La gente se pone mala haya huelga o no. El aspecto del Hospital La Paz, en Madrid, era el de un día normal este 8 de marzo. Hasta los paros oficiales de dos horas han hecho poco ruido. La sala de espera de Urgencias estaba al completo, y los pasillos y las colas para los ascensores eran las de una jornada cualquiera.
A la madre de María la han operado esta mañana de cataratas: "Todo ha salido perfecto, no ha habido retraso ni ningún otro problema", dice su hija.
"Si no me lo dices ni me entero de que hay huelga", señala Javier mientras da una calada electrónica a su vapeador. "Es verdad que la doctora, que suele llegar a primera hora, no está todavía y es la 1, pero no sé si es por la huelga o por motivos personales".
"Hemos venido a urgencias porque a mi marido le dolía la cabeza y veía doble", apunta María Luisa mientras él asiente. "No hemos tenido ningún retraso".
La explanada que hay entre los dos edificios del hospital, el general y el infantil, suele llenarse de voluntarios que reclaman una ayuda para diferentes ONGs. "Nuestras compañeras hoy no han venido", señala un chico con un cartel de UNICEF al cuello
Justicia
La huelga se ha dejado notar levemente en los distintos Juzgados, pero por motivos ajenos a la movilización que el movimiento feminista está llevando a cabo este viernes.
Trabajadores de los Juzagados de Plaza de Castilla, en Madrid, explican que los jueces no convocan señalamientos para este día, a excepción de los urgentes. "Estamos lejos del centro, y lo hacen para que la gente no tenga que venir hasta aquí y se encuentren que no se puede llevar a cabo su juicio", explica Víctor, que trabaja allí.
Por los pasillos a penas se ven a unos cuantos letrados hablando de que en breve se unirán al paro de dos horas convocado en la puerta. Las máquinas de vending son las que más afluencia de personal tienen.
"El Colegio de Abogados de la capital también celebra actos reivindicativos, por lo que muchas compañeras están allí. Esta tarde nos juntaremos todas", apuntan desde la asociación Themis.