En la mayoría de los casos, la muerte es el trágico desenlace a un periodo de incertidumbre, necesario para afrontar el duelo por la pérdida. Pero la irrupción de la borrasca Filomena y sus devastadoras consecuencias en Toledo han propiciado un colapso en los servicios funerarios que las autoridades tratan de aliviar. "Nadie nos ha dicho dónde está mi padre". La familia de Julio Díaz Aparicio, fallecido el pasado 6 de enero a los 75 años, aún no le ha podido enterrar. Y lamentan la "falta de información" de las últimas jornadas, marcadas por el desasosiego: "Tememos que otras familias estén pasando por lo mismo".
"Ha fallecido el profesor de los Maristas de Toledo Julio Díaz Aparicio a los 75 años". Medios regionales como El Digital Castilla-La Mancha se hacían eco de la noticia; tan apreciado era este docente por su comunidad. El deceso tuvo lugar el 6 de enero, día de Reyes, y la familia inició los correspondientes trámites funerarios: velatorio, funeral, incineración...
Hasta que llegó Filomena. Temperaturas bajo cero y copiosas nevadas que colapsaron buena parte de la ciudad. Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Ejército y autoridades civiles activaron todos los protocolos para intentar desbloquear los principales nódulos de comunicación e infraestructuras críticas. Pero como ocurre en media España, el temporal ha desbordado en Toledo todas las capacidades y los trabajos de recuperación avanzan a ritmo lento.
También en los servicios funerarios. "Justo el día que murió mi padre comenzó la tormenta de nieve y ya cuando estábamos en el cementerio se suspendió el entierro", detalla Carmela, hija de Julio Díaz. La familia comprendió la gravedad de la situación y se marchó a su casa a la espera de tener más novedades sobre los plazos para enterrar al apreciado profesor de los Maristas.
"Falta información"
Esas noticias, no obstante, no llegaron. A día 14 de enero, la familia asegura que no ha recibido ninguna llamada oficial y que ni siquiera les han comunicado dónde están los restos mortales de Julio Díaz: "Lo más grave es que nadie se ha puesto en contacto con nosotros desde que nos llamaron para decirnos que se suspendía el entierro".
Y añaden: "Nadie nos responde a los teléfonos y llevamos cuatro días llamando. No tenemos la urna. No sabemos dónde está, entendemos que en el crematorio, pero tampoco nadie nos ha contactado para esto". También aseguran que no tienen una fecha o aproximación de cuándo se celebrará el entierro.
Fuentes municipales consultadas por Vozpópuli afirman que el temporal ha afectado a los servicios funerarios de la ciudad, que retomaron su actividad el pasado día 12 y se desempeñan a marchas forzadas para descongestionar la situación.
Primero, sepultar los cadáveres
Las mismas fuentes señalan que solo este jueves, día 14, se logró dar sepultura a los cuerpos sin incinerar de los decesos registrados durante la borrasca, a los que por motivos de salud se ha priorizado frente a las cenizas. A partir de ahora se retomará también el entierro de los restos mortales que permanecen en el crematorio bajo custodia.
Los Díaz Aparicio, no obstante, piden que se facilite más información a los familiares de los fallecidos que aún no han podido enterrar a sus seres queridos: "Entendemos que las circunstancias son difíciles y que la borrasca ha podido afectar a los servicios, pero pedimos más claridad sobre en qué punto se encuentra el proceso".