"Satisfecho" se ha mostrado Rivera tras su reunión de hora y media con el presidente en funciones, a pesar de que continúa en "stand by" -a la espera de que Rajoy convoque a su Ejecutiva Nacional para aprobar las condiciones que el martes le puso para el 'sí'- y de que ha tenido que escoger la opción "menos mala" entre no tener gobierno o "tener uno que no te guste". El presidente en funciones de ese gobierno que a Rivera no le gusta ha comparecido acto seguido para señalar la fecha en que someterá esas condiciones a su Comité Ejecutivo -el miércoles día 17- y para añadir que la decisión de Rivera le parece "importante y buena para España".
Habrá satisfacción en ambos, pero poco se ha avanzado este miércoles respecto a lo que Rivera ya dijo el martes. España sigue, como Rivera, en stand by, al menos una semana. Y eso para dar otro paso que, como ha recalcado el presidente, sigue sin ser determinante, porque lo determinante es lo que haga Pedro Sánchez. Según decía el presidente, hasta después de la reunión de su Ejecutiva ni siquiera se conocerá la fecha de la investidura.
"Defenderé en el Comité una posición constructiva. Y el interés general es que España tenga Gobierno y no se repitan elecciones", ha dicho Rajoy sobre su postura en esa votación del miércoles. En la Ejecutiva Nacional están 93 'grandes' del PP, también algunos a los que se ha relacionado con la corrupción, como Barberá, Trillo, Cañete y Mato. Algo que casa mal con el "pacto de regeneración" que ha propuesto Rivera.
"Defenderé en el Comité una posición constructiva. Y el interés general es que España tenga Gobierno y no se repitan elecciones", ha dicho Rajoy sobre su postura en esa votación
"El PP cree que lo importante es que los españoles tengan gobierno ya, por lo tanto hará lo que pueda para que se abra cuanto antes esa negociación con Ciudadanos", recalcaba también Rajoy. El presidente le ha pedido a Rivera "unos días" para analizar el documento con sus condiciones y "sus implicaciones", entre las que están una reforma constitucional y de la ley electoral, "lo que requiere un amplio consenso parlamentario y el acuerdo del principal partido de la oposición", ha señalado Rajoy. Aparte de la reforma de la ley electoral, Rivera reclamaba el martes del PP el veto a imputados en el Congreso, el fin de los aforamientos, una comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP, el fin de los indultos en temas de corrupción y la limitación a 8 años del mandato del presidente de Gobierno.
La presión, al tejado del PSOE
Pero antes de hablar de Rivera, Rajoy ha hablado de Sánchez. Por mucho que el PP adopte la condición -poner fecha a la investidura-, y las seis medidas "irrenunciables" que el martes Rivera le puso a Rajoy para darle su esperado 'sí' -el de sus 32 diputados, lo que dejaría a Rajoy con 170 votos, sumando a Coalición Canaria- la aritmética de la investidura sigue pasando por él. "El PP entiende que es urgente tener un Gobierno en España y sería un disparate unas terceras elecciones", arrancaba el presidente en funciones su rueda de pensa. "España necesita un gobierno con urgencia. El PP ha intentado formar ese gobierno, pero hasta el momento no ha sido posible. De hecho, ni siquiera fue posible sentarse a negociarlo. El PSOE no quiso hacerlo y no parece que a fecha de hoy haya cambiado de intención. No obstante, intentaré seguir sumando al PSOE a los grandes acuerdos que necesita España. Si el señor Sánchez se mantiene en el 'no', volveremos a repetir las elecciones", señalaba el presidente.
"Si el señor Sánchez se mantiene en el 'no', volveremos a repetir las elecciones", señalaba el presidente.
El PSOE, entre tanto, sigue negando un debate interno que obviamente existe. Felipe González decía también el martes que "la decisión de Rivera es el primer acto de responsabilidad tras el 26J", lo que, sin mucha ambigüedad, quiere decir que Pedro Sánchez, el líder socialista, no ha hecho ningún acto responsable desde las elecciones. Ahí es nada. Oficialmente, sin embargo, el 'no' del PSOE no seguirá el mismo camino que el 'sí' de Rivera, que no les "condiciona", según señalaba su portavoz en el Senado, Óscar López. La presión, sin embargo, está ahora en su tejado.
El desploqueo queda así en manos socialistas o en una improbable alianza del PP con fuerzas nacionalistas como PNV o PDC, la antigua Convergència, que con su abstención podrían facilitar la investidura en segunda votación y que se verían perjudicadas con la reforma de la ley electoral -hacia una mayor proporcionalidad del voto- que propugna Ciudadanos. "Nosotros no vamos a pactar con partidos que tengan como objetivo romper el país", ha dicho este miércoles Rivera.