El expresidente de Viajes Marsans y de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán ha presentado a la Audiencia Nacional un escrito en el que reconoce su responsabilidad en la apropiación de 4,4 millones de euros de clientes de la compañía, que abonaron sus viajes pero no los realizaron, y acepta una pena de dos años de prisión, aunque aún no hay acuerdo con la acusación.
La defensa de Díaz Ferrán ha hecho llegar a la sección cuarta de lo penal, presidida por la jueza Teresa Palacios, un escrito en el que el que fuera jefe de la patronal española reconoce haber actuado como avalista en las decisiones adoptadas por la administración de Marsans y acepta una pena de dos años de prisión.
Asimismo, el último director general de Marsans, Iván Losada, también ha reconocido en un escrito su responsabilidad durante la época en la que ocupó el cargo en la compañía a partir de junio de 2010, aunque ha matizado que se limitó a firmar los cuatro cheques con los que se pagaron las nóminas de diversas empresas propiedad del liquidador del grupo, Ángel de Cabo. En su escrito ha aceptado una condena de un año de prisión y una multa económica de 400.000 euros.
Renuncian a aportar más pruebas
El Ministerio Fiscal ha modificado su petición inicial y ha defendido que "se ha demostrado que los hechos corresponden a un delito de apropiación indebida", aunque ha corregido su postura con respecto a Castell, sobre quien dice "no tenía capacidad de gestión en el grupo" durante el periodo en el que tuvo lugar el impago de los mayoristas. Después de conocer los escritos de acusación, los letrados tanto de la acusación como de la defensa han renunciado a aportar más pruebas, aceptando únicamente las videoconferencias programadas para el día de hoy así como la declaración de algunos afectados desplazados hasta Madrid para personarse en la vista.
En su escrito de acusación inicial, el fiscal Daniel Campos pedía para el fundador de Marsans y el supuesto testaferro de Cabo, Iván Losada, cuatro años por apropiarse del dinero de Viajes Marsans entre 2009 y 2010, y utilizarlo para "otros fines ajenos", razón por la que los clientes no pudieron disfrutar del viaje abonado.