No ha aprovechado el presidente del Gobierno su entrevista sextapartita en TVE, la primera que ofrece a un medio televisivo desde que llegó al Gobierno, para realizar algún tipo de anuncio. Fundamentalmente se ha empleado a fondo para sortear el campo de minas en torno a las preguntas sobre si España acudirá al rescate de la deuda soberana, la gran cuestión que tiene su Ejecutivo sobre la mesa y respecto a la cual tampoco hay unanimidades en su gabinete ministerial. Con "tengo la obligación de ser muy prudente" o "no voy a frivolizar", Rajoy ha dejado clara cuál iba a ser su actitud ante el gran interrogante, esto es, intentar eludir una respuesta clara aunque todo apunta a que la petición de dicho rescate puede retrasarse más allá de las elecciones gallegas y vascas, el próximo 21 de octrubre, tal y como adelantó Vozpópuli.
Y es que el jefe del Ejecutivo ha acudido a los estudios Buñuel de TVE más preocupado por explicar su ejecutoria hasta ahora que por dar titulares de futuro. De hecho lo ha admitido al final de la entrevista al confesar a la conductora del programa, María Casado, que "me gustaría que ésta haya servido para explicarme". Y es que, enfrente, no tenía a seis periodistas, sino a varios millones de españoles afectados por su política económica, sobre la que no siempre se han dado las explicaciones pertinentes.
Rajoy no ha querido arriesgar quizá a la espera de las nuevas condiciones que pudiera poner Europa, aunque, al menos, ha dejado algunas pistas respecto a su intención de no tocar las pensiones ni el IVA (otra vez) y, en cambio, meter mano en plusvalías o impuestos verdes. También ha anunciado conferencia de presidentes para principios de octubre, aunque ésta no es la primera fecha que se ofrece desde Moncloa ni parece que la enloquecida agenda internacional que tiene previsto desarrollar de aquí a finales de año le permita organizar un acto de estas características.
Quizá haya sido una ocasión perdida para haber emplazado directamente al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, a un pacto de Estado en torno a los dos objetivos de su Gobierno y que ha repetido como un mantra, esto es, crecimiento económico y creación de empleo, pero ha usado el guante blanco tanto para referirse al primer partido de la oposición como a los sindicatos cuando se le ha interrogado sobre la conflictividad social.
Descartada en redondo la presentación de una cuestión de confianza, sí hay en un capítulo donde ha elevado el tono, y no era de política económica. La probable excarcelación de Bolinaga ha provocado sus palabras más rotundas: "No hemos negociado, no lo vamos a hacer". Ha apelado a la ley al Estado de Derecho, pero ninguna de las dos, ha subrayado, exigen que "nadie muera en la cárcel".