En la reunión celebrada por Pedro Sánchez con Pablo Iglesias la semana pasada y en los contactos permanentes que desde hace semanas mantienen altos cargos del PSOE y de Podemos, se están analizando a fondo todos los escenarios posibles para evitar nuevas elecciones. Además de hablar de literatura y de baloncesto, el jefe de Podemos aprovechó la oportunidad para comprobar los límites en los que se mueve el líder socialista para intentar llegar a La Moncloa, por lo que le planteó abiertamente si estaría dispuesto a aceptar el apoyo directo o indirecto de Esquerra Republicana y de la antigua Convergencia, 17 diputados en total, a su investidura, algo que inevitablemente conllevaría la ruptura del acuerdo con Ciudadanos. La respuesta de Sánchez fue negativa, entre otras razones porque el PSOE, advirtió, nunca transigiría con ello.
En Podemos se opina que si fuera solo por Sánchez, el acuerdo de Gobierno estaría al alcance de la mano
Como la presidenta andaluza, Susana Díaz, se encargó de recordar en el comité federal celebrado el sábado, el PSOE sí que acude con limitaciones muy claras a la negociación a tres prevista con Podemos y Ciudadanos para los próximos días. La resolución aprobada el pasado 28 de diciembre por el máximo órgano del partido entre congresos lo dicta con meridiana claridad: “Rechazamos de manera tajante cualquier planteamiento que conduzca a romper con nuestro ordenamiento constitucional y que amenace así la convivencia lograda por los españoles durante estos últimos 37 años. La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí divida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas”.
El equipo negociador que aspira a sentarse en una misma mesa con Pablo Iglesias y los dirigentes de Ciudadanos, sí llega, pues, con una línea roja que Sánchez le confesó al jefe de Podemos que va a ser muy difícil de violentar. Agradecer la llegada a La Moncloa a fuerzas como Esquerra o la antigua Convergencia se antoja imposible para la gran mayoría de los barones socialistas, que prefieren ir a unas nuevas elecciones antes que asistir a la voladura incontrolada de su partido teniendo que contemplarla, incluso, desde el Gobierno.
Cuando, la pasada semana, Iglesias apostó por la “vía del 161” como alternativa a un acuerdo a tres con el PSOE y Ciudadanos, se le olvidó recordar que para que pueda prosperar en la votación de investidura debería contar también con el respaldo de las fuerzas soberanistas. Es obvio que si Sánchez aceptara jugar esta partida suicida del ‘Gobierno a la valenciana’, dinamitaría el acuerdo firmado con Ciudadanos el pasado febrero, dejando la aritmética parlamentaria como sigue: 163 votos en contra de su investidura (PP+Ciudadanos) y 161 a favor (PSOE+Podemos y sus confluencias+Izquierda Unida). Por ello, para alcanzar La Moncloa tendría que disponer de la ayuda más o menos directa de Esquerra, Democracia y Libertad, PNV o Bildu.
Apuesta soberanista por un Gobierno de izquierdas
En la sesión de investidura celebrada a principio de marzo, los partidos independentistas catalanes votaron en contra de Sánchez por su negativa a reconocer el derecho de autodeterminación, pero dejaron clara su apuesta por la formación de un Gobierno de izquierdas, la fórmula con la que tanto ERC como DL confían en poder desbloquear el contencioso entre Cataluña y el Estado.
Las negociaciones que desde hace semanas, antes de que Iglesias y Sánchez formalizaran los contactos, mantiene el Partido Socialista de Cataluña con En Comù Podem confirman que las puertas a un posible pacto siguen abiertas y que los independentistas están dispuestos a arriesgar al máximo con tal de evitar ir a unas nuevas elecciones generales en las que volverían a reabrirse las tensiones entre convergentes y republicanos, centrados ahora en resolver en Cataluña los quebraderos de cabeza que les provoca la CUP.
La 'vía del 161' defendida por Iglesias necesitaría del apoyo de ERC, DL, el PNV o Bildu para ser útil
Ante este panorama, fuentes socialistas ven cada vez menos espacio para que en menos de tres semanas, las que quedan para que se dilucide si es posible la formación de Gobierno o hay que ir a nuevas elecciones, Sánchez consiga el acuerdo de investidura que busca con Podemos y Ciudadanos. “Pedro llegó a las pasadas elecciones dispuesto a ser presidente aunque fuera con el voto de Podemos y los independentistas. Pudimos cortarle de raíz esta aspiración y ahora lo que le toca, posiblemente, es tener que afrontar otras elecciones generales”, mantiene uno de los barones más significados por su rechazo al pacto con Pablo Iglesias.
Las previsiones que se manejan en Ferraz no son tan pesimistas como las que anticipan algunas encuestas. Según sus datos, el PSOE sube en intención de voto en todas las comunidades autónomas, siete en total, donde gobierna gracias al apoyo externo de Podemos.