La Audiencia Nacional juzga a cuatro presuntos miembros de una red que introducía de forma ilegal a inmigrantes iranís en países de la Unión Europea, Reino Unido, EE.UU. o Canadá, proporcionándoles visados de turista, alojamiento temporal en España (Málaga), billetes de avión y pasaportes españoles a cambio de cantidades que oscilaban entre los 15.000 y 30.000 euros por persona.
Para los dos principales acusados, Z.M.M. y A.G., la Fiscalía pide 5 y 7 años de prisión respectivamente por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, y para los otros dos, M.A.A.F. y V.P.F., a los que considera cooperadores necesarios para la comisión del delito, solicita 4 años de cárcel.
Para el primer acusado reclama no obstante la aplicación de una atenuante por colaboración con las autoridades, lo que permitió "identificar a las personas que colaboraban tanto con su organización como con otras dedicadas a la misma actividad delictiva", precisa el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales.
Los cuatro acusados, una quinta persona, B.A., que no ha prestado declaración como investigado "en el presente procedimiento", "y otras personas no identificadas residentes en Irán", constituyeron esta "organización criminal" dedicada a la inmigración ilegal, según relata el representante del Ministerio Público.
Viajes con visados de turista y traslado a Málaga
Los dos principales acusados, detalla el escrito, facilitaban el traslado desde Irán a un país de la Unión Europea adjuntando un visado auténtico de turista a su pasaporte auténtico original.
Los visados los conseguían de legaciones diplomáticas de países europeos en Irán, como Italia, Francia o Austria, que encargaban a otros miembros de la organización residentes en esos países.
La investigación ha acreditado que el tiempo medio de obtención de esos visados es de dos meses, mientras que la red los conseguía en unos 15 días sobornando a empleados de las embajadas para que acelerasen la tramitación de los visados.
En el momento que llegaban al país de entrada (el expedidor del visado), los inmigrantes tenían dos opciones para llegar al país de destino, que generalmente era el Reino Unido, aunque también ocasionalmente Estados Unidos o Canadá.
Por un lado, permanecer en ese país hasta que se les proveyera de documentación y billete de avión, o bien trasladarse a España, donde los acusados Z.M. y A.G. les alojarían en distintos domicilios a la espera de facilitarles documentación y billetes de avión.
En el caso de trasladarse hasta España, utilizaban su propio pasaporte iraní con visado Schengen, y en los aeropuertos españoles, normalmente el de Málaga, eran recogidos por A.G. para trasladarles a apartamentos que alquilaban por cortos periodos.
Cambio de aspecto para parecerse a los titulares de los pasaportes
Una vez alojados, los acusados Z.M. y A.G. se encargaban de que tuvieran sus necesidades cubiertas y les hacían cambiar de apariencia para obtener el aspecto físico de la persona cuya identidad iban a suplantar en la documentación que se les iba a proporcionar.
Es en ese momento en el que intervienen los acusados M.A.A.F. y V.P.F., "quienes se encargan de la obtención de pasaportes españoles convenciendo a personas de su ámbito familiar o de amistad para que les expidan el pasaporte cambiando su aspecto físico a fin de intentar parecerse a las víctimas de la inmigración ilegal" cuyas fotografías se les proporcionaban.
El "modus operandi", explica el fiscal, consistía en fotografiarles "a fin de localizar a personas con características físicas similares" y después intentaban "adecuar las características" tanto de la persona que iba a obtener el pasaporte (dejándose barba o afeitándose) como de la persona a la que usurparía la identidad (con cambio de peinado o ropa acorde) para hacerse un nuevo pasaporte. Los pasaportes eran adquiridos por importes que ascienden hasta los 500 euros.
Destino final, destrucción de pasaportes y petición de asilo
En cuanto a, los dos principales acusados utilizaban habitualmente como aeropuertos de salida los de Málaga y Madrid o los de Faro o Lisboa, en Portugal.
Además realizaban al menos una escala intermedia en Oslo (Noruega), Basilea (Suiza) o Nuremberg (Alemania), "conocedores que en los vuelos directos entre España y el Reino Unido suelen establecerse controles aleatorios de documentación previos al embarque" y si les hablaban en castellano se podía descubrir rápidamente que realmente no tenían la nacionalidad española.
Finalmente, se les instruía para que en el interior del avión y antes de llegar al control documental del destino final del viaje, destruyeran el pasaporte y manifestarán que se encontraban indocumentados, que eran ciudadanos iraníes y solicitaban acogerse a las medidas de Protección Internacional, "alegando en casi la totalidad de los casos una presunta conversión a la fe cristiana que motiva el ser perseguidos en su país", indica el fiscal.
El hecho de llegar completamente indocumentados al país de origen viene motivado, además de por la destrucción del pasaporte español, porque sus auténticos pasaportes iranís (en los cuales figura estampado el correspondiente visado de turista) eran retenidos por los principales acusados.
La investigación ha puesto de manifiesto las cantidades cobradas con esta actividad delictiva. Por el viaje completo -obtención de visado, traslado en avión a algún país de la UE, traslado a Málaga, alojamiento en "pisos patera", documentación y viaje hasta el destino final, entre 15.000 y 20.000 si el destino era el Reino Unido y 30.000 si era Estados Unidos o Canadá.