Los miembros del Ejecutivo tienen que moverse, que aparecer, que desplegarse por toda España. Mariano Rajoy ha transmitido a los miembros de su Gabinete un mensaje directo: tienen que lanzarse a la campaña electoral desde el minuto uno, tienen que participar activamente en el programa que Andrea Levy pergeña en un despacho de Génova, tienen que ofrecerse a Jorge Moragas para sumarse a actos, comparecencias, actividades. En suma, tienen que compatibilizar sus labores cotidianas con las necesidades del partido. Rajoy quiere evidenciar ante el electorado la experiencia de gobierno y los resultados económicos del PP frente a un PSOE despistado y a un Ciudadanos cuyo líder ni siquiera ha sido concejal.
La labor del Ejecutivo ha quedado reducida a cerrar algunos temas que estaban pendientes. Tan sólo queda cubrir el expediente, completar tareas inacabadas y seguir con atención el día a día. A la espera de conocer su reparto por las diferentes listas electorales, los ministros tienen que cambiar de mentalidad y mostrarse mucho más en actos públicos.
Rajoy ha asumido, en primer persona, esta crucial campaña. Se está viendo, por ejemplo, en el desafío catalán, asunto al que le dedica buena parte de su calendario. Desde el lunes no ha parado. Rueda de prensa, mensaje institucional, apariciones en los medios, encuentros con los líderes de los tres grandes partidos nacionales. El reto independentista no tiene precedentes y la respuesta del Estado ha de ser contundente. Así lo piensa Rajoy. Además, sus asesores de campaña le recuerdan que un patinazo en este frente resultará letal para sus esperanzas de renovar mandato en diciembre. Un acierto, por contra, facilitaría mucho las cosas de cara a la cita con las urnas.
Los más requeridos son Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor, García-Margallo o ISabel García Tejerina
Algunos ministros han reaccionado, ya esta misma semana, a las demandas de su 'jefe'. Han multiplicado sus encuentros con los medios, intensificado su presencia ante cámaras y micrófonos, han buscado hueco en sus agendas para desplazarse a donde se les necesite. Hay algunos nombres muy requeridos desde las diferentes estructuras regionales, en especial Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Pastor, García-Margallo o Isabel García Tejerina, que transmiten un mensaje positivo y una imagen laboriosa y constructiva. Fernández Díaz o Cristóbal Montoro son de los menos solicitados, bien por su tono gris o porque producen rechazo.
Objetivos clave de la estrategia
Hay que aprovechar la fuerza de los ministros y multiplicarse por todos los rincones de España. Conseguir en Madrid más de diez diputados será un triunfo, pero también hay que recuperar la Comunidad Valenciana y, desde luego, Andalucía, donde hay más de treinta escaños en juego. Las dos Castillas necesitan también una labor de mantenimiento, apuntan desde Génova, donde se conceden pocas posibilidades de revertir la actual tendencia declinante en País Vasco o Cataluña.
Rajoy va muy en serio, comenta un estrecho colaborador. Se lo juega todo a una carta y, aunque está convencido de que finalmente logrará no sólo vencer, sino incluso gobernar, no quiere que se conceda ni una posibilidad al azar. "La suerte se consigue trabajando", comenta esta fuente a la hora de reflejar el mensaje que ha trasladado Rajoy a su equipo.
Moragas coordina un equipo de medio centenar de personas para engrasar el diálogo y los trabajos entre Moncloa y Génova
Los ministros han participado hasta ahora con desigual entusiasmo en las diferentes camapañas electorales en los últimos tiempos. El escepticismo que ha anegado el espíritu del partido también se percibe en el Ejecutivo, donde algunos buscan la puerta de salida y otros, sin embargo, consideran que todavía hay una gran oportunidad. El presidente suele comentar que la espectacular ascensión de Ciudadanos no se verá matemáticamente reflejada en las urnas a la hora de la verdad. El PP tiene un suelo de en torno a seis millones de votos y cuenta con movilizar al menos 1,5 millones más para asegurarse la victoria y hasta la posibilidad de formar gobierno. Superar el listón de los 130 diputados es la meta.
Moragas, que ha decepcionado a alguno de sus más firmes valedores, coordina un equipo de medio centenar de personas para engrasar el diálogo y los trabajos entre el aparato de Moncloa y de Génova, con el concurso de Sáenz de Santamaría y de Dolores Cospedal, cada una desde su rincón. Algunos minsitros elaboran sus calendarios con la mirada puesta en la campaña y, en especial, con la proposición de actividades sectoriales. Rajoy se empleará a fondo, más que nunca, con viajes y desplazamientos todos los fines de semana hasta las vísperas del 20D. Su valoración empieza a subir en los sondeos hasta el punto de que ya en algunos aparece por encima incluso de Pablo Iglesias. Un detalle singular. Toda la campaña va a girar en torno a su figura, para destacar su experiencia y su solvencia frente al carácter amateur del resto de sus contrincantes.