Los criminólogos suelen afirmar que el crimen perfecto no existe, sino tan solo la investigación imperfecta. Esta ‘sentencia’ encaja como anillo al dedo en el caso de la joven catalana Helena Jubany, cuyo asesinato sigue sin ser resuelto 22 años después del hallazgo de su cadáver, el 2 de diciembre de 2001, sobre el suelo de un patio interior de un inmueble de Sabadell (Barcelona).
Los investigadores determinaron que la bibliotecaria y periodista de 27 años fue drogada con somníferos y lanzada al vacío, de madrugada, cuando se encontraba en un estado semicomatoso. Estaba desnuda y en su cuerpo se encontraron varias quemaduras.
Tras casi un cuarto de siglo de pesquisas que no lograron aclarar por completo ni el móvil ni las circunstancias del crimen, la Universidad de Santiago de Compostela recibió recientemente un encargo que podría ser trascendental para determinar la posible implicación en el asesinato de dos sospechosos que de momento siguen libres.
A instancias del juez instructor del caso, el Instituto de Ciencias Forenses de la capital gallega recibió el pasado mes de septiembre el encargo de realizar un estudio para comparar los marcadores de ADN de los investigados con los restos de material genético encontrados en el jersey que vestía la víctima, todo ello con el fin de saber en qué proporción coinciden, o no, ambas muestras.
El informe comparativo se solicitó al citado centro científico de Santiago de Compostela debido a su gran prestigio internacional en el campo de la resolución de crímenes muy complejos gracias a las innovadoras técnicas que utiliza, pero un supuesto malentendido entre el juzgado y el instituto forense provocó, según la familia de la joven fallecida, que dicha prueba esencial no se realizase.
La que se hizo fue, afirman, la misma que ya habían llevado a cabo tanto el Instituto Nacional de Toxicología como la Policía Científica, con resultados negativos en lo que respecta a la coincidencia de ADN entre los investigados y las muestras halladas en la ropa de la víctima. Ante este contratiempo, la familia de Helena ha presentado un nuevo recurso para que el exhaustivo cotejo genético, más amplio y pormenorizado que el ya realizado, se lleve finalmente a cabo en el complejo compostelano.
Un crimen mediático
El asesinato de la joven bibliotecaria y periodista se ha convertido en uno de los crímenes más mediáticos, debido a las extrañas circunstancias que lo rodean, de las últimas décadas. En este sentido, las piezas siguen sin casar casi cinco lustros después de iniciarse la investigación y muchos de los interrogantes iniciales siguen en el aire. ¿Qué hacía Helena Jubany en el piso donde se desencadenaron los trágicos hechos? ¿Por qué fue drogada hasta caer en la inconsciencia? ¿Qué empujó al autor o autores del crimen a subir a la víctima hasta la azotea del inmueble? ¿Por qué la desnudaron y practicaron quemaduras en su cuerpo? Y sobre todo, ¿por qué la lanzaron al vacío cuando aún estaba viva? ¿Pudo ser, en vez de un homicidio, un suicidio?
Esta última idea se barajó en un primer momento, pero pronto perdió fuerza, mientras otras fuentes apuntaron la posibilidad de que Helena pudo verse envuelta en un rocambolesco juego de rol con resultados dramáticos. Dos meses después del suceso se produjo la primera detención relacionada con el caso. Se trataba de una amiga de Helena en cuyo piso se desarrollaron, supuestamente, los hechos, y donde la Policía halló dos botes de un hipnótico como el que había consumido la víctima y una caja de cerillas iguales a las que se encontraron en la azotea.
Fue enviada a prisión y en mayo se suicidó en su celda tras dejar una nota en la que negaba cualquier implicación en el crimen. Otra encausada fue puesta en libertad con cargos a los pocos días de entrar en la cárcel y otros dos sospechosos, uno de los cuales compartía piso con la primera detenida, se libraron de las acciones penales tras la decisión del primer juez instructor de archivar la causa por falta de pruebas.
Aquello ocurrió en 2005 y, quince años después, la autoridad judicial decretó la reapertura de la investigación por el asesinato de Helena Jubany con el objetivo de practicar nuevas pruebas. ¿Se resolverán finalmente todos los cabos sueltos que aún oscurecen el enigmático crimen? Es pronto para afirmarlo, pero sí es un hecho que los mejores científicos están involucrados al 100% en ese objetivo.
Carlos Alher
En otro artículo de otro medio se mencionaba hace tiempo cómo después de tomar posesión de su plaza de bibliotecaria (funcionario) a posteriori conoció de manera casual a la persona que había obtenido el 2º puesto en la oposición, persona que se quedó sin plaza. El encuentro parecía haber sido casual pero desde entonces esa persona se hizo presente en la vida de la víctima dejándola regalos en la puerta de la biblioteca, regalos que encontraba cuando abría la biblioteca a primera hora de la mañana… Ése es el hilo del que tirar. El Quid prodest clásico.