Introducción
Érase una vez, concretamente un 10 de octubre de 2002, un alcalde de Madrid llamado José María Álvarez del Manzano apresurándose a inaugurar un pabellón de 12.000 asientos cubierto por una espectacular cúpula y levantado sobre los cimientos del antiguo Rocódromo de la Casa de Campo. A Manzano, que hoy contempla la vida desde la comodidad de Ifema, lo acompañó en esa ocasión el extenista Álex Corretja, quien dos días más tarde disputaría el Masters Series de Tenis de Madrid. Meses después, Alberto Ruiz-Gallardón desplaza a Manzano de la alcaldía y aquel coliseo amplía sus miras: sigue acogiendo el Masters hasta que Gallardón construye la Caja Mágica en 2008, aloja el Eurobasket de 2007, es la sede del Estudiantes y del Real Madrid de baloncesto, porta un par de años el nombre de Telefónica, celebra conciertos de autores con caché y hasta mítines políticos no exentos de polémica.
En julio de 2005, con la economía del país yendo como un tiro, la música electrónica y sus subgéneros comerciales arrasan en salas y festivales. Ese mes se celebra en el Madrid Arena el primer Infinita Gay Week, una de tantas jaranas vinculadas al promotor Miguel Ángel Flores. Flores organizará más y más fiestas en el pabellón de la Casa de Campo, llegándose a jactar de meter a más de 30.000 personas en un aforo que oficialmente no debería de superar las 10.000. Durante esos años, el promotor goza de la exclusividad del Arena, según fuentes empresariales y municipales.
Las fiestas de Flores, el favorito de Madrid Espacios y Congresos, se ganaron a la masa adolescente
En 2007, la llegada a la presidencia de Madrid Espacios y Congresos (gestora del pabellón) de Luis Blázquez no cambia las cosas. Blázquez, el peor de los gestores, arruina la empresa municipal con inversiones absurdas. Y encarece el alquiler del Madrid Arena. “Solo Flores podía arrendarlo porque era el único capaz de llenarlo”, insisten las fuentes.
El idilio dura varios años, hasta el Puente de Todos los Santos de 2012. Para honrar el día de los muertos, Flores celebra un evento al más puro estilo Halloween: hace tiempo que sus fiestas se ganaron a la masa adolescente de Madrid y miles de bachilleres (y de adultos) acuden en tromba a ver al dj Steve Aoki. El 1 de noviembre la capital despierta con la noticia de tres chicas jóvenes muertas por asfixia en el llamado Thriller Music Park, uno de esos nombres insípidos anglosajones (como Klubber's Day o Zombie Party) que gustan tanto al dueño de Diviertt. Luego serán cinco. Por la mañana sale el vicealcalde Miguel Ángel Villanueva y repite lo que le ha dicho Flores, que todo apunta a que el lanzamiento de una bengala degeneró en una avalancha y…
Nudo
El próximo viernes se cumple un año de la tragedia, un aniversario que se recuerda con pavor en el Palacio de Cibeles. Por las víctimas y por más cosas: nunca un escándalo similar causó tanto destrozo en un equipo de Gobierno, y nunca marcó tanto, y para mal, a una mandataria como a Ana Botella (aunque hay que reconocer el mérito de la alcaldesa para meter la gamba).
Nada más saltar el drama, la prensa empieza a carburar, sobre todo cuando la policía descarta que la bengala fuese la asesina. El nombre de Miguel Ángel Flores ha dejado un rastro fácil de seguir; hasta se le ve en una foto con su tocayo Villanueva casando al hermano del turbio promotor.
“Botella optó por no coger el toro por los cuernos cuando ni siquiera era la responsable directa”
El recuento preliminar de entradas destapa el claro sobreaforo que había en el recinto. Todavía este punto no está resuelto, aunque la policía, tras diversos análisis al cabo de los siguientos meses, maneja una cifra de 17.000 personas frente a una capacidad de poco más de 10.000. Desde un primer momento, el sobreaforo cae sobre el empresario del ocio, haciendo de él el principal sospechoso (en diciembre, el juez ordenó su detención provisional. Una hora después de su apresamiento, Flores elude la cárcel previo pago de una fianza de 200.000 euros).
Salen más cosas: aparece un médico sin contrato encargado de realizar labores sanitarias y acompañado de su hijo. Resulta ser el exconcejal del PP Simón Viñals, uno de los creadores del Samur en los años noventa. Las imágenes del interior del pabellón demuestran que Viñals no se molestó demasiado (y esto pudo ser crucial) en atender a varias de las chicas que yacían en una suerte de sala de urgencias paupérrima y sin los medios suficientes.
Además, afloran las deudas de Diviertt y FSM, ambas de Flores, con el Ayuntamiento y también los contratos con el promotor para celebrar más festivales hasta 2015. Y en cuanto al pabellón, promovido por las candidaturas de Madrid 2012, 2016 y 2020, se revelan numerosos problemas de seguridad conocidos desde la etapa de Gallardón, que dejó la alcaldía en diciembre de 2011 para entrar en la Ejecutiva de Mariano Rajoy. Que el Madrid Arena no tenía licencia de actividad es algo que se supo gracias a un funcionario anónimo que envió al juez todos los intentos del Ayuntamiento por obtener los permisos: hoy, un año después y sin ningún argumento mínimamente serio, el equipo municipal sigue afirmando que sí contaba con licencia.
Finalmente, con el paso del tiempo se arrojaron pruebas de posibles negligencias por parte de las autoridades. La Policía Local es uno de los cuerpos afectados, y dos de sus altos cargos, Emilio Monteagudo (máximo responsable e imputado) y Cándida Jiménez, han escenificado una extraña pelea en varios medios de comunicación, echándose las culpas por el día del festival.
Para la alcaldesa, en cambio, el escarnio subió rápidamente de tono: a la semana del triste episodio, trascendió que el mismo día de la tragedia Botella viajó a un spa de Portugal junto a su marido, el expresidente José María Aznar. Obligada por los acontecimientos, la regidora regresó el viernes 2 de noviembre a Madrid, pero volvió al hotel de Sintra el sábado 3.
Desenlace
Para el portavoz de UPyD en el Ayuntamiento, David Ortega, Ana Botella tenía dos estrategias. “La primera, ir de frente, con coraje, porque ella, a fin de cuentas, no es la responsable directa de la tragedia. Una alcaldesa no tiene por qué conocer de primera mano absolutamente todos los hilos que se mueven en la capital”. Ortega cree que, como Rajoy con el caso Bárcenas (y con todos los problemas en general), Botella optó por el laissez-faire, resistir, resistir y resistir.
La resistencia no ha dejado de pasarle factura. La alcaldesa tardó aproximadamente un mes en moverse y a medida que pasaba el tiempo la tensión mediática del caso no disminuía. “No me explico por qué este caso, tan dramático, vale, ha ocupado tantos y tantos folios de prensa”, confiaba hace poco a este medio uno de los abogados personados.
El escarnio subió de tono cuando la señora de José María Aznar hizo dos viajes al ‘spa’ de Portugal en plena tragedia
Cayeron los dos principales espadas de Botella, Pedro Calvo y Miguel Ángel Villanueva: por sorprendente que parezca, ninguno está imputado, pero a la señora de Aznar alguien le sugirió que el fardo del gallardonismo resultaba demasiado pesado. Cayó Antonio De Guindos, a pesar de la regidora, porque el hermano del ministro de Economía era uno de sus más fieles. Perdió Fátima Núñez sus competencias en Seguridad, pero resiste de puntillas en el distrito de Carabanchel. Y cayó Alfonso del Álamo, uno de los jefes de ese área.
No ha caído, empero, Emilio Monteagudo, el jefe de la Policía Local, y eso a pesar de estar tan imputado como los demás. A un año de la tragedia, el Ayuntamiento tiene una docena de imputados si se suman todos los trabajadores de Madridec. En la lista hay personal de Diviertt, empresa de Flores, cuyo hermano José María Flores también ha sido encausado; personal de Kontrol 34, como Carlos Manzanares, de Seguriber, de…
Epílogo
Gracias al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, este medio ha podido elaborar una síntesis del estado actual del caso.
Un año después, los folios de la causa son 9.491.
Hay 24 imputados. Además, han declarado 42 testigos y 43 heridos.
El estudio policial sobre el recuento de las entradas no es definitivo. Según el tribunal, se han abierto ocho urnas con algo menos de 17.000 entradas, unas 7.000 más de lo permitido.
La sociedad mercantil Madridec, gestora del Madrid Arena, así como de otros edificios emblemáticos erigidos para las quiméricas Olimpiadas (el resto del recinto ferial de la Casa de Campo, la Caja Mágica, los inacabados Centro Acuático y Centro Internacional de Convenciones...), se encuentra en quiebra técnica. Se disolverá el 31 de diciembre para fusionarse con otras empresas locales. Su liquidación transferirá una deuda de 400 millones de euros más a las ya maltrechas arcas del Ayuntamiento, cuyo pasivo rebasa los 7.000 millones. Y subiendo.
Políticamente, solo tres de los 12 primeros puestos de la lista electoral del PP al Consistorio resisten dentro del equipo de Gobierno. Según Ortega (UPyD), nada sospechoso de ser radical, “es una Ejecutiva que va a la deriva. Y lo digo objetivamente”. En septiembre, llegó el segundo gran punto de inflexión para Botella: la derrota de Madrid 2020 en Buenos Aires.
Las pocas encuestas que se manejan en la capital revelan un batacazo fenomenal de los populares, otra caída más moderada de los socialistas y una subida espectacular de IU y de la formación magenta.