Los últimos datos de empleo han supuesto un empujón de optimismo para el equipo electoral del Partido Ppular. A escasas 24 horas del arranque de la campaña y en vísperas de conocerse los nuevos datos del baróemtro del CIS, saltaban a la palestra las noticias sobre el empleo, una bajada de más de 27.000 parados y un registro histórico en un mes de noviembre. El gobierno de Rajoy ya puede decirse que concluye su cuatrienio con menos parados de los que se encontró, una auténtica proeza, pero también se va con menos empleados de los que había al llegar. Un balance aseado pero todo un triunfo en comparación con el desastre del zapaterismo.
La recuperación económica se convierte de nuevo en el eje de los mensajes del equipo de Partido Popular, a escasas horas de que arranque de forma oficial la campaña electoral. Septiembre y octubre estuvieron acaparados por el sobresalto tumultuoso del reto separatista catalán, con las elecciones y la proclama parlamentaria de por medio. El PP recobró vuelo en los sondeos gracias a la actitud de Mariano Rajoy de abrir una ronda de entrevistas con todos los líderes políticos en La Moncloa, un gesto nuevo para unos momentos de enorme preocupación. El fallo del Constitucional y la trifulca en la familia secesionista han hecho el resto. El zarpazo terrorista en París acaparó la mitad de noviembre, donde también se produjeron encuentros del presidente del Gobierno con los líderes políticos y la promesa de información permanente a los representantes del arco parlamentario.
Fátima Báñez y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría son las figuras más reclamadas a la hora de los mítines
El pacto de Estado contra el yihadismo fue otro paso adelante en la buena dirección. Unidad frente al terror, una imagen que llegó a toda la sociedad. Este asunto está abierto, pero Rajoy ha decidido ponerlo en sordina, no tomar decisión alguna, con la absoluta compresión del vecino francés, hasta que se haya superado la cita electoral. Hay fuerzas en torno a Podemos con un ansia enorme por resucitar un ambiente 'a lo Irak', algo que el Ejecutivo está vigilando con enorme preocupación.
El lento declinar del PSOE
Las encuestas ofrecen una estabilidad aparente para las opciones de Rajoy, cuyo partido se mantiene siempre en cabeza de los sondeos, mientras que el PSOE no consigue remontar en su suave declinar. La gran inquietud es Ciudadanos, que no para de crecer, al menos en el terreno demoscópico, y lo hace siempre a costa del votante del PP. De ahí que Rajoy ha decidido modificar su estrategia, volver al territorio conocido de la recuperación económica, a sacar lustre a lo conseguido, a recordar quién ha logrado rescatar al país del atolladero en el que se encontraba hace cuatro años. La crisis ha quedado atrás o, al menos, se ha frenado y ha entrado ya en el territorio de la recuperación. Esta baza sólo la puede jugar el presidente, ya que PSOE, Ciudadanos y Podemos tienen en este plano poco que ofrecer, salvo la crítica y el ataque, algo que no siempre funciona.
Hay casi diez millones de pensionistas en nuestro país, un nicho social muy sensible a todo lo que hace a la estabilidad, la seguridad y la confianza. El programa electoral que el PP ha presentado este miércoles insiste en las líneas maestras hasta ahora desarrolladas, con particular hincapié en la reforma laboral, su gran aportación, y algunas novedades de relativo fuste.
Las encuestas ofrecen una estabilidad aparente para Rajoy, cuyo partido se mantiene en cabeza de los sondeos
Fátima Báñez y, por supuesto, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, son las figuras más reclamadas a la hora de los mítines. Los candidatos del PP han de centrarse ahora en transmitir la idea de que un cambio en La Moncloa puede arrasar con todo lo que se ha logrado hasta ahora, con todo lo que se ha tomado como ejemplo y se ha aplaudido en toda Europa. Rajoy quiere ir sobre seguro, aparecer como el gran político de Estado, el timonel de la recuperación y el único candidato capaz de redondear lo que ahora apunta en positivo.
De ahí tanta insistencia en visitar pueblos, en jugar al dominó con la tercera edad y en subrayar la inexperiencia de los rivales. "Ni siquiera han sido concejales", es una de sus frases favoritas. Si no han gestionado ni un negociado pequeño, ¿cómo pueden plantearse siquiera el gobernar España? La economía vuelve a mandar, en unos momentos en los que el galimatías catalán pierde fuelle mediático y la corrupción, salvo algunas salpicaduras, ya no significa un terremoto.