Samuel Escudero de la Rosa, alias Samuelillo, y Francisco Maya, apodado 'Gordo Maya', son unos de los aluniceros más conocidos de la capital. Lugartenientes del 'Goyito' consiguieron el poder del crimen en Madrid tras el encarcelamiento de su líder. "Son extremadamente violentos", explican a Vozpópuli fuentes policiales que han conseguido, una vez más, su detención por secuestros exprés y robos de drogas a otras organizaciones criminales.
El historial de ambos está cargado de delitos y antecedentes. A principios de este año el Samuelillo estuvo unos meses en prisión por un intento de homicidio en Villaverde. Disparó en una peluquería al amante de su novia. Apuntó a la cabeza pero se le encasquillo el arma y le destrozó la pierna.
Apuñalamientos, riñas en discotecas, robos de vehículos... Su carácter se forjó en las calles bajo el liderazgo del 'Goyito' con el que compartían barrio y también golpes en distintos puntos de España. Superando la treintena no han dejado atrás este modo de vida y la cárcel tampoco apaciguó sus ánimos. La entrada en prisión de su 'jefe' les situó en la cúspide del crimen madrileño. Ahora han vuelto a caer.
Ambos han sido detenidos en la 'Operación Albato' que ha sido desarrollada de forma conjunta por agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. También han sido arrestado once colaboradores a los que se les atribuye, según los investigadores, más de medio centenar de delitos, entre los que destacan pertenencia a grupo criminal, secuestro, robo con violencia, robo con fuerza y robo de vehículos.
La investigación se inició el pasado verano tras detectarse varios robos de vehículos en la provincia de Toledo. Después se produjo un secuestro en la zona sur de la Comunidad de Madrid. Continuando con las investigaciones, los agentes pudieron identificar un posible vehículo que podría haberse utilizado para dicho secuestro lo que permitió identificar a un individuo resultado ser uno de los integrantes del grupo organizado.
Compraban coches siniestrados que modificaban
La banda de aluniceros adquirían vehículos siniestrados para reconstruirlos con piezas de automóviles sustraídos. Para llevar a cabo esta actividad utilizaban una nave en la provincia de Toledo como taller ilegal donde despiezaban y modificaban los turismos. Posteriormente los vehículos modificados eran utilizados para cometer las acciones delictivas en las que estaba especializada la organización criminal.
'Samuelillo' y 'Gordo Maya' elegían su objetivo, el cual era sometido a vigilancias para conocer sus horarios y desplazamientos. Previamente, robaban vehículos de gama alta que eran conducidos por conocidos delincuentes expertos por sus huidas espectaculares y por no dudar en embestir a los vehículos policiales para darse a la fuga.
Torturas muy violentas a otros aluniceros
Las víctimas eran asaltadas con armas de fuego y sometidas a golpes y amenazas, llegándoles a producir en todos los casos graves lesiones tales como quemaduras de primer grado, cortes en extremidades y fracturas óseas. Posteriormente eran trasladadas hasta una nave situada en una localidad de Toledo, donde las mantenían secuestradas, torturándolas hasta lograr el pago de elevadas cantidades de dinero en efectivo, superando todas ellas al menos los 50.000 euros.
Una vez logrado su propósito, las víctimas eran puestas en libertad pero, en algunos casos, estas seguían recibiendo amenazas de muerte para evitar que denunciaran los hechos. Este requisito ha dificultado en extremo las labores de los agentes.
Samuelillo y el Gordo Maya intentaron huir
La primera fase tuvo lugar en diciembre del pasado año con la realización de nueve entradas y registros en la provincia de Toledo, de las cuales siete fueron en domicilios y dos en fincas. Se logró detener a ocho personas y se recuperaron ocho vehículos sustraídos, piezas de coches robados, material para el robo, gran cantidad de dinero en efectivo, así como armas de fuego.
Cabe destacar que dos de los objetivos, que resultaron ser los cabecillas de la organización, al verse cercados por los agentes, optaron por huir saltando desde un segundo piso, lo que les provocó diversas heridas. Posteriormente se ha realizado una segunda fase de la explotación de la operación, a raíz del secuestro de un empresario en una localidad al norte de Madrid pudiendo identificar y detener a los demás integrantes de la organización de aluniceros.
Urente
Llamarlos simplemente aluniceros parece quedarse corto siendo como son secuestradores y torturadores.