España

Los jóvenes tendrían que cobrar el doble de sueldo para comprar una vivienda

Los menores de 34 años en España deberían pasar de percibir una media de 960 euros al mes hasta los 1.930 para dedicar a la hipoteca un 30% de sus ingresos

  • Los jóvenes tendrían que cobrar el doble para comprar una vivienda

El acceso a la vivienda por parte de los jóvenes sigue siendo una quimera en España. Son pocos los menores de 34 años que pueden, por sí mismos, adquirir su primer inmueble en propiedad. Sin ahorros y con unos salarios precarizados, la emancipación efectiva se convierte en un imposible sin perspectiva de mejora. Para que los jóvenes españoles pudieran plantearse esta opción, sus ingresos deberían doblarse, pasando de los 961,03 euros que perciben de media al mes hasta los 1.935,57 euros.

Así lo indican los datos publicados este martes por el Observatorio de Emancipación Juvenil del Consejo de la Juventud de España, que comparte con el sector financiero la necesidad de implementar políticas públicas que estimulen el acceso a la vivienda, algo que ya está negociando la banca con el Gobierno español para que los jóvenes sólo tengan que afrontar el 5% de la entrada de una hipoteca frente al 20% actual.

En ese hipotético escenario en el que los salarios se multiplicaran por dos, los jóvenes podrían adquirir un inmueble sin destinar más del 30% de sus ingresos mensuales; un porcentaje que se ubica lejos de los umbrales actuales. En el caso de los menores de 30 años, la renta del alquiler representa el más del 90% de su salario, de media. El dato es incluso más elevado en regiones como Cataluña, Baleares o Madrid, donde la cifra se eleva por encima del 100% de su sueldo, por lo que los jóvenes se ven obligados a compartir piso de alquiler.

A los bajos salarios, incompatibles con el compromiso al pago de una mensualidad de cifras astronómicas, se suma la incapacidad de ahorro de una generación marcada por la crisis de 2007 y que, tal y como apuntan la mayoría de analistas económicos, se verá también seriamente afectada por las consecuencias del coronavirus. Y es que, incluso en aquellos casos en los que es viable hipotecarse, no siempre es posible hacerlo por las elevadas entradas que requieren los préstamos bancarios: alrededor del 20% del valor total de la vivienda.

50.000 euros de entrada para una hipoteca: una operación "inviable"

Los jóvenes tendrían que contar, de media, con unos ahorros de casi 50.000 euros para poder afrontar la entrada de una hipoteca. Considerando que el sueldo anual ronda los 12.000 euros, este desembolso requeriría de 4,1 veces su salario de un año, de acuerdo con los datos del Observatorio de Emancipación Juvenil del Consejo de la Juventud de España. En la práctica, no hay matemática que valga: sin ayuda de la familia, mayoritariamente, se trata de una operación "inviable", según afirma el informe.

Los jóvenes tendrían que desembolsar 4,1 veces su salario de un año para poder pagar la entrada de una hipoteca

"Para hacer frente al pago de la cuota hipotecaria, debería destinar el 60,4% de su sueldo neto, muy por encima del 30% que las entidades financieras suelen emplear como criterio para determinar la viabilidad de un préstamo hipotecario”, incide el estudio. Así las cosas, el alquiler se convierte prácticamente en la única opción real, la "menos costosa para las personas jóvenes que desean independizarse", y ni siquiera de forma indivudual, pues los menores de 34 años se ven abocado a "compartir alquiler con otras personas".

La emancipación de los jóvenes, una decisión que se pospone 

Pero la subida del precio del alquiler también se ha convertido en un 'hándicap'. Y el resultado de esa sumatoria de factoras da como resultado una generación incapaz de fijarse un plan de vida a partir de la emancipación, que solo consiguen el 18,7% de los jóvenes españoles, según datos de 2019. Y es en ese punto en el que se presentan tres alternativas: intentar acceder a la cada vez menor oferta de vivienda protegida, recurrir a la familia -una tendencia al alza que solo es planteable en determinados estratos sociales- o demorar la decisión, que es lo que mayoritariamente elige la juventud. De hecho, la edad media de emancipación se ubica en los 34 años.

Sólo el 18,7% de los menores de 34 años consiguen emanciparse, una decisión que la mayoría de los jóvenes posponen sin fecha

Los jóvenes españoles se mantienen, pues, en una suerte de limbo económico y vital por una precariedad que no solo no es anecdótica, sino que resulta habitual: de acuerdo con los datos previos a la pandemia, uno de cada cinco menores de 34 años se encontraba en riesgo de pobreza y exclusión, fruto de la precarización de sus condiciones de trabajo. Y es que el 55,4% de los empleados jóvenes dispone de contratos temporales, y otros trabajan directamente sin contrato, cuando no encadenan prácticas curriculares y periodos de formación que les impiden salir de esa situación.

Una generación en riesgo y sin perspectivas de mejora

Y los augurios no invitan al optimismo: “Hay un gran riesgo de pérdida de nuestros empleos en cuanto esta protección acabe”, asevera el informe, que recuerda que "no puede acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) quien está en unas prácticas extracurriculares o incluso quien trabaja sin contrato": "Es un escenario, además, donde la búsqueda de empleo se complica, al igual que la posibilidad de tener una primera experiencia laboral”.

"No podemos permitirnos actuar como la última vez", recalca el presidente del Consejo de la Juventud, que pide cambios en las políticas públicas de acceso a la vivienda

Así lo dice el propio presidente del Consejo de la Juventud, Manuel Ramos de la Rosa, en un comunicado crítico con el Gobierno por dar por perdida a esta generación cuyas condiciones pasan "por debajo del radar de las medidas generales". Por ello, reclama cambios en las políticas públicas de acceso a la vivienda, en sintonía con las voces que están surgiendo incluso dentro del mismo sector financiero, frente a las pocas y nulas opciones que existen actualmente: “Incluyen requisitos como contratos fijos de trabajo o cierta permanencia que resultan inalcanzables".

“No podemos permitirnos actuar igual que la última vez", recalca el informe, recogido este miércoles por 'El País': "La juventud comenzó 2020 siendo precaria, pobre y dependiente, y durante la pandemia ha sido el colectivo que más ha visto crecer su tasa de paro, que más ha necesitado acogerse a ERTE”.

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