España

Rajoy y Feijóo atajan las críticas contra Cospedal por el careo con Bárcenas

Arrancó siendo "un tiro en el pie", "un error de estrategia". Pero la polémica interna por el careo entre Cospedal y Bárcenas no se ha desbordado. Rajoy y Feijóo se emplearon para atajar las críticas de raíz. El episodio ha dejado huella pero ya no aflora a la superficie.

  • Rajoy con Feijóo y Ana Pastor en Galicia.

¿Comparecerá Cospedal? ¿Qué dirá de Bárcenas? ¿Escurrirá el bulto? El morbo y la curiosidad de los lunes quedaron sepultados por el maremoto de la setencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot. No hubo 'lunes de Bárcenas'. Ni siquiera referencia. La escandalera informativa que animó algunos medios durante el fin de semana pasó a segundo término.

Alberto Núñez Feijóo primero y Mariano Rajoy después se habían ocupado ya de frenar el amago de crítica interna a la inciativa de Dolores de Cospedal de asistir en persona al interrogatorio cruzado en la demanda interpuesta contra Bárcenas. La escena del extesorero arremetiendo contra la cúpula del PP por el asunto del dinero negro y los sobresueldos, despertó el monstruo que Moncloa quiere dormido. El demandado, Bárcenas, aparecía como inquisidor. Y la demandante parecía actuar a la defensiva. "Esa escena se pudo haber evitado, no parece haber ayudado demasiado al partido", confesaba ayer un dirigente de la formación popular, que reconocía, sin embargo, que el ruido informativo ha resultado menor del temido.

Defensa del honor

Feijóo, uno de los barones más respetados, fue el primero en saltar a la palestra, el mismo viernes, al afirmar tajantemente que si Cospedal consideraba que alguien no ha dicho la verdad "lo lógico es que actúe para defender su honor". Los líderes regionales, tan levantiscos con el asunto de la financiación autonómica, evitaron pronunciarse. Silencio territorial. Horas más tarde, desde Panamá, el presidente del Gobierno cerró drásticamente la puerta a polémicas y críticas: "Es una magnífica secretaria general, no tenga la más mínima duda", sentenció. Y no hubo más. Días antes, el presidente del Gobierno había mostrado también públicamente su respaldo a Montoro. Es un ejercicio en el que incurre con cierta frecuencia y que consigue sus frutos. Ahí está el ejemplo viviente de Ana Mato.

Cospedal, tras su batalla más frontal y personal con el ex tesorero, recibió algún golpe, pero no pereció el intento. Su principal tropiezo fue contra un árbol a la salida del juzgado. Rajoy había dado en su día las requeridas bendiciones a la presentación de la demanda y a la comparecencia personal en el juzgado. Esta mañana, gran velada: la secretaria general contra el plasma de Bárcenas. Un duelo arriesgado que, pese a todo, no derivó en catástrofe. Uno de los momentos más ríspidos fue cuando, en mitad de la batalla, la demandante retiró las acciones legales contra el diario El País lo que obligó a que varios antiguos dirigentes del PP (Arenas, Acebes, Rato...) se vieran forzados a hacer lo propio. Aquello fue la imagen de un paso atrás, del reconocimiento de un error.

¿Abandonar Toledo?

La renovación de los aparatos regionales, la preparación de las autonómicas, los relevos en las presidencias de varias comunidades son labores pendientes de enorme trascendencia que ha de afrontar la actual secretaria general. "Aparte de que a Rajoy no le agradan demasiado los cambios y de que se muestra muy satisfecho con Cospedal, tampoco ayuda el calendario", comentan fuentes del partido. Puede que en algún momento la secretaria general "haya pensado en abandonar Toledo y refugiarse en algún ministerio", pero se trata de una debilidad transitoria, secreteaba recientemente un dirigente de su formación.

Cuenta con el respaldo de Rajoy en el asunto más complicado de su función, que es manejar a los barones autonómicos en el nuevo modelo de la financiación autonómica. "Pero en realidad ése es el negociado de Montoro", apuntan esas fuentes. "Ahí Cospedal se juega poco". Lo más endiablado sigue siendo el affaire Bárcenas, por si emana alguna sorpresa fuera de control, como se teme en el PP. Pero en el caso de que esto ocurra, la máxima de la secretaria general sigue vigente: "que cada palo aguante su vela".

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