Alberto Núñez Feijóo concluyó la Junta Directiva Nacional del PP con un gran suspiro. El congreso extraordinario estaba convocado al fin y él, un día después, anunciaría su candidatura a la presidencia del partido. Aún quedaban, y quedan, emociones fuertes por delante, pero el futuro líder de los populares salvó, ese día, su primer match ball: evitar que la reunión en la que se ponía fecha a la nueva etapa del PP se convirtiera en una batalla campal.
Esa amenaza, admiten a Vozpópuli otros dirigentes autonómicos, era "real" y "conocida" por todos los presidentes regionales del PP, con los que el propio Alberto Núñez Feijóo estuvo hablando durante los días previos a la Junta Directiva Nacional.
Según explican desde diferentes ejecutivas autonómicas, las conversaciones con el presidente de la Xunta comenzaron el domingo de la manifestación en Génova en contra de Casado y a favor de Ayuso: "Ese día, nos llamó a todos Casado, prometiendo desbloquear congresos, pero sin querer cesar a García Egea. Fue entonces cuando reclamamos una reunión en la sede nacional del partido para convocar el congreso extraordinario".
La interlocución de Feijóo con todos los líderes autonómicos continuó después de esa cumbre con Casado, con el objetivo de preparar la Junta Directiva Nacional en la que se fijaría la fecha del congreso... y acordar la composición del comité organizador del citado cónclave.
"Hay que apagar el fuego"
En esas conversaciones, Alberto Núñez Feijóo fue advertido que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, estaba dispuesta a tomar la palabra en la Junta para dejar claro su malestar por lo sucedido en las últimas semanas y pedir, de forma explícita, que se expulsara a todo aquel que hubiera estado implicado en la campaña contra ella.
El presidente de la Xunta, además, era consciente de las maniobras en la sombra de Teodoro García Egea y de Alberto Casero, que amenazaban con reventar la Junta Directiva. El riesgo de que la reunión se convirtiera en una nueva guerra era considerable y, ante ese posible escenario, Feijóo pidió ayuda al resto de barones.
La consigna era "apagar el fuego" que pudiera provocarse en esa reunión. Para ello, se decidió que pidieran la palabra, después de Isabel Díaz Ayuso, otros dos presidentes autonómicos del PP: José Antonio Monago y Paco Núñez.
El extremeño, efectivamente, actuó de "bombero" -profesión que ejerció antes de entrar en política- y habló de "unidad", de "cerrar heridas", y "no ajustar cuentas". El manchego, por su parte, destacó la apuesta del partido, y de los líderes autonómicos, por Alberto Núñez Feijóo.
Quejas por el discurso de Ayuso
Estas intervenciones aplacaron los ánimos de los presentes y la Junta Directiva Nacional acabó sin mayores sobresaltos. Pese a ello, tal y como se informó en estas páginas, hubo algunas críticas al discurso de Ayuso, al considerar, algunos diputados, que "no tocaba" porque "había que lanzar un mensaje de unidad".
Las quejas contra la presidenta de la Comunidad, en todo caso, se hicieron extensivas, en los días posteriores, a los afiliados. Según confirman a Vozpópuli desde Génova, el teléfono de atención al afiliado ha recibido, a lo largo de la última semana, llamadas de queja por las palabras de la madrileña.
Ayuso, en todo caso, decidió rebajar la tensión apenas 72 horas después de ese discurso. Ante la junta directiva del PP de Madrid, y en su reencuentro con Almeida, no solicitó intervenir en el turno de ruegos y preguntas y la reunión concluyó sin ningún tipo de sobresalto.