España

Del Faisán al ático de González: el otro 'menú' de la comida de la ministra con Villarejo

Los comensales policiales de la cita protagonizaron escándalos en los medios antes de que explotase la operación Tándem, que salpica ya a diversos estamentos del Estado

  • Josep Borrell, Dolores Delgado y Margarita Robles en el Congreso.

Villarejo, El Gordo, Gabi Fuentes y Fernández-Chico. Los policías que compartieron mesa en 2009 con la actual ministra Dolores Delgado y el exjuez Baltasar Garzón formaban parte de un grupo de estrechos colaboradores sobre los que recayeron algunas de las investigaciones más sensibles del Cuerpo. Eso les llevó a tejer una red de contactos en el seno de la Audiencia Nacional fruto de la habitual colaboración entre fuerzas de seguridad, jueces y fiscales. Pero sus nombres también saltaron a la primera línea de los periódicos por escándalos derivados de sus actuaciones, mucho antes del caso Villarejo que ya salpica a distintos estamentos del Estado.

“No te preocupes, Baltasar es amigo”. Esta frase se la dijo el comisario Enrique García Castaño, El Gordo, al entonces jefe superior de Policía del País Vasco, imputado en el caso Chivatazo. Se refería al todavía juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, al frente de la investigación sobre un soplo policial a la red de extorsión de ETA que operaba en el Bar Faisán de Irún. La conversación quedó transcrita en el sumario del caso y el diario El Mundo la publicó en octubre de 2009. Unos días después se produjo la comida en el restaurante Rianxo de Madrid a la que acudió la ministra, según Moncloa.com.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional le había pedido a Garzón que archivase el caso por falta de autor conocido y la investigación quedó paralizada. Hubo que esperar tres años a que el juez Pablo Ruz, que había llegado al Juzgado en sustitución de Garzón, reactivase el caso. La Justicia terminó condenando al exjefe superior de Policía del País Vasco y a un inspector.

"Un clan policial mafioso"

Garzón era amigo íntimo de Enrique García Castaño, tanto que fue uno de los invitados a la boda del comisario. Cuando el entonces juez de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional le preguntó por la frase recogida en el sumario del caso Faisán, el Gordo le restó importancia y dijo que sólo quería tranquilizar a su compañero, según El Mundo. Actualmente, Garzón es el abogado de García Castaño en el caso Tándem. La Fiscalía le ubica junto a Villarejo en el centro de “un clan policial mafioso” que “infectó” a la Policía.

La semana pasada El Confidencial informaba de que, en el marco de esas pesquisas, la Audiencia Nacional investigaba los vínculos entre la ministra Delgado cuando era fiscal de la Audiencia Nacional y Villarejo. Las prisas del Ministerio de Justicia por negar cualquier relación entre la ministra y Villarejo se han vuelto en su contra y han generado la última crisis en el Gobierno socialista. Desde el Ministerio matizaron después que se referían a una relación profesional, pero la publicación de su comida con los policías ha obligado a Delgado a reconocer al menos tres contactos en el ámbito personal con Villarejo.

Fuentes policiales y judiciales admiten que no les sorprende la relación entre estos comisarios, jueces y fiscales de la Audiencia Nacional con los que mantienen un contacto fluido a cuenta de sus investigaciones. La relación de Dolores Delgado con el entorno de Villarejo tenía que ver sobre todo con el comisario García Castaño. Ella era la coordinadora en materia de lucha antiyihadista de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y El Gordo estaba al frente de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Comisaría General de Información.

"Así se trabajaba en esta casa"

García Castaño fue detenido en julio y declaró ante la Audiencia Nacional que era habitual que facilitara datos confidenciales a Villarejo sin autorización judicial a petición de la Audiencia Nacional. “Así se trabajaba en esta casa, en la Audiencia Nacional (...) No se venía ni con un oficio ni con un papel ni con nada", dijo el comisario, según desveló El Español.

Hasta que fue cesado el año pasado por el ministro Juan Ignacio Zoido, García-Castaño era el enlace con algunos de los servicios de inteligencia extranjeros más prestigiosos, su papel era el de proporcionar dispositivos de escuchas o equipos de vigilancia a las unidades investigadores. Además, su departamento manejaba la gestión de confidentes en la Comisaría General de Información. Tenía conocimiento de las pesquisas más sensibles. La presencia de Delgado, como fiscal especializada, era habitual el tomas de posesión de responsables policiales y actos organizados por el Cuerpo.

El día de la comida en el restaurante Rianxo, el mando con más rango de la mesa era Miguel Ángel Fernández-Chico, director adjunto operativo de la Policía (DAO) durante las dos legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2012). Fue cesado tras la llegada de Mariano Rajoy a la Moncloa y falleció apenas unas semanas después. Moncloa.com informaba este lunes de que Delgado y Garzón le solicitaron que cesase de sus cargos al comisario de la Audiencia Nacional y a un agente que prestaba servicios en dicho tribunal.

El nombre de Fernández-Chico se vio implicado en la investigación sobre el ático del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, que el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz llegó a calificar de “ilegal” en el Senado. El político denunció esas presuntas ilegalidades ante la Justicia, que terminó por archivar el caso y avalar la actuación policial. Según el Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, fue Fernández Chico quien en 2011 encargó las pesquisas al comisario de Marbella, Agapito Hermes de Dios. También quien, según Villarejo, avaló su cita con García Castaño y el expresidente González al que grabaron en una cafetería.

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