Su nombre es Khalib Rounani y llevaba cuatro meses dando esquinazo a la Policía. Logró eludir su arresto en febrero tras la desarticulación de una célula yihadista que actuaba desde prisión. Todo iba bien para él. La Brigada Provincial de Información de Madrid sospechaba que se escondía en algún lugar del sur de Francia o en la Costa del Sol, pero no daban con su paradero. Hasta que cometió el error de regresar a su casa a ver a su madre. El lugar estaba bajo la vigilancia de los agentes, que rápidamente se le echaron encima.
Fue en Barcelona, donde vive su madre con su actual pareja. Rounani quería celebrar con ella el final del Ramadán, el noveno mes del calendario islámico. Es un periodo sagrado para los musulmanes en el que se ayuna durante el día. En España el último día de ayuno fue el lunes y el martes se celebró la fiesta del Aid. En Marruecos, de donde es el detenido, esa festividad se celebró el miércoles (varía por la posición lunar).
Era la última pieza que le faltaba a la Policía para completar su operación Khasig (jaula). En aquel operativo fueron detenidos tres presos de la cárcel madrileña de Valdemoro, entre ellos el cabecilla Sulyman El Mokhtari, marroquí de 51 años. Captaba a otros presos y les convencía para hacer atentados cuando quedasen en libertad. A los que no se plegaban a sus deseos, los amenazaba gravemente. En febrero también se arrestó a otro exrecluso en libertad condicional que se había establecido en Alcorcón.
Armas y explosivos
Rounani, de 34 años, también había pasado por la cárcel. Es un delincuente habitual acostumbrado a todo tipo de trapicheos con drogas y armas, según informan a Vozpópuli fuentes de la lucha antiterrorista. Por eso era el perfil perfecto para que el líder de la célula le encargase la labor de conseguir armas y explosivos. Las fuentes consultadas sospechan que ya había establecido contacto para ello con grupos de crimen organizado de Marbella y Marsella. Por ello, con su arresto respiraron por fin aliviados.
Fue una detención complicada y aparatosa porque Rounani ofreció resistencia. Estaba junto a la pareja de su madre cuando la Policía le encañonó. Era un elemento considerado peligroso. Hasta la zona se acercó una patrulla de la Guardia Urbana, que ofreció su ayuda a los agentes. Tras reducirle y aplicarle las esposas, un vehículo de la Guardia Urbana le trasladó hasta comisaría. Según las fuentes consultadas, se mostró especialmente violento en el trayecto.
Los planes del cabecilla
Los responsables esta operación creen que con esta operación Khasig han logrado evitar el riesgo de un atentado. El plan de Sulyman El Mokhtari era ser extraditado a Portugal donde tiene una causa pendiente con la Justicia y allí quedar en libertad. Su deseo era regresar a Marruecos y cruzar de nuevo a España para culminar sus planes en connivencia con los llamamientos del Estado Islámico.
En esta operación fue arrestado además un funcionario de la prisión de Valdemoro al que había sobornado El Mokhtari para que le facilitase las cosas. A través de una amiga del preso -también arrestada-, el trabajador de la cárcel de Valdemoro le hacía llegar teléfonos móviles, entre otros privilegios.