La extrema derecha puede tener más respaldo social del que dicen las encuestas, según algunos bancos internacionales como Barclays, que no descartan en absoluto que pasara a la segunda ronda de la consulta electoral, tal como ocurrió en 2002. La hija de Jean Marie Le Pen, Marine Le Pen, no tiene posibilidades reales de ganar, afirma el banco, aunque si lo hiciera, la ruptura con el euro estaba cantada y con ello, una enorme crisis europea.
De esta manera, debería vérselas con el candidato socialista, François Hollande, a quien todo el mundo augura una cómoda victoria, similar a la de Mariano Rajoy. Y habría un gran derrotado: Nicolás Sarkozy, aparentemente muy contestado por la población francesa.
Según un informe sobre las elecciones presidenciales francesas de Barclays, “las encuestas sugieren que Le Pen no está en buena situación, pero nosotros creemos que puede ser una espina para los demás candidatos y potencialmente podría incluso pasar a la segunda ronda”.
Se repetiría así el ejemplo de 2002, en el que contra pronóstico, en la segunda vuelta compitieron Chirac, de centro derecha y el padre de la actual candidata, Jean Marie Le Pen, por lo que los votantes de la izquierda de Jospin insistieron a sus bases que se movilizaran a favor de Chirac, como mal menor. Le Pen fue vapuleado en la ronda definitiva.
Pero ahora, “Marine Le Pen ha gestionado su imagen, suavizándola, para mejorar sus expectativas”. Y, al parecer, con éxito, ya que, según aseguran desde Barclays “la aceptación de las ideas de su partido no ha sido nunca tan alta”.
Captar el descontento
Los expertos del banco británico ponen de manifiesto que el partido de extrema derecha ha sabido captar mejor que nadie el descontento de las clases bajas, “que han sido olvidados por los partidos tradicionales”.
Si se impusiera en las elecciones, para las que faltan 100 días, conviene recordar que ha hecho bandera del proteccionismo, el combate a las entidades financieras y la salida del euro. De esta manera, “restauraría el derecho al Banco de Francia de emitir moneda y monetizar deuda”, así como “impuestos a las importaciones”, algo que, según los cálculos de la propia Le Pen, generaría ingresos por un importe de 200.000 millones de euros.
Capítulo aparte merecen las cuestiones sociales. Le Pen es contraria a la globalización, “por lo que intentará frenar el flujo de inmigrantes en los próximos cinco años”. Otros apartados que, sin embargo, merecen ser valorados, es la lucha contra la evasión fiscal y un significativo aumento del presupuesto para el ministerio de Justicia.
Sin embargo, en Barclays concluyen con que, a pesar de que pueda pasar la criba, “su falta de experiencia es el principal motivo para que tenga poca credibilidad”. Aunque pase a segunda ronda “no parece probable que pudiera ganar las elecciones”.