La Ley sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos de la Comunidad de Madrid, conocida más bien como ley antibotellón, cumple 20 años. Dos décadas después de su puesta en marcha, muchos de sus objetivos siguen sin cumplirse. Macroquedadas, consumo excesivo, menores de edad reunidos con el fin de beber y múltiples urgencias hospitalarias relacionadas sólo con el alcohol. ¿Qué ha pasado con la ley que quería atajar su consumo y acabar con el botellón cuando además, el alcohol en nuestro país es la sustancia psicoactiva más consumida y se asocia con una importante carga de enfermedad y mortalidad según Sanidad?
La ley de Alberto Ruiz-Gallardón fue aprobada el 29 de julio de 2002 y se sumó a otras ya existentes, como las de Cantabria o Castilla y León. Con los años se desarrollarían otras similares en el resto del país y, ahora el Ministerio de Sanidad y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas trabajan en un anteproyecto de ley para proteger a los menores de los efectos negativos del alcohol.
Según los expertos y los datos, en estos veinte años el fenómeno ha evolucionado: hay un menor número de botellones, pero se han generalizado las macroquedadas en las que cerca de un 70 por ciento de menores beben de manera intensiva, todo ello ante la dificultad de las fuerzas de seguridad para sancionarles. El problema es especialmente preocupante entre este colectivo de personas jóvenes, que además, son más vulnerables a sus efectos.
Las cifras del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones
De acuerdo con los datos más generales del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de 2022, del Ministerio de Sanidad, el alcohol es la droga con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes de España de 14 a 18 años. La edad media con la que los jóvenes empiezan a beber se sitúa en los 14 años y en comunidades como Navarra, Aragón, País Vasco, Comunidad Valenciana o La Rioja es inferior. Asimismo, según este informe, el 74% menciona haber ingerido bebidas alcohólicas en alguna ocasión en su vida, resultando que la gran mayoría de estos casos ha tomado alcohol en el último año.
En cuanto a intoxicaciones etílicas agudas, la edad media en la que se produce la primera es de 14,7 años. Pero, si se analiza en función de la edad, hay diferencias en los porcentajes de borracheras: prácticamente 1 de cada 4 jóvenes de 14 años ha experimentado una borrachera en alguna ocasión, subiendo 12,2 puntos en el caso de los 15 años (36,9%) y otros 16,5 puntos en los 16 años, suponiendo así que más de la mitad de los estudiantes de 16 años han padecido una intoxicación etílica aguda (53,4%). La prevalencia alcanza niveles superiores al 71% en el caso de los jóvenes de 18 años.
Los espacios públicos abiertos como calles, plazas, parques o playas ocupan un 46,2% como lugar que eligen los estudiantes para el consumo de bebidas alcohólicas. Plazas como la de Pedro Zerolo, en Chueca; Dos de Mayo, en Malasaña o zonas como el Parque del Oeste, o el de Berlín, son escenarios de quedadas masivas de jóvenes en Madrid. Además de las aglomeraciones en Ciudad Universitaria tras el final de exámenes de selectividad y las fiestas populares, para las que siempre hay excepciones.
Aunque cuando salió la ley se redujeron los botellones, la Policía Municipal recibía unas 10.000 llamadas al año aproximadamente, desde 2016 las llamadas no han bajado de en torno a las 35.000 o 40.000 al año. Así como las multas, las cuales hay que destacar las 5.500 por botellón en septiembre del año pasado y más de 6.000 en octubre. Fueron los dos meses con más sanciones por los macrobotellones de jóvenes en Madrid, con picos de 200 sanciones en un día.
Por otro lado, en 2016, falleció una niña de 12 años de San Martín de la Vega (Madrid) en el hospital 12 de Octubre tras ser ingresada con un coma etílico tras hacer botellón con unos amigos en un descampado. El año pasado, una niña de 15 años estuvo en estado grave tras un coma etílico en un botellón de San Blas.
Aunque, más allá de las intoxicaciones, empiezan a detectarse con más regularidad un aumento de robos con violencia, agresiones y abusos sexuales en los botellones de Madrid. Un ejemplo de esto último es el macrobotellón de diciembre de 2021, el cual, consta de dos agresiones sexuales, 10 comas etílicos y 60 detenidos en el parque del Oeste de Madrid.
Nueva Ordenanza de limpieza y Gestión de Residuos
A principios de julio de este año, el Ayuntamiento de Madrid redactó una nueva Ordenanza de Limpieza y Gestión de Residuos de la ciudad, una norma específica que "regula por primera vez" el abandono de residuos por botellón con multas a partir de 2.000 euros. Además, dejar cartones fuera del contenedor ensuciando la vía pública pasará a sancionarse de 200 euros de media a 2.000 euros. Una medida que por una parte ha sido criticada por alejarse del eje central, la salud, por la preocupación del ruido y el desorden público.
El foco real está en concienciar
Conscientes de la dificultad de eliminar el botellón y las macroquedadas, son muchas las fundaciones que ponen el foco en el papel de concienciar para reducir su consumo. Estas alertan a los menores en colegios o con anuncios de publicidad sobre los efectos y consecuencias a tiempo real. Efectos cognitivos como bajo rendimiento escolar, menor relación social y familiar o violencia. Pero también físicos, como trastornos digestivos, dolores de cabeza, accidentes vasculares o afectaciones neurológicas agudas.