En los últimos tiempos parece haberse abierto un periodo de alianza entre Alemania y España. La buena sintonía entre Sánchez y Scholz, y la política rusa de coerción energética a Europa (pero especialmente a Alemania) han generado una aparente relación de interpares con intereses comunes.
A lo largo de la historia la relación entre España y Alemania ha sido estrecha: desde la invasión visigoda, el emperador Carlos I de España y V de Alemania, la emigración de trabajadores españoles a Alemania en los años 1960-1970, a la importancia del turismo alemán en el desarrollo económico español en las últimas décadas.
Un movimiento geopolítico
La contenida respuesta inicial del canciller Scholz a los ataques rusos contra Ucrania ha hecho perder influencia internacional a Alemania, al contrario que otros países como Francia y Reino Unido, que intentaron actuar de mediadoras ante Putin.
Ante la crisis energética, España y Alemania han estrechado relaciones. Muestra de ello es la apuesta conjunta por el gasoducto Midcat que, atravesando los Pirineos, transportaría de España el gas que Alemania necesita, aprovechando las plantas regasificadoras españolas y el gas que le llega de Argelia.
Pero Macron ha rechazado, por ahora, el gasoducto. En mente puede tener, además de los efectos medioambientales de su construcción, la protección del modelo francés de energía nuclear y el uso de sus plantas de gas natural licuado.
Alemania, inquisidora económica de Europa
Con la Gran Recesión de 2008 y la crisis de deuda de los países del sur de Europa se tomaron duras medidas de austeridad y recortes, apoyadas por la entonces canciller Angela Merkel. Hay un interesante debate sobre el efecto que tuvo esta política para la economía europea.
Más tarde llegó la pandemia y la creación de los fondos europeos Next Generation EU, con una cuantía de 750 000 millones de euros, para hacer frente a las consecuencias económicas de la covid-19 en los países de la Unión. Esto supuso un cambio total en la política de austeridad y de déficit cero que habían mantenido Alemania y otros países del norte de Europa hasta ese momento.
Un hombre clave en este cambio ha sido el socialdemócrata Olaf Scholz, que fue ministro de Finanzas de Angela Merkel y en 2021 la reemplazó al frente de la Cancillería, en el llamado gobierno semáforo formado por los partidos Socialdemócrata (SPD), Verdes y Democrático Libre (liberales).
Problemas energéticos
La invasión rusa a Ucrania de febrero de 2022 inició un complicado panorama económico para Europa, caracterizado por la inflación y la crisis energética. Además, ha dejado al descubierto la enorme dependencia alemana del gas ruso, que se había venido alimentando durante los gobiernos conservadores y socialdemócratas de las últimas décadas.
De hecho, tras el accidente nuclear de Fukushima la canciller Merkel tomó la decisión del cierre fulminante de las centrales nucleares en territorio alemán, teniendo cerradas prácticamente todas las minas de carbón.
El buen precio de los hidrocarburos rusos ha sido clave para mantener la competitividad de la industria alemana a nivel mundial. Ahora, con la guerra, Alemania busca romper su dependencia energética lo antes posible.
Movimientos migratorios
Aunque desde la reunificación, Alemania se ha centrado mucho más en los países del este que en los países del sur de Europa, las relaciones hispanoalemanas son, en general, buenas.
La migración es un punto de encuentro entre ambos países. Además de la importante emigración producida durante el desarrollismo español, a partir del Plan de Estabilización de 1959, hay que tener en cuenta la producida por la Gran Recesión de 2008, esta vez de universitarios y profesionales ante las pobres perspectivas laborales en España durante los años de crisis.
Por otra parte, ambos países cumplen importantes papeles en temas migratorios dentro de la Unión Europea. España como frontera sur de la Unión, a donde arriban embarcaciones provenientes de la ruta del Mediterráneo occidental (con migrantes procedentes principalmente de Argelia, Marruecos y países del África subsahariana) y de la ruta de África occidental, con llegada a las islas Canarias (que toman los migrantes del Sáhara Occidental, Mauritania, Gambia, Senegal y Marruecos).
Mientras, Alemania es el destino final de muchos migrantes. Están llegando ahora refugiados ucranianos que huyen de la guerra pero ya en 2015 la canciller Merkel aplicó inicialmente una política de puertas abiertas con los refugiados de la guerra de Siria (lo que le valió fuertes críticas de puertas adentro y aplausos fuera). También hubo grandes olas migratorias en 1992, debido a la guerra de Yugoslavia y a los conflictos en Irán y Afganistán. Todas ellas han producido incrementos en la población alemana.
Las perspectivas económicas
Respecto a las perspectivas económicas, no son muy favorables para Alemania. Se anticipa un crecimiento de un 1,2 % para 2022 (la mitad de lo que se esperaba) y la entrada en recesión en el 2023, con una contracción del 0,7 %.
Estas sombrías perspectivas se deben a la crisis del gas ruso, el incremento en los costes de producción y la elevada inflación. Una situación que recuerda a la crisis del petróleo de los años 70 del pasado siglo.
Estas circunstancias han acabado con la esperanza de asistir a una recuperación económica temprana después del impacto que ha supuesto la pandemia. En el peor escenario económico posible (fuerte frío en invierno y escasez de suministro de gas) las previsiones son de una caída de la economía del 7,9 % en 2023 y del 4,2 % en 2024.
Respecto a España, a la que también le afecta la incertidumbre económica, las perspectivas son más halagüeñas. Según la previsión de la OCDE, España crecería un 4,4 % en 2022 y un 1,5 % en 2023. Aún así, el país afronta los graves problemas causados por una inflación elevada (se espera un 9 % en septiembre) y los altos precios de la energía. En el lado positivo, en los últimos meses ha habido una leve tendencia a la baja en el IPC (julio 10,8 %, agosto 10,5 %, septiembre 9 %).
Estrechar lazos
En conclusión, a España y Alemania les unen estrechos lazos en multitud de ámbitos (históricos, económicos, políticos, culturales) y son dos de los países más importantes de la Unión Europea. Es fundamental mantener y estrechar las relaciones existentes y afrontar la difícil situación económica actual de manera conjunta en toda Europa.
Aunque las previsiones económicas parecen mejores para España, dada la alta dependencia del gas ruso de la economía alemana, no hay que olvidar el enfoque sistémico que existe en la Unión Europea: ningún país es una isla y menos en la UE, todos van en el mismo barco.
Jorge Hernando Cuñado, Profesor de Economía y Empresa, Universidad Nebrija
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.