Miguel Roca, recuperado de una grave enfermedad, se mueve como pez en el agua entre las principales instituciones del país, tiene una fuerte vinculación con La Caixa, donde trabaja la infanta, acaba de rehacer su despacho profesional y nunca ha ocultado su amistad personal con el rey Juan Carlos. Ha sido el propio monarca quien le ha pedido que se encargue de la defensa de doña Cristina en caso de que se rechace el recurso contra su imputación, a sabiendas de que no va a tratarse de un abogado al uso. De hecho, tan es así que los aspectos puramente penales, los del día a día, los va a llevar el letrado Jesús María Silva, perteneciente al mismo despacho que condujo el ‘caso Pallerols”.
El penalista que se ocupará del día a día de la defensa de la infanta fue el mismo que llevó el 'caso Pallerols'
No, el trabajo de Roca, uno de los pocos ‘padres’ de la Constitución que sobreviven, no va a limitarse a supervisar el recorrido judicial del ‘caso Urdangarin’ en lo que salpica a la infanta, sino más bien va a centrarse en crear “un estado de opinión” favorable a doña Cristina y a la Monarquía, aseguran fuentes de su entorno, que “ayude a objetivar y a defender con sentido común a la institución ante todo lo que está pasando”. ¿Acaso se convertirá en una especie de relaciones públicas? “No tanto en un relaciones públicas”, aseguran las mismas fuentes, “como en alguien que vivió en primera persona la transición, tiene un gran sentido de la perspectiva política y sabe explicar de manera creíble el papel de la Corona”.
Más que un profesional de la abogacía, coinciden fuentes políticas, lo que la Casa Real ha fichado para salvar la honra de la infanta es a un “perfecto lobista”, capaz de tener también en cuenta la profunda dimensión política del caso y de conectar en tiempo real con los cambios que pudieran producirse en el proceso partiendo, además, de la larga amistad que encierra Roca con el rey Juan Carlos. “En la crisis de la Corona se mezclan muchas pasiones y es urgente también dejarlas de lado”, aseguran las mismas fuentes.
"La Casa Real necesita a alguien que sepa defender con sentido común y credibilidad a la Monarquía", explican fuentes cercanas a Roca
La última vez que Roca pisó el Congreso de los Diputados fue para participar en unas jornadas sobre la transición en las que también intervinieron Alfonso Guerra y Rodolfo Martín Villa. En ellas, acentuó la indefensión de los ciudadanos ante los casos de corrupción, pero también hizo una apelación al sentido común y a la necesidad de no dinamitar alegremente las instituciones. Roca, colaborador habitual de La Vanguardia, también dirigió en este acto una dura crítica a los movimientos de indignados y al 15-M, que objetivó en el popular libro de Hessel. “Me lo he leído con atención, he percibido su indignación, pero nada más, no ofrece ninguna solución”, comentó ante un grupo de diputados. Pero lo más interesante fue, quizás, su invitación a "ignorar" el debate sobre si el Rey tiene que abdicar, pues, a su juicio, "no tiene demasiado sentido". Un juicio que conviene tener en cuenta dada la familiaridad que le une al monarca.