La vacunación de la Selección española de fútbol por parte del Ejercito ha provocado malestar en el Hospital de la Defensa 'Gómez Ulla', donde se consideró excesiva la movilización del equipo sanitario enviado a Las Rozas, según fuentes militares del centro hospitalario consultadas por Vozpópuli,.
El 'Gómez Ulla' tuvo que movilizar para vacunar a la Selección una UVI móvil, un médico intensivista, seis enfermeros, un auxiliar, seis uniformados que ejercieron de miembros de seguridad -incluidos los conductores- y una coronel médico especialista en medicina preventiva como jefa del operativo responsable de la vacunación.
A los 39 futbolistas convocados por Luis Enrique, más el equipo técnico, se les administraron vacunas Pfizer y Janssen en función de si habían pasado el coronavirus -una dosis de la primera- o no. A estos últimos se les administró la segunda, que solo necesita una inyección.
Desde la dirección del hospital hubo reticencias a este despliegue para la Selección, si bien una portavoz del Ministerio de Defensa negó tal extremo. En el departamento de Margarita Robles también se rechazó con vehemencia que la resistencia proviniese del jefe provisional de la Inspección General de la Sanidad Militar (IGESAN), el general de brigada farmacéutico Juan José Sánchez Ramos, y del propio director del hospital', Miguel Fernández Tapia-Ruano. Una actitud que habría obligado a intervenir a la subsecretaria del Ministerio de Defensa, Amparo Valcarce, según apuntó una de las fuentes.
Un "privilegio" para la Selección
En lo que sí coinciden las fuentes militares consultadas es que el traslado de ese número de efectivos fue excesivo, un "privilegio injustificado" -en palabras de un alto mando- que se ha tenido con la 'Roja' ya que el personal del hospital tuvo que desplazarse a Las Rozas para vacunar a los futbolistas de la Selección y no al revés, como han hecho los deportistas españoles que participarán en los Juegos Olímpicos de Tokio y que han tenido que personarse en el 'Gómez Ulla'.
Otra polémica, al hilo de esta vacunación, ha sido que se hayan detraído las dosis del cupo asignado a las Fuerzas Armadas para "civiles no esenciales" cuando hay otros departamentos a los que se podría haber recurrido. La propia Comunidad de Madrid objetó que se derivasen viales de su cupo a la Selección, subrayan las citadas fuentes.
Y hay otro elemento que ha generado críticas dentro del 'Gómez Ulla'. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) dio las gracias en las redes sociales "a los miembros de la unidad de seguridad" del hospital por ser los encargados de administrar las dosis a la Selección (leer abajo), cuando los pinchazos corrieron a cargo de seis enfermeros de medicina preventiva de la planta 22.
La Sanidad Militar vive momentos convulsos, sobre todo desde el relevo al frente de Inspección General de la Sanidad Militar (IGESAN). A raíz de ello, el general de brigada médico José María Delgado Pérez, actual jefe de Sanidad dentro del Estado Mayor de la Defensa (EMAD), envió en mayo un escrito al ministerio que dirige Margarita Robles en el que cuestiona la idoneidad del citado Sánchez Ramos.
La decisión de Margarita Robles el pasado 20 de abril de cesar al anterior jefe de la Sanidad Militar, el general de división médico Antonio Ramón Conde Ortiz, provocó un terremoto dentro de este órgano de los Cuerpos Comunes ya que por primera se colocó a un farmacéutico al frente de la IGESAN aunque fue "en comisión de servicios", es decir de forma temporal.
Además, este sábado ha pasado a la reserva el general de brigada médico Julio Francisco Pérez Mochales como director de Sanidad en la Armada, así que la ministra de Defensa tiene ahora que ocupar la vacante. Posiblemente, ascienda al general Enrique Bartolomé Cela para cubrir este puesto.
Pérez Mochales estuvo cerca de ser destituido en abril a raíz de la vacunación que se llevó a cabo en el cuartel general de la Armada. Su superior jerárquico en aquel momento, el citado Conde Ortiz, se negó a destituirle tras una orden de Valcarce, según reveló Vozpópuli.