El desconcierto fue en aumento en el almacén de una empresa en Tres Cantos. Primero desaparecieron más de una veintena de dispositivos electrónicos de Apple. Después la cifra fue aumentando y se alcanzó el total de 62 iPad y iPhone sustraídos. Las dudas se vertieron sobre un trabajador de la empresa que había dejado su puesto. Ahora un juzgado madrileño ha absuelto a este hombre, según han informado fuentes jurídicas a Vozpópuli, pero las dudas sobre dónde están estos productos sigue vigente.
Los hurtos de los productos se cometieron entre los meses de diciembre de 2019 y febrero de 2021 en un almacén de tres cantos. Dos compañías mercantiles, que tenían un acuerdo de colaboración, denunciaron la sustracción de equipos móviles e informáticos por un valor de 33.378 euros.
Estas empresas ofrecen de forma conjunta servicios de diversa índole que pueden ser prestados por los trabajadores de ambas compañías. Los empleados de ambas tenían a su disposición los dispositivos electrónicos y las facturas. Sin embargo, las sospechas de la compañía recayeron en un hombre, español de 35 años. Su misión era entregar al empleado correspondiente el equipo de Apple, principalmente iPhone y iPad, y documentar las recepciones.
Aprobaba en la herramienta informática de las compañías la compra de los equipos, gestionaba su recepción en los almacenes de la empresa y los asignaba a los empleados. Después se firmaba el correspondiente albarán de entrada y se distribuían. Por su cometido y por el acceso que tenía a todos los datos fue el principal sospechoso de la compañía que le denunció por un delito de hurto.
Se da la circunstancia de que meses antes de la presentación de la denuncia este trabajador se fue de su puesto de trabajo. Había accedido a él también meses ante de que comenzara a desaparecer el material informático de Apple del que disponía la compañía.
Sin rastro de 62 dispositivos
En la presentación de la querella las empresas adjuntaron las facturas emitidas por el gigante americano y los comprobante del abono al proveedor para demostrar que sí habían comprado y pagado los productos que finalmente no pudieron vender a sus clientes.
"Un total de 62 iPhone y iPad sin entregar a los empleados de las firmas denunciantes y han desaparecido de las instalaciones del Departamento de Coordinación IR y, desde luego, no se encuentran en el poder de las denunciantes", expresa la denuncia a la que ha tenido acceso Vozpópuli.
También adjuntaron las copias del informe técnico de 37 iPhone que no estaban en uso por parte de las empresas que las habían comprado. El caso fue instruido por el Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción número 2 de Colmenar Viejo. El 23 de agosto de 2021 el juez decidió incoar las diligencias por un delito de hurto y que se realizaran las pruebas esenciales a determinar la naturaleza y las circunstancias del hecho. Investigaban a V.C.P, el extrabajador, como presunto responsable del delito de hurto.
Se fue meses antes de la empresa
La defensa del hombre, ejercida por el experto abogado penalista Juan Gonzalo Ospina, alegó que su cliente nada tenía que ver con los hechos de los que se acusaban. Además varios testigos, empleados de las compañías, apoyaron su tesis.
Todo este proceso judicial, terminó el pasado 22 de julio, cuando el juez decretó el sobreseimiento provisional y archivo de las actuaciones, en un auto al que ha tenido acceso Vozpópuli. "De las labores de investigación desarrolladas no puede concretarse que existan indicios de que fuera el investigado en concreto quien cometiera este delito", relata el magistrado.
Este hombre "ha negado tajantemente haber participado en los hechos y si bien es cierto que su función en mencionadas empresas era la de responsable del departamento en la gestión y dirección de las cuestiones relacionadas con la informática de las mercantiles ello no bastaba para atribuirle la autoría de los hurtos".
Testigos "sólidos"
Para el juzgado, también fue clave las declaraciones de los dos testigos que formaron parte de las diligencias. Dos trabajadores, "de los que no existen motivos para dudar de su imparcialidad y objetividad", que presentaron testimonios sólidos "sin cambios sustanciales, ni fisuras, incoherencias o contradicciones".
"Uno de ellos manifestó la imposibilidad de llegar a determinar si los equipos fueron sustraídos ya que la empresa cuenta con un inventario muy desorganizado sin un protocolo establecidos", relata el magistrado. Además, este testigo indicó que los terminales se recibían directamente en el almacén donde suelen entrar entre 8 y 10 personas.
El otro empleado que testificó manifestó que los pedidos no quedaban almacenados y que se distribuían normalmente el día que llegaban al centro en Tres Cantos. En conclusión, el juez decretó el archivo al no existir "indicios bastantes de criminalidad frente al investigado y no habiendo datos para atribuir la autoría del hecho a alguna de las personas determinadas", resume. El frente judicial ha quedado aclarado, de momento, con esta decisión pero aún sigue sin saberse qué pasó con estos 62 dispositivos electrónicos.