.
En este registro, además, se encontró material propagandístico de la organización terrorista Daesh, dos cuchillos estilo machete de tipo militar que para las fuerzas policiales marroquíes que participaron en la investigación hacen una clara referencia a que la célula llevaba a cabo entrenamiento físico y simulaban asesinatos mediante decapitaciones.
Por otro lado, el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata ha tomado declaración este viernes a uno de los integrantes de la célula yihadista, al único detenido en España. Un marroquí con residencia legal en territorio nacional que vivía en Melilla y para el que Fiscalía ha pedido prisión provisional por el delito de integración en organización terrorista, han informado fuentes fiscales.
Peligroso nivel de activación
La Policía Nacional y la Dirección General de Seguridad del Territorio (DGST) del Reino de Marruecos desarticularon esta célula yihadista compuesta por un español y cinco marroquíes. El Ministerio del Interior afirmó que la célula se encontraba "en un peligroso nivel de activación".
El objetivo de esta banda, que seguía las máximas del autodenominado Estado Islámico, era dar un paso "inminente" hacia "la yihad violenta". Además, de las pesquisas realizadas por la DGST de Marruecos se deduce que el grupo planeaba ataques terroristas "de gran envergadura" y mantenía "reuniones nocturnas restringidas" para realizar los entrenamientos y la simulación de asesinatos.
El jefe del grupo aprovechaba su posición como auxiliar educativo en un centro de reeducación de menores para llevar a cabo labores de captación y radicalización entre los jóvenes "en una especial situación de vulnerabilidad".
Según fuentes de la investigación, durante el periodo en que ejerció este puesto consiguió "culminar de manera efectiva" su actividad de captación y conformar una célula terrorista, ahora desarticulada.