De mantero a empresario de éxito. El cabecilla de la mafia que colapsó las salas de asilo de Barajas, un senegalés de 36 años, había entrado en España de forma ilegal, según aseguran fuentes policiales a Vozpópuli. Fruto de sus vivencias diseñó un manual para traer a sus compatriotas como si fuera una agencia de viajes. Un plan perfecto que prometía grandes beneficios económicos que fue desmantelado en un tiempo récord por los investigadores de la Policía Nacional.
El colapso de las salas de asilo de Barajas movilizó a todas las unidades de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Madrid. Rápidamente, se abrió una investigación que lideró la Brigada de Extranjería. Contó con el apoyo de la Brigada Provincial de Información y las comisarías del Aeropuerto y de Moncloa. El objetivo era saber quién estaba detrás de la masiva llegada de los inmigrantes. También colaboró la Fiscalía Provincial de Extranjería y los Centro de Menores donde se ubicaban estas personas.
Los investigadores pusieron los motores en marcha a máxima potencia para desvelar en un "tiempo récord" los misterios que escondía esta trama. Después de horas de diligencias dieron con la clave del caso: las cámaras del parking de Barajas. Gracias a estas pesquisas conocieron que los inmigrantes salían del aeropuerto y eran recogidos por varias furgonetas.
Un hotel cercano a Barajas
Había varias personas que esperaban de forma habitual a los inmigrantes subsaharianos. No era la única práctica anómala. En ocasiones, debido al colapso de las salas de asilo, estas personas eran trasladadas a un hotel cercano a Barajas gestionado por una ONG. En este lugar no se identificaba a los recién llegados. Este era otro punto en el que la mafia acudía a recogerlos y los sacaba de España sin esperar que se resolviera su solicitud de asilo.
Los miembros de esta organización criminal proporcionaban a sus compatriotas un manual donde se explicaban los pasos a seguir desde que embarcaban en Marruecos hasta que llegaban a Madrid. El avance de la investigación permitió revelar la gran incógnita que rodeaba toda esta red: el cabecilla.
El líder de la mafia era un hombre senegalés de 36 años. Había entrado en España de forma irregular. Había sido mantero y en la actualidad tenía un nivel de vida alto, según explican a Vozpópuli fuentes de la investigación. Gestionaba de forma personal toda la operativa desde la logística hasta los puntos de traslado.
Estaba en paro y también trabajaba para 'Black Taxi'. Así es como se conoce al transporte clandestino de ilegales de un sitio a otro a pisos de seguridad de la organización y el traslado a otros países. Había montado un negocio con sus vivencias personales.
Coacciones a los inmigrantes
En España tenía tres furgonetas que utilizaba para el transporte de sus compatriotas. También se las dejaba al resto de integrantes de la mafia para llevar a cabo los traslados. Debido a la gravedad de los hechos y la acumulación de las pruebas, los investigadores decidieron actuar.
En total fueron detenidas 12 personas, entre ellos el líder de la trama, todos senegaleses menos una mujer de nacionalidad española. Tenían diferentes antecedentes desde inmigración clandestina y tráfico de drogas a delitos de ocupación. En los registros en la Comunidad de Madrid y en Alcoy se encontró dinero y pasaportes de otros senegaleses. La Policía investiga si los tenían como forma de coacción a sus compatriotas.
Los agentes de Extranjería e Información tratan de aclarar si tenían enlaces con personas asentadas en Marruecos desde donde salían los vuelos hacia nuestro país.
El manual de los senegaleses
Toda esta labor policial fue posible también gracias a los trabajos de los funcionarios de los Puestos Fronterizos de Barajas que trabajaron sin descanso para tratar de paliar el colapso que se produjo en el aeropuerto. La operación se inició a requerimiento de la Fiscalía, quien expresó su preocupación ante la posibilidad de que los inmigrantes fueran menores de edad y se trajeran a España para su explotación sexual o laboral después de llegar a Barajas.
La organización criminal desarticulada conocía perfectamente las debilidades en materia de ley de asilo que utilizaron para sus fines introduciendo a más de 200 senegaleses. El manual que les ofrecía la mafia fue intervenido por la Policía. Debían deshacerse del pasaporte, rompiéndolo o escondiéndolo en el avión, dar un nombre ficticio y hacerse pasar por menor de edad. Después de Barajas llegaban al centro de protección y se ponían en contacto con la organización para su traslado a Francia o Alemania.